Era una tarde bastante agradable, ya iba de camino a mi casa luego de salir del trabajo. Debido a que me queda cerca puedo ir caminando, además me hace bien. Así puedo despejar mi mente. Ser profesor de secundaria puede ser bastante agotador.
Lidiar día a día con tantos adolescentes que creen que manejan su vida sin ayuda de nadie puede deteriorar a cualquiera. Viendo este atardecer todos los días al salir del instituto me tranquiliza. Sintiendo la brisa que acaricia mi piel de una manera tan suave y sutil, que me hace regocijar por el atardecer frente a mis ojos con ese cielo naranja camino a mi hogar.
Cruzando la cuadra para llegar a mi casa, logro divisar a la señora Itawa. Es una anciana que se mudó a nuestra urbanización hace bastante tiempo. Vino desde Kyoto acompañada de sus dos hijos. Makawa, el hijo varón, es un hombre de negocios. Un sujeto que, aunque tiene estatura promedio, tomó en serio lo de mantenerse en forma. Siempre llevando traje y corbata con un mostacho bastante peculiar. Él logró fundar su propia compañía de transporte. La mitad delos taxis que trabajan en la ciudad son de él.
En el instituto tuvimos la incursión de un estudiante extranjero debido a la llegada de la señora Itawa. Fue Kanae, su hija. Ella es menor que Makawa por 4 años, así que aún no ha terminado la secundaria. Ysí, es mi alumna. Es una chica bastante aplicada, tiene una piel blanca como la nieve y un cabello tan oscuro como el ébano que le llegaba a la cintura.
Siempre tardo más tiempo en volver a mi casa porque me quedo revisando los informes de los estudiantes y planeando la clase del siguiente día. No me gusta llevar trabajo a la casa, así que si lo puedo evitar haciéndolo antes de irme del instituto, mejor.
La señora Itawa estaba limpiando el frente de su casa cuando iba de camino, amablemente nos saludamos, pero había algo distinto esta tarde. Se le veía cansada, con ojeras que se marcaban visiblemente en su piel blanca y arrugada por el tiempo. Ver esto me deja intrigado, así que con preocupación, pero tratando de no ser imprudente le pregunto el por qué de su estado. A lo que ella responde con una mirada fija, continuada de una sonrisa cálida.
– Una vieja como yo a veces encuentra difícil el descanso necesario, hay días en los que reposar no es suficiente. Aunque eso no es lo que me tiene así ahora.
No logro comprender qué es lo que la señora Itawa me estaba diciendo, quizá hablaba a manera de proverbio como lo hacen en su país. O eso creí. De igual manera, ateniéndome a lo que dijo, sobre que el descanso no era lo que la tenía así, decidí indagar aún más para conocer el problema real.
Mientras riega su jardín de flores que lleva cultivando desde que arribó al país, me cuenta que algo está ocurriendo en su habitación. Cada vez que ha intentado dormir escucha siete golpes en la pared. Uno detrás de otro en un tiempo justo, como si estuviesen cronometrados.
Observando el agua caer sobre los tulipanes, describe como si fuese un golpe seco de nudillos sobre una mesa de madera fina, pero saliendo de la pared. Ella lo describe como un llamado, de lo cual yo nome convenzo del todo, así que le pido permiso para simplemente inspeccionar su habitación y saber si la señora no corre peligro. Es cierto que ella es muy reservada, pero he logrado entablar una buena amistad con la señora y su hija.
Al entrar a su casa, puedo ver que hay alguien en la sala, al asomarme noto que era la joven Kanae, haciendo la tarea que yo le había dejado ese día en el instituto. No sé por qué me quedo viéndola durante un corto periodo fijamente, hasta que golpeo el dorsal de la entrada con el puño suavemente dos veces. Ella, tímida como en clase, saluda y sigue con su tarea. Yo espero a la señora Itawa para seguir a su habitación y poder corroborar lo que la anciana decía previamente.
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7 Lives
Mystery / ThrillerLos pensamientos en muchas ocasiones pueden superar nuestros sueños y llegar a la realidad en la que nos encontramos. El cómo nos enfrentemos a ellos en cada uno de los momentos es lo que marcará nuestra determinación a seguir.