Las circunstancias habían empujado a dos almas atormentadas a encontrarse, la libertad al fin los había alcanzado, pero la forma en la que llegaba era inmensurable, inentendible, todo parecía ser tan difícil de comprender y la conmoción era profunda, pues ya no tenían sogas atadas al cuello, aunque lo que vendría después sería lo más inopinado para ambos.
-Por favor no me toques.
Clément: -Lo lamento. No quise Solo Es que note que temblabas y sentí que debía cubrirte. –continua, ¿Cuál es tu nombre?
-Soy Adara. –dice tímida.
Clément: -Mucho gusto. –dice sonriente.
Adara: -Siento haber sido tan grosera. No debí. –suspira derramando dos lágrimas.
Clément: -Sé que has tenido un día agotador, por ahora descansa. Estaré aquí cuidando de tu sueño. –Adara extrañada lo mira frunciendo el ceño. Al ver esta acción él le pregunta:
-¿Te molestó algo de lo que dije? –A lo que ella responde:
-No, es solo que esperaba que pidieras alguna explicación.
Clément: -Lo harás cuando te sientas lista, decidir hablar, solo te corresponde a ti, por ahora duerme, mañana iremos en busca de comida y un lugar más cómodo. –Le dice sonriente.
Adara le brinda una sonrisa con los ojos hinchados y aun humedecidos y asiente.
El crepúsculo se hace presente.
Adara
Al abrir mis ojos me percaté de que me encontraba en una habitación. Me levanté rápido de la cama y me pose frente al espejo, me quedé pasmada al ver que mi fachada no era nada agradable. Sin captar el sonido de la puerta, me sorprendí al ver a Clément salir del baño mojado con la toalla colocada a medio cuerpo dejando al descubierto la parte de su abdomen.
Clément: -Buenos días. –dice sonriente. Agrega, Hay agua caliente así que puedes aprovechar, saldré para que tengas privacidad.
Adara: -¿Dónde estamos? ¿Cómo llegamos aquí?
Clément: -Soy dueño de esta posada. Anoche mientras dormías tuve que ser muy discreto para no despertarte, al parecer estabas muy cansada.
–Adara se mira y se encoje escondiendo su rostro expresando vergüenza.
Clément: -No hay de que avergonzarte, te recosté y dormí sentado en aquella mecedora.
Adara: -Me bañare. –dice bajando su rostro y entra al baño. Al cerrar la puerta vuelve y abre asomándose para preguntar:
-¿Las toallas?
Clément: -Si revisas en el pasamanos debajo del espejo, hay varias.
-Sonríe. Gracias. –concluye.
Mientras se desviste para entrar a la ducha piensa
Que tipo tan raro, aunque – sonríe para sí misma, es muy guapo.
Clément poseía una figura elegante, alto, correctamente proporcionado, con un rostro perfilado, era delicado y sus palabras eran distinguidas. A diferencia de Adara, tenía piel blanca. La parte delantera de su pelo rozaba ligeramente el lado derecho de su rostro y era pelirrojo dorado con labios carnosos.
Terminó su baño y quejándose decía para sí: -Ni siquiera tengo ropa, -hace una mueca de abatimiento.
Al salir, ve sobre la cama un vestido suelto, con sujetadores de botones a la cintura, amarillo floreado, con una chaqueta y unas botas negras por encima del tobillo.
Al lado les acompaña una nota doblada.
Adara se acerca y toma la nota, lee:
Estaré esperando por ti en el primer nivel en el área del comedor, el desayuno estará servido. –Clément.
Al bajar lo mira fijamente mientras se acerca caminando a la mesa sin prisa.
Adara: -¡Hola! –Le dice tímida tocándose las manos.
Clément: -Te vez hermosa. –agrega, entonces comamos. Espero que todo lo que hay sea de tu agrado. –Adara asiente.
Luego de que terminan el desayuno Adara interrumpe el silencio.
-¿Por qué haces todo esto?
Clément: -Quiero que no tengas miedo. Entiendo que no nos conocemos, pero sea lo que sea por lo que has estado pasando, no quiero que te vuelva a suceder.
Con una mirada perdida ella le dice:
-Estuve ahí. Continuó, vi como era víctima de sus propias decisiones, -solloza. No podía intervenir, si me hubiese arriesgado a morir no habría obtenido respuestas. Realmente lamento su perdida, aunque estuve siendo oprimida por tanto tiempo que había olvidado el significado de la libertad.
No he llegado de la manera más apropiada, pero necesitaba huir. Ya no iba aguantar el cuarto de los desaires. –agrega, de verdad intenté amarlo, pero sus acciones eran tan confusas. Nunca pude decirle que lo amaba, no pude llegar a ese tener sentimiento, sin embargo tardé dos años en darme cuenta.
Clément: -Honestamente, aunque no lo creas te entiendo. Conozco bien lo que es sufrir.
-¿Qué planeas hacer ahora? ¿Vas a quedarte aquí disfrutando de este hermoso lugar?
Clément: -Por ahora solo esperare que determines cual será el próximo paso que vas a dar.
-Acabo de perder a mi esposo. He estado siempre sujeta a que decidan por mí. Tanto mi madre como él justificaban lo que hicieran diciendo que era por mi bien. El decía que debía limitarme a escuchar, -Clément frunce el ceño.
-Me he refugiado en las letras.
Clément: -¿Escribes?
Con una expresión de satisfacción y orgullo responde:
-Sí, es mi pasión.
Clément: -¿De qué huyes? –la mira atento y curioso.
-Solo permíteme quedarme unos días aquí, puedes estar confiado de que pagare mi estadía.
Clément: -Por eso no te preocupes, eres mi invitada. Y si no quieres hablar de aquello, lo respeto.
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ZAFRAS
RomanceLos pasajes de la vida tienen la especialidad de hundirte de la manera mas cruel con la intención de pulirte para convertirte en una esencia diferente. Es así como le sucede a Adara. Cada catástrofe saca de ella mas fuerza para enfrentar la pureza d...