Maraton CoHF

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Alec miró abajo hacia las piezas destrozadas. "Has ROTO mi TELÉFONO".
Jace se encogió de hombros. "Los tíos no dejan que otros tíos llamen a otros tíos. Vale, eso no ha sonado bien. Los amigos no dejan que los amigos sigan llamando a sus ex y cuelguen. En serio. Tienes que parar."
Alec se veía furioso. "¿Por eso has roto mi nuevo teléfono? Muchas gracias".
Jace sonrío serenamente y se tumbó en la hierba. "De nada".
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"Pienso" dijo Jace, "que no quieres contar tus secretos, por eso decidiste romper con Alec porque..."

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"Nada de matar," dijo Jordan. "Estamos intentando que te sientas en paz, para que no te quemes. Sangre, matar, guerra, todo eso no son cosas de paz. ¿No hay otra cosa que te guste? ¿Selva? ¿El canto de los pájaros?" "Armas" dijo Jace. "Me gustan las armas". "Estoy empezando a pensar que tenemos un problema serio de personal filosófico aquí." Jace se inclinó hacia adelante, sus palmas sobre el suelo. "Soy un guerrero," dijo él. "Me criaron como un guerrero. No tuve juguetes, tenía armas. Dormía con una espada de madera hasta que tuve cinco años. Mis primeros libros eran demonologías medievales con páginas iluminadas. Las primeras canciones que aprendí eran cantos para desvanecer a demonios. Sé lo que me trae paz, y no son playas desiertas o los pájaros cantar en la selva. Quiero una arma en mi mano y una estrategia para ganar." Jordan le miró levemente. "Así que lo que me estás diciendo es que lo que te trae paz .... es guerra." "Ahora lo pillas." ----------------------------------------------------------------------------------

"No deberíamos," protestó Isabelle. "La Clave tiene un plan."

"La Clave tiene la inteligencia colectiva de una piña," dijo Jace.

Alec les miró. "Jace tiene razón."

Isabelle se giró a su hermano. "¿Y tú qué sabes? Ni siquiera prestabas atención."

"Si lo hacía," dijo Alec, herido. "He dicho que Jace tiene razón."

"Sí, pero hay un 90% de posibilidades que yo esté en lo cierto todo el tiempo, así que eso no prueba que estubieras escuchando," dijo Jace. "Es solo una buena suposición."

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Magnus giró sobre su espalda y puso su pierna sobre el brazo del sofá. "¿Qué te importa si Alec es miserable?" "¿!Qué me importa!?" dijo Jace, tan fuerte que Presidente Miau cayó del sofá y aterrizó en el suelo. "Por supuesto que me preocupo por Alec: es mi mejor amigo, mi parabatai. Y es infeliz. Y también tú, por cómo está todo. Cajas de comida para llevar en todas partes, no has hecho nada para arreglar el sitio, tu gato parece muerto.. -" "No está muerto."

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Ella se giró para mirar a Sebastian, tumbado en la cama. Estaba sin camiseta, pero incluso con la tenue luz los antiguos latigazos de su espalda eran visibles. Siempre le habían fascinado los Cazadores de Sombras pero nunca había pensado que encontraría a uno cuya personalidad pudiera soportar más de cinco minutos, hasta Sebastian...

Fragmentos:Cazadores de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora