Gonzalo
Acabé saliendo de la tienda mucho antes de lo previsto con tal de no volver a entablar una conversación con la molesta amiga de Mauro. Odiaba hablar con gente que no conocía y la mina era re confiada, lo que me ponía algo nervioso. Y si odiaba algo a parte de hablar con desconocidos, era que la gente me viera nervioso o mostrando cualquier emoción que demostrara que había perdido el control de la situación.
Iba caminando de vuelta hacia mi departamento, con las manos en los bolsillos de mi chaqueta y mi gorra y mis gafas tapándome la cara, cuando mi celular comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Lo agarré en mis manos y miré la pantalla; era Martín.
- ¿Qué onda, Coscu?- Saludé descolgando la llamada.
- Todo bien, ¿vos?- Preguntó y yo contesté con un murmullo.- Che, ¿sale stream o algo este finde? Indra y Mauro están en la ciudad, podemos aprovechar para hacer algo piola.
Yo ni siquiera me paré a pensar mi respuesta. Siempre la pasaba bien con los pibes.
- De una, boludo, ya me avisás cuando y yo voy.- Acepté con una media sonrisa, llegando hasta la entrada de mi edificio.
- Va a ser épico, Gonza. En un rato llamo a Mauro y a Indra para preguntarles, pero seguro que vienen.- Informó y yo entré al ascensor de mi edificio mientras él hablaba.- Che, ¿los meto en un grupo de whatsapp esta tarde y arreglamos?
- Si, claro, así es más sencillo.- Observé.
- Bueno, pues hablamos a la tarde, amigo.- Se despidió Martín.
- Chau.- Alcancé a decir antes de colgar la llamada y buscar las llaves de mi departamento para abrir la puerta de este.
La casa estaba tal y como la había dejado antes de salir a la calle; todo en su sitio y perfectamente ordenado, lo eso me hizo sonreír porque significaba que Valeria aún no había venido a llevarse sus cosas.
Suspiré dejándome caer en el sofá de la sala y agarré un libro que había colocado sobre la mesa entre la televisión y el sofá. Lo observé con detenimiento, dándole vueltas entre mis dedos. Era uno de los tantos libros de los que siempre me hablaba Valeria. Desgraciadamente no recordaba nada de lo que me había dicho sobre él porque yo nunca me mantenía atento a sus charlas sobre sus lecturas recientes. Quizás por eso se había cansado de mí.
Sacudí la cabeza, dejando el libro en su sitio, y me puse en pie quitándome la gorra y las gafas de sol por primera vez desde esa mañana y dejándolas sobre la mesa, antes de caminar a mi estudio y encerrarme allí probablemente hasta la noche.
re aburrido el cap pero es necesario, el siguiente se viene mejor lo juro