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Aviso MUY importante abajo amores ❤

El viaje de vuelta a casa fue tan incómodo para todos en ese coche. Yo iba de copiloto justo al lado de Auron, quien conducía con una sonrisa timida por Barcelona, sin decir ni una sola palabra. Mi pierna subía y bajaba, como si estuviera bailando a un ritmo que solo la pierna escuchaba.

Anaïs estaba justo atrás, enmudecida, concentrada en un vídeo que le habían mandado por el móvil. Le observaba por el retrovisor, y se la veía tan incómoda que cuando alzó la vista no pude evitar esquivar su mirada.

—Auron, ¿cuánto queda?— pregunté, rompiendo el silencio tenso.

Auron giró el volante hacia la izquierda, observando atentamente sus alrededores.

—Diez minutos.— finalmente dijo.

Me callé la boca. Anaïs seguía igual de callada, igual de entretenida con su teléfono móvil.

La volví a mirar por el retrovisor. Se me hacía curioso verla después de tanto tiempo. Pensar en nuestro pasado, en nuestro antiguo amor que se apagó el día que me di cuenta que merecía algo mejor... era todo tan extraño.

Ella me parecía un extraño, pero mi corazón aún sentía un cierto cariño. Fue mi primera pareja, la primera persona por la que caí, prácticamente la única persona de la que me había enamorado.

Anaïs alzó la mirada de nuevo, sonriendo al encontrarse con mis ojos. Inmediatamente miré por la ventana, mi cara sonrojándose al ver que me había pillado.

No sentía nada por ella, al menos no sentía atracción. Pero, un cariño nostálgico era inevitable. Ella era una de las primeras personad de las que me acordaba.

—Bueno, Anaïs, ¿qué tal el viaje?— preguntó Auron.

Anaïs alzó la mirada al escuchar su nombre. Estaba claro que no entendía español, ya que me miraba con preocupación.

—Pregunta sobre tu viaje.— le expliqué en alemán.

Anaïs asintió.

—Bueno, había cierta turbulencia. Nada del otro mundo.— contestó en alemán.

—Dice que ha estado bien.— le traducí a Auron.

Auron hizo un sonido acompañado de un gesto que indicaba que no estaba escuchando, que estaba más atento a la carretera, pero no quería aparentar ser maleducado.

Me lo tomé como que estaba ocupado, que no quería distraerse. Por eso, me di la vuelta, mirándole a los ojos a Anaïs.

—¿Estás cómoda?— pregunté.

Anaïs se encogió de hombros.

—Tengo ganas de llegar a tu casa, estoy cansada del viaje.— contestó.

Asentí.

—Yo también estaría cansada. Ya cuando llegues a casa prepararemos tu habitación.—

Anaïs alzó la mirada y una ceja.

—¿No duermo en tu habitación?—

La cara se me puso roja. Menos mal que Auron no nos entendía, porque él sabía sobre mi pasado con Anaïs y escuchar esa frase salir de su boca le hubiera confundido.

Esquivé su mirada.

—No tenemos ni espacio ni cama de sobra. La habitación de los invitados te encantará, te lo prometo.— mentí.

Anaïs sonrió, pero esa sonrisa se veía muy forzada. Pasó su mirada hacia la cabeza de Auron, y le echó una mirada extraña.

—Y... ¿Él es tu novio?— preguntó Anaïs.

Pelirroja De BoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora