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LYANNE, ROBB Y TOMMEN VESTÍAN ROPAS cómodas mientras se posicionan el uno frente al otro para así poder tomar cada uno un arco e intentar dar en el blanco. Sus dos hermanos habían sido los primeros en disparar, los dos dándole exactamente al medio, la loba los observó sonreírle con vanidad.
─Observen ─murmuró ella, apuntando hacia la flecha de Robb y disparó, haciendo que la misma partiera a la mitad de la de su hermano y así, estar clavada en medio del lienzo. Observó a ambos con una sonrisa sobresaliente─ y aprendan.
─¿Somos capaces de vencerte en algo?
─En la cocina quizá ─dijo ella, encogiéndose de hombros y ambos rodaron sus ojos viéndola mal. Lyanne volvió a reír antes de oír unos aplausos que hizo voltear al trío. Aegon y Visenya estaban de pie viéndolos.
─Impresionante tiro, lady Lyanne.
─Gracias, reina Visenya. ─la reina asintió antes de ver los ojos brillantes de su hermano, fue cuestión de un segundo para comprender que algo más le había pasado por la mente y que posiblemente, no fuera una fabulosa idea.
─¿Podemos unirnos? ─preguntó el Rey, Robb observó a Lyanne, quién le devolvió la mirada y decidieron asentir al mismo tiempo.
─Será un honor.
─Mi querida esposa y yo seremos un equipo ─dijo él, mientras desenfundaba la espada mientras les sonreía─ y ustedes tres serán otro.
─¿Tres contra dos? ─preguntó Tommen con el ceño fruncido. Lyanne rió por lo bajo.
─No te dejes engañar, hermano menor, Visenya le salvará a Aegon el trasero ─dijo ella sin pensarlo y luego comprendió lo que dijo─ oh, dioses, lo lamento ─Aegon soltó una corta risa antes de negar. Y Visenya habló.
─No has dicho nada que no sea verdad, lady Lyanne.
─Menos charla, más entrenamiento.
Los dos Targaryen's fueron los primeros en atacar, Lyanne tiró hacia atrás a Tommen antes de que la dragón pueda haberlo matado y así, golpeando la espada mítica hermana oscura, Visenya tomó ese movimiento con sorpresa pero no dudó en agachar su cuerpo cuando la espada de Lyanne iba hacia su cabeza y luego la joven loba terminó frente al Rey, Robb y Tommen fueron contra Visenya, haciendo rodar los ojos a Lyanne.
─Mientras más grande mejor ─dijo Lyanne y Aegon la observó con sus cejas arqueadas─, no sonó como lo esperaba. Bien.
Pasó por bajo las piernas del Rey antes de poder tumbarlo al suelo, pero aquél dragón también era rápido, de un salto volvió a su posicionó y ella hizo maniobras para esquivar todos los movimientos de Aegon, ahora comprendía porque nadie quería levantar armas contra aquellos. Eran mucho más que dragones, eran dos habilidosos guerreros que podrían destrozar todo a su paso.
