III Capítulo: Miedo.

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   Stefan fue puntual tanto el sábado como el domingo, justo a la hora acordada estaba en mi puerta esperando que le invitara a entrar.

  El día fue bastante tranquilo y divertido a decir verdad. Christian se unió al club de estudio. Sí, sé lo que piensan, ¿qué hace un niño ayudando a unos chicos de último año? Bueno, mi hermanito no es muy normal que digamos, al igual que a mí, le gusta leer, y había leído algunos libros de Anne Rice, entre ellos Lestat el vampiro. No es usual que un niño lea este tipo de historias pero él siempre fue muy inteligente y adelantado con respecto a los otros pequeños de su edad. Chris hizo un almuerzo delicioso para los tres y estuvo todo el rato bromeando con Stef.

  Hoy es jueves, sí, ya pasó prácticamente una semana, y es el último día para terminar nuestra redacción. Es increíble lo mucho que nos hemos acercado en estos días. Todas las tardes después de clases nos juntamos para seguir con el trabajo, algunas veces en mi hogar, otras en el suyo.

   Poco a poco nos fuimos adaptando a la presencia del otro. En el colegio estamos todo el rato juntos conversando de cualquier estupidez. En mi opinión, esto va demasiado rápido, quiero decir, en un abrir y cerrar de ojos ya han pasado cinco días y pasamos prácticamente todo el rato juntos, no sé si es normal.

  Tengo que sincerarme, me siento estúpida al sentir lo que siento. Me gusta este chico, algo que sería normal ya que es guapo y congeneamos bien, pero es que lo que siento es mucho más que un simple gustar. No entiendo por qué me siento de esta forma, es como si lo conociera de siempre. Nunca había tenido este tipo de conexión antes, y la verdad, estoy asustada. Sé que no es común que de un día a otro alguien se vuelva tan importante en tu vida, y no creo en esa mierda de amor a primera vista. Espero no estar muy loca por esto que tengo en mi interior.

   Cada vez que voy a casa de Stefan adelantamos la tarea, comemos algo y después de hablar y divertirnos un rato me voy, pero hoy algo fuera de lo común sucede.

   Ya terminamos el trabajo, finalmente, y recojo mis cosas para ir a casa, pero de pronto oigo unos ruidos raros, como alguien forzando la puerta de la entrada.

— Quédate aquí Caroline. No salgas de esta habitación.

Pero venga, está más que claro que no voy a hacerle caso, y con la misma me levanto de mi asiento y sigilosamente  le sigo.

  Al llegar a la sala de estar veo a un chico de unos veinti pocos años, sentado tranquilamente en el sofá, y a pesar de estar sentado se ve que es alto, tiene el pelo tan negro como Stefan, pero sus ojos son igual de oscuros. Tiene cierto aire escalofriante.

Veo en la expresión de Stefan odio, pero parece conocer al intruso porque no le dice nada, solo se limita a observarlo con expresión molesta, hasta que de pronto el misterioso chico comienza a hablar:

-¡Hola mi querido Stefan!, cuánto tiempo sin verte.

   El susodicho permanece inmóvil, sin decir una palabra, por lo que decido intervenir:

- ¿Todo bien Stefan?

- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Que chica tan linda. ¿Cómo te llamas cariño?

De repente Stefan sale de su hipnosis y lleno de ira exclama:

- ¡¿A caso no te dije que te quedaras dónde estabas?!

          

- Sí pero...

- Pero nada, debiste obedecerme.

- Es...es que estaba preocupada.- no entiendo por qué me habla de ese modo -

El chico desconocido se posa a mi lado, rozándome con delicadeza la cara. ¿Qué mierda le pasa?

- Bueno Stefan, ¿qué tiene de malo que bajara a conocerme? y ¿desde cuándo invitas humanos a la casa, en especial tan hermosos?

- Disculpa ¿humanos?... ¿Stefan de qué está hablando este chico?

- ¡Caroline vete!

-¡No! ¿Quién diablos es este hombre?

- Así que te llamas Caroline, hermoso nombre. Por si no lo sabes soy...

- Cállate Markus - finalmente sé su nombre-

- ¿Por qué debería callarme? Ella preguntó y voy a responderle.- hace una pausa, como desafiándolo a qué le impida seguir hablando - Entonces cariño - dice esta vez mirándome - mucho gusto en conocerte, soy Markus, el hermano de Stefan.

Y así señores es cómo se hace para conseguir callar a todos en una habitación. Los segundos parecen eternos, y nadie se atreve a romper ese aire de desconcierto. No logro entender nada. Todos sabenn que Stefan no tiene más familia, pero sólo a mí me confesó que tenía un hermano y también había muerto.

Nunca me preocupé sobre el que nadie más sabía sobre dicho hermano, al contrario, me sentía tan feliz al saber que era la única que lo sabía.

Al final es Stefan quien se decide a hablar:

- Caroline, puedo explicarlo...

- ¿Explicar qué?, eres un mentiroso. Me mentiste, y no solo a mí sino a todos, dijiste que tu hermano estaba muerto.

- Querida, Stefan no mintió, no es que este vivo que digamos, al menos no como los demás - dice Markus-

- ¿Por qué me tomas, por estúpida? Cómo no vas a estar igual de vivo que los demás si estoy hablando contigo... mejor me voy.

- No te vayas por favor, es descortés de mi parte dejarte ir creyendo que te he mentido. Como el caballero que soy voy a defender mi palabra.

En este momento no sé qué hacer, un chico que supuestamente está muerto y que es el hermano de alguien que todos dicen que es un asesino me ha amenazado. ¿Qué se supone que haga, correr, quedarme quieta o pedir una explicación? Escojo la segunda opción, como es de esperarse en alguien como yo. Me quedo quieta sin decir nada, sinceramente no sé que podría decir en esta situación.

- Markus déjala en paz, ella no tiene nada que ver en esto.- interviene Stefan-

- Claro que tiene que ver, si la trjiste a casa es porque te interesa y si te interesa, a mí también.

-¡Markus, por favor, déjala en paz joder! - grita ya algo desesperado -

- Por favor hermano, no puedo ser mal educado le dije a la señorita que le iba a demostrar que le decía la verdad, y eso es exactamentelo que voy a hacer.

The Hidden Girl. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora