Despertó incluso antes de los primeros rayos de sol. No sabía si era el nerviosismo o la ansiedad o la última charla que tuvo con ella, pero las horas se habían convertido en siglos mientras veía que no salía el sol. Y ahora, rayos imponentes salían por el horizonte dejándole claro que había amanecido.
Lo primero que hizo fue darse un baño completo para después rociarse una fragancia que Genya le había comprado. Cuando se la dio pensó que era una estupidez, pero no iba a negar que ahora era sumamente agradable y relajante. Para después ponerse su montsuki haori hakama. El cual era el conjunto del kimono japonés masculino: Un pantalón de rayas gris con blanco que ató a su cintura, el kimono por debajo y gran abrigo largo negro. En minutos estaba listo. Se miró al espejo y no reconocía al hombre que tenía delante de él.
En todos los escenarios que Sanemi Shinazugawa podría imaginarse en su vida, jamás pensó que este sería uno. Que estaría delante de un espejo viéndose de pies a cabeza con un traje de novio. Un traje entre blanco con sus cabellos, gris y dominado por el negro. Tomó el peine que tenía en una mesita y llevó sus cabellos para atrás. Dejando libre por completo sus ojos: Él estaba listo.
-¡¡¡ANIIKI!!! –escuchó de golpe cuando Genya entró a toda prisa- ¡Me quedé dormido! ¡Tienes que--- -lo miró- ves... tir... te...
-Ya salió el sol, apúrate o me iré sin ti. –le dijo mientas se acomodaba mejor el saco.
-Aniiki... -Genya lo miró de pies a cabeza.
-¿Qué quieres? –intentaba seguir siendo el mismo aunque su corazón podría delatar su nerviosismo.
Pero para Genya la vista era cada vez más borrosa. Miró a Sanemi de pies a cabeza una y otra vez. Sí Dios fue cruel con ellos en algún momento, se lo perdonaba ahora. Le perdonaba todo porque ver a su querido hermano con esa bonita ropa de novio era la máxima felicidad del joven. El pequeño Shinazugawa solo podía dar una amplia sonrisa mientras se secaba con su puño las lágrimas. Su aniiki se iba a casar, él iba a ser feliz, él podría tener una vida tranquila y llena de dicha.
-¡N-nada! Jeje. –le sonrió- ¡te vez muy bonito! –le sonrió completamente.
-¡¡¡CÁLLATE Y VE A ALISTARTE!!!
Solo atinó a arrojarle el peine para que se fuera. Incluso él había terminado cuando apenas los rayos del sol habían salido y Genya consideraba que era tarde. Inmediatamente cerró la puerta y se escuchó pasos por todos lados. Genya se ponía su kimono especial para la ocasión mientras varios sirvientes iban de un lado a otro. Ese dojo empezó a ser muy ruidoso.
Para cuando el pequeño Shinazugawa estuvo listo, según lo acordado, ellos tendrían que ir al pie del templo y esperar a Seri y su familia para empezar la ceremonia privada para después ir a la mansión de los Ubuyashiki para la fiesta y donde los demás estarían esperando.
Cualquier desconocido que lo veía, en el trayecto, le sonreía y le hacía una leve reverencia. Era claro por su ropa que se iba a casar. Fueron de largo a las cicatrices o la distorsión de la cara del pilar porque todos lograban comprender, por la vestimenta, que una boda era un evento extraordinario y era normal el nerviosismo.
Cuando llegaron a esos escalones amplios de piedra el aire fresco los recibía mientras las copas de los árboles bailaban antes aquel evento. El corazón de Sanemi latía más y más. Cuando menos pensó llegó Oyakata-sama. Él pequeño líder con sus hermanas sería la representación de su familia para esa ceremonia privada. Se hicieron una reverencia.
ESTÁS LEYENDO
PUENTE DE CRISTAL
FanfictionAcabó la guerra contra Muzan, se siente la victoria entre los cazadores de demonios, pero aún quedan algunos rondando. Mientras una carta dejada por el difunto Ubuyashiki deja al pilar del viento en una encrucijada: "Espero que puedas ser feliz." D...