Los destellos del ámbar fijados en el horizonte, disuadían el celeste cielo nublado que se marcaba en el firmamento.
Me había decidido en buscar algo de leña para la hoguera que a medida que pasaba, se iba consumiendo cada vez más. Además de recolectar una que otra fruta para saciar el hambre, así reponernos algo de energía para el día.
Cada vez que caminaba lo que encontraba era maleza, árboles de distintos tamaños y algunos que se secaban por falta de líquido a sus fuertes troncos. No lograba mirar más edificaciones parecidas a la que detallé cuando me regresaba nuevamente a mí sitio.
Sentía que comenzaba a caminar en círculos, todo me parecía igual, hasta debía toparme con los mismos animales. Esto era más parecido a un laberinto, ¿pero cómo sabía la forma exacta de un laberinto? Esto es mucho más confuso desde la noche anterior.
Traté de regresar a donde me encontraba, a lo lejos pude visualizar a la chica de ojos esmeraldas. Podía notar bolsas alrededor de sus ojos, la noche había sido un caos total. El frío era terrorífico e insectos aparecían de la nada a interrumpir nuestro sueño.
El fuego no proporcionaba calor y esto fue convirtiéndose en una tortura poco a poco. Llegó un momento donde la fatiga era máxima y entramos en la cámara de la cual salimos completamente confusos. Pensé que lo había solucionado, pero no, en esta pequeña habitación el calor era inmisericorde y nos arropaba como una capa.
Conclusión, nada fue magnífico.
Tras acercarme, noté que ella dejaba sutilmente en su regazo la tableta que me había sido "encomendada". Realmente no me molesté en que la tomara sin mi previo aviso, la había dejado a la interperie a exposición de quién sea.
Lancé las frutas y leña para profundizar más la hoguera, su mirada me rodeó pero no me sentí amenazado por ello. Me mantuve sereno y distante desde siempre.
- Hola. - Dijo volviendo su atención al artefacto.
Asentí pesadamente y me senté a mover los trozos de madera a mí frente. Poco a poco podía ver como el fuego iba tomando mucha más forma, en el camino había encontrado algunos palos que servirían para ensaltar las frutas; algo se me pasó por la mente para tener comida más duradera.
- ¿Te habías fijado en éste punto marcado en el... Mapa? - Dijo la joven extendiéndome el artefacto más visible.
Observé el punto amarillo que palpitaba en el centro del mapa. Tras esto, negué rotundamente y ella de forma decepcionada volvió a dejar en su regazo mientras su semblante cambiaba a uno pensativo.
La observé por segundos preguntándome a que realmente se estaba refiriendo.
- Esto es extraño... Yo no sé quién eres, ni mucho menos quién soy. Pero sí despertamos juntos y bajo nuestra disposición está éste artefacto que tiene muchas funciones, sea por algo, ¿no crees?
Volví a prestarle atención y arqueé una ceja continuamente.
- Tienes razón... No había pensado en eso. ¿Qué sugieres? - Pregunté sosegado.
- Que vayamos a éste lugar indicado en el mapa. - Habló casi exigiendo una orden.
Asentí mientras ensaltaba pedazos de fruta en los palos y los llevaba al fuego para dorarse bajo las llamas.
- Pero antes, debemos comer algo, sobre todo usted que está mucho más frágil. - Exigí sereno.
Ella asintió débilmente y dejó la tableta aún lado.
Pasaron algunos segundos y terminé de cocinar mi invento algo extraño con los palos de madera. Estiré uno a la joven que lo tomó con algo de desconfianza, pero tras verlos cambios bruscos en su rostro, pude contemplar que no estaba nada mal.
Acto seguido, la joven había empezado a tomar delantera de la caminata, para buscar el punto que disuadía en el centro del mapa. Parecía muy concentrada en lo que hacía por lo que no me molesté en interrumpir aquello que parecía llamarle la atención.
El sol se hacía más sobre nosotros mientras el cobijo de los árboles era escaso en cada sentido. Caminamos rotativas veces, yo sólo seguía a la joven que no se inmutaba en girar a verme.
Observé su cabello danzar al vaivén de su caminata, y lo tan descuidado que se podía observar a medias. Los mechones caían con libertad sin ninguna atadura.
- Es aquí. - Dijo sacándome de mis pensamientos.
Detallé el lugar con más fiereza, giré mis talones y me fijé en la pequeña colina dónde desombocabamos.
Alcé una ceja y crucé mis brazos mientras internamente luchaba conmigo mismo.
- Si me disculpas, aquí no veo nada. - Objeté sin más caminando de forma contraría.
- ¡Hey, es aquí! - Gritó conmocionada.
Volví a retroceder mis pasos hacia la colina, apenas noté que ella no oyó mi comentario ni mucho menos supe cuando bajó de aquella colina a una especie de abertura entre ésta.
Caminé con inseguridad mientras sus ojos esmeraldas rodeaban un sinfín de emociones. Apenas visualicé una corta sonrisa en sus labios.
- ¡Mira ésta piedra extraña! Cuándo me acerqué la tableta comenzó a parpadear con más fuerza. - Dijo emocionada.
La joven colocó la tableta sobre un símbolo que parecía ser del mismo; un ojo en el centro marcando una diferencia. Pero está al entrar en contacto la tierra empezó a temblar.
La joven se aferró a mi brazo mientras caíamos al suelo de la torre. Cerré mis ojos por inercia y al no sentir más movimiento de a poco fui abriendo para ver lo que pasó.
- ¿Qué ocurrió? - Comento tras reponerme de la caída.
- No lo sé, pero hay más mundo por explorar, ¡mira! - Señaló con entusiasmo.
Efectivamente visualicé más allá de una masa de árboles, tierra y montañas a la cual poder visitar. El paisaje era parecido al que observé cuando desperté en aquella cámara extraña.
La diferencia de éste, es que un castillo de forma casi indescriptible que se encontraba en el. Además de que una capa carmín la cubría de cabo a cabo, parecía como si algo se estuviera conteniendo bajo aquella muralla tan alta.
- ¿Es eso...un castillo? - Preguntó la joven una vez más.
Busqué con la mirada a la joven pero me helé cuando aquella capucha apareció a nuestras espaldas.
- Más que un castillo...es la fortaleza del mal. - Dijo una voz áspera.
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Deja Vü - [@Miauchis] [@FabyVece]
FanfictionEl cataclismo se estaba adueñando de todo a su alrededor, ya no existía esperanza. Héroe y Sacerdotisa calleron, todo estaba arruinado. Pero gracias las diosas doradas les dieron una segunda oportunidad a Hyrule reteniendo a Ganon durante 100 años;...