Adoraba besarlo. Me gustaba cuando me besaba, pero más me gustaba como me sentía después de que me haya besado. Mis sentidos se adaptaban a él. Mis oídos solo percibían lo que importaba, como el ritmo de su respiración y los jadeos que escapaban de sus labios rojos. Mi olfato solo recibía su olor, ese aroma suave a hogar, ese aroma de hombre que me hacía dar vueltas la cabeza. Mi vista tomaba otro camino, perdiéndose en sus pupilas dilatadas y sus facciones que a mí me parecían perfectas, en el color dorado de su piel y sus poros elevados. Mi gusto estaba gozando su gloria luego de haber sido lleno de atenciones, luego de haberlo saboreado por completo y a disposición. Y por último mi tacto, la sensación prolongada de su boca sobre la mía, el sentirlo sobre mí aún con solo cerrar los ojos, el hormigueo en los labios y mi silueta, su rastro húmedo, el cómo quemaba mi piel donde él había tocado así sea solo un roce inocente, el cómo podía sentir su presencia de una manera tan placentera.
Mierda, no me gustaba cuando me besaba. Me encantaba, la puta madre que lo hacía.
Fue así como Sebastián y yo pasamos toda la mañana en su casa, correteando por los pasillos, huyendo de la visión de la servidumbre que lo había criado y a la cual no quería presentarme tras haber destruido las paredes con los sonidos de nuestros encuentros, pasamos por sobre el tiempo contando los minutos y los lunares en el cuerpo del otro, conociendo la historia de cada cicatriz, de cada herida, cuestionando las fotografías que veía o la falta de ellas.
Todo parecía sacado de una novela rosa con ánimos de boda futura.
Tampoco tanto.
- Quiero seguirte enseñando todo lo que hay Jack, ya terminaron hace bastante con la mudanza y yo todavía tengo mucho por conocer de mi propia casa –insistió mi acompañante que se encontraba bastante emocionado con nuestra expedición.
- Yo quisiera Sebastián, pero se suponía que tus padres llegaban al anochecer y ya falta poco para eso, ¿qué explicación les vas a dar sobre la hija de su difunta amiga metida en su casa vestida con ropa de fiesta? –el chico se encogió de hombros.
- Podríamos escapar por la ventana y ni lo notarían, vamos.
Nos encontrábamos en su habitación comiendo fruta como animalitos en el bosque, nuevamente me cubría solo su camiseta –que era bastante cómoda– y encontraba su alfombra realmente confortable tras haber estado la tarde entera jugando y corriendo como si tuviera el físico para ello y no los pulmones como motor de auto viejo.
Hice un gesto en el que le explicaba que lo estaba considerando mientras aguardaba con un poco de fruta en mis mejillas como un roedor. Sabía que debía vestirme, no podíamos huir de los habitantes de la casa para evitar que me vieran en paños menores todo el tiempo, entonces comencé a buscar mi ropa por la habitación y, una vez vestida, le concedí su deseo de andar por su casa como si fuera un museo desconocido para ambos.
Dejamos pasar las paredes, los azulejos bajo nuestros pies y las risas en el aire. Solo faltaba una habitación bastante escondida de la casa –por algún motivo conciso, suponía–, similar a un despacho que asumía sería de alguno de sus padres, aun así, sentíamos esto más como una pequeña travesura en vez de una acción invasiva o incorrecta. Abrir la puerta fue sencillo, y descubrimos que el lugar era bastante amplio y que, además, era el lugar con más fotografías de toda la casa; todo estaba lleno de imágenes, las paredes, las repisas, cada superficie tenía alguna fotografía enmarcada y a visión ajena. Durante nuestra inspección pensábamos que no necesitábamos hablar, ya nos habíamos acostumbrado al silencio del otro e incluso nos sentíamos cómodos andando con paciencia, siendo silentes, percibiendo nada más que el sonido de las pisadas de la otra persona, la forma en que arrastraba los pies o la forma en cómo respiraba.
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Boca de colores (PAUSADO POR CRISIS UNIVERSITARIA)
RandomLa vida ya ha sido dura con Jacquie, se ha regido al camino de un destino que parece ser trazado por la desgracia. La aparición imprevista de Sebastián en su vida traerá consigo tragedias, el miedo y la confusión intentarán sacar lo peor de ella mie...