Al siguiente día, Madison y Eduardo se levantaron temprano y bajaron a la cocina para preparar el desayuno, pero no había nada, así que decidieron salir a comprar algunas cosas. Notaron que Ricardo no estaba en el sofá.
— ¿Será que durmió con tu hermana? —Le dijo él en tono bromista.
Madison lo miro con cara de picardía.
—Después nos enteraremos amor, deja la curiosidad —dijo eso y sonrío.
Ricardo se había levantado más temprano para caminar un rato.
Lauren se levantó aun recordando lo que había pasado, abrió su puerta sin hacer ruido, pero cuando noto que Ricardo no estaba ahí, le pareció extraño, así que fue directo al baño a bañarse.
A los 30 minutos Ricardo regreso nuevamente al chalet, y se encontró con Lauren tomando un vaso de agua.
—Buenos días Lauren ¿cómo dormiste?
—Después de lo de anoche no pude dormir muy bien.
— A mí me pasó igual.
Él lo dijo acercándose más a ella.
En ese momento llego Madison y Eduardo, entraron al chalet muy cariñosos, él le estaba dando un beso tierno y ella se estaba riendo, cuando ellos vieron a sus hermanos notaron que Lauren y Ricardo se desapartaron y disimularon rápidamente.
—Hola chicos —dijo Eduardo para romper el incómodo silencio.
—Compramos desayuno, ahorita vamos a pasear en bote después de desayunar.
—Me parece bien —dijo Ricardo mirando a Lauren, pero ella le evadió la miraba.
Iban caminando los cuatro ya que quedaba cerca la laguna, había mucho frio y el ambiente estaba agradable y el cielo estaba nublado.
—¿Crees que llueva amor? —Le pregunto Madison a Eduardo.
—Esperemos que no —le dijo él dándole un dulce beso.
Por otra parte Lauren y Ricardo no dejaban de verse.
Cuando de repente Lauren tropezó y cayó al suelo, Ricardo como estaba al lado de ella pudo agarrarla de inmediato.
—¿Estás bien Lauren? —Le dijo Ricardo sosteniendo su mirada en sus ojos.
Madison y Eduardo se miraron.
—¿Estás bien hermana?
—Sí, estoy bien—dijo ella, pero cuando intento caminar, ella no podía afincar su pie derecho, Ricardo al notar eso le dijo: —déjame revisarte el pie.
—No te preocupes —dijo ella.
—Hermana no seas terca —le dijo Madison abriendo sus ojos.
—Adelántense ustedes primero —dijo Ricardo.
—Voy a llevarla al chalet y le revisare el pie.
—Está bien —dijo Madison.
Como no estaban muy lejos, él cargo a Lauren hasta el chalet.
—No era necesario que me cargaras.
— ¿Por qué eres tan terca? — Le dijo él con una suave voz y sonriendo.
Ella no dijo nada solo se quedó pensando, él la sentó en el sofá y quito su zapato, le movió con cuidado su pie, ella se quejó un poco.
— Ya vengo.
Él consiguió una venda y se la coloco en el pie.
—¿Y tú siempre estás preparado para todo?
Él le sonrió dulcemente y le dijo: — siempre cargo en mi camioneta un botiquín médico.
Ella le devolvió la sonrisa.
— Bueno, creo que estarás mejor, vamos con nuestros hermanos.
El resto de la tarde fue increíble, pasearon en bote, luego pasearon los cuatros en caballo. Madison tenía un poco de miedo al subir a las cuerdas porque cruzaba la laguna y las cuerdas estaban muy altas, sin embargo Eduardo la convenció y la espero del otro lado. Lauren y Ricardo no disimulaban en la forma en que se miraban. Llego la noche y fueron a cenar en el mismo restaurante que había cerca de la laguna.
— Que lastima que tengamos que regresar mañana — dijo Madison triste.
— Este lugar es hermoso, podría quedarme a vivir aquí.
—Pero cuando podamos regresaremos princesa — le dijo Eduardo y le dio un beso en la mejilla.
Ella le sonrió.
Regresaron al chalet después de un largo día muy entretenido, los cuatros se quedaron en la sala hablando. Eduardo fue a la cocina y saco el vino que había comprado en la mañana con Madison.
— Creo que esta conversación se pondrá mejor si la acompañamos con este vino — dijo él sonriendo y mostrando la botella.
Pasaron las horas conversando de distintos temas.
—Cuñada... aquí hablando de todo un poco...¿ustedes tienen algo? — Le dijo él señalando a Ricardo.
— Los he visto como se miran, hasta harían linda pareja ustedes dos— le dijo él pícaramente.
Madison abrió los ojos.
—Eduardo por favor.
Casi se lo comía con la mirada Madison a Eduardo.
—Estoy solo bromeando cariño — dijo él riendo a carcajadas.
— No tienen sentido del humor — dijo él negando con su cabeza.
Lauren estaba sonrojada y Ricardo solo estaba callado.
— Amor mejor vamos a dormir ya... es algo tarde — dijo Madison para cambiar de tema.
— Está bien princesa, como tú digas.
— Buenas noches chicos, piensen en lo que les dije — dijo Eduardo guiñando el ojo.
Madison subió las escaleras con Eduardo agarrados de la mano, mientras le murmuraba en el oído que no hiciera más esos comentarios.
— Creo que ya nuestros hermanos se han dado cuenta, de que tú y yo...
— De que tú y yo nada — dijo ella cortante y se levantó del sofá.
Él le agarro la mano.
— Pero porque quieres negarlo, si tu sientes lo mismo que yo.
— Ya te dije que no estoy segura de lo que tú dices sentir por mí, y no quiero equivocarme y enamorarme de ti.
—Te voy a demostrar que no estoy jugando, ¿acaso crees que ya a mi edad voy a estar con eso?
Ella se quedó pensando por un momento, en realidad él tenía razón.
Voy a dormir, hasta mañana — Le dijo ella y se fue a su habitación.
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Jugadas del destino
RomanceMadison y su hermana heredan todos los negocios de su padre. Siendo dueñas de uno de los clubes más privilegiados de la ciudad. En ese mismo club Madison conoce a un chico muy guapo pero mujeriego, engreído y arrogante. Ambos practicaban tenis en es...