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Intente acercarme a el y el a mi, pero después el retrocedió. No entendí que pasaba, pero me sentí mal, el solo se me quedo viendo sin ninguna expresión.

- ¿Qué estabas pensando? - me preguntó serio.

- Y-y-y-yo, solo q-q-q-uería - Que horror estaba tartamudeando, nunca me ha pasado antes.

- No quiero ser uno mas de tu lista - me dijo mientras se levantaba del sillón.

- Oye, no me hables así - le dijo levantándome del sillón.

- PERO TE COMPORTAS COMO UNA ZORRA - me gritó mientras se alejaba de mi.

De repente me acerque a el a paso rápido, me pare enfrente de el y quede asi por unos segundos, después le di una fuerte bofetada, hasta a mi me dolió la mano.

- ERES UN IDIOTA - le grité mientras me iba acercando a la puerta para salir.

- Y TU UNA ZORRA, LO ÚNICO QUE QUERÍA ERA PLANEAR EL BAILE Y TU YA ME QUIERES BESAR, ¿QUÉ EN VEZ DE NEURONAS TIENES HORMONAS EN EL CEREBRO? - gritó mientras yo me alejaba.

Me detuve al escuchar eso, no pude evitar que unas lagrimas salieran de mis ojos, me gire hacia el pero el me dio la espalda.

- ¿Por qué eres así, Mandy? - me preguntó ya tranquilo.

- No te importa, y no te metas en mis cosas - le dije al ultimo, para salir por la puerta e irme a casa.

Al llegar a mi casa, me fui a mi habitación, no deje de llorar ni de pensar en lo ocurrido, me siento mal por ser lo que soy y tiene mucha razón, soy una zorra. Después se escucho un grito de mi madre.

- NO TE PUEDES ALEJAR DE MI - gritó mi madre.

- SI LO HARÉ Y MANDY VENDRÁ CONMIGO - gritó mi padre.

De repente se abrió la puerta de mi habitación, era mi padre.

- Mandy, empaca tus maletas, tenemos que irnos - dijo mi padre con tranquilidad.

- Papa, ¿qué pasa? - pregunté desesperada.

- No hay tiempo para eso, vamos - respondió mi padre.

De repente mi madre le estrelló una de sus botellas de cerveza en la cabeza y mi padre cayó.

- NOOO, ¿QUÉ HICISTE? - le grité a mi madre mientras ella solo me veía con lagrimas.

Intenté despertarlo, pero no funcionaba, después me dispuse a llamar a la ambulancia. Al llegar se llevaron a mi padre y yo fui con el,  durante todo el camino estaba llorando. Después llegamos al hospital y mientras atendían a mi padre, yo estaba en la sala de espera, estaba llorando todo el tiempo, después sentí unos brazos rodeándome, al voltear vi a quién menos me esperaba ver.

Verdades de una zorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora