Encuentro.

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Las furiosas miradas de Pepper le van quemando el cuello, sumado el dolor que aún siente en su oreja después del pellizco que la rubia le dio. Le aumentan las náuseas.

El coche de Steve es un bonito Camaro, azul y de última generación, obviamente. Recuerda que fue el regalo que Howard le dio cuando el rubio cumplió los diecinueve, esperaba que a él también le dieran un coche así de bonito, sino lo mataba primero.

Cuando llegan al enorme edificio las miradas caen sobre el trío de omegas, todos saben quiénes son y es toda una novedad ver al hijo de la empresa rival pasearse ahí.

La oficina de Parker está en el último nivel, son ubicados en una sala con unos sofás tan blancos que lastiman la vista. Steve le dice a Tony que deben esperar que Bucky y la asistente de Parker salgan para poder entrar. Mientras, pueden disfrutar el café que una de las secretarias les ha llevado.

James es el primero en salir y busca de inmediato a su novio. Tony trata de saludar con su mano pero Bucky le pasa la mano sobre el hombre y le dice que ya no están para esas formalidades, haciendo que el omega se llene de color. Cinco minutos después sale la pelirroja y los tres omegas son intimidados con la presencia de la alfa. Natasha los examina calculadora, y para sopresa de todos, les sonríe amable.

Los omegas no ignoran la mirada coqueta que la alfa le lanza a una calmada Pepper. Es James quien finge una tos para sacar a todos del trance en el que parecen sumergidos.

- Anthony, el señor Parker le está esperando.- tiene su acento ruso muy marcado, piensa Tony, y le hace seña a sus amigos que le siguen. La mano de la alfa se levanta y le detiene su camino.- Solamente a usted. Sus amigos deben esperar aquí.

La orden es clara, se ven entre ellos y Steve levanta su pulgar en señal de apoyo. Tony llena su pecho de aire y camina a la puerta, su alfa le espera al otro lado y cada paso que da, sella su destino.

La oficina ocupa la mitad de todo el piso, tiene paredes completamente blancas y le adornan repisas de cristal, algunas con libros y otras llenas de plantas. Las ventanas ocupan toda una pared, dejando ver los edificios que ahogan la ciudad. En el centro de la habitación está un escritorio de cristal, a juego con las repisas, y detrás del mismo está Peter Parker.

Viste un traje de dos piezas, el saco tiene un tono de azul marino que contrasta de maravilla contra la pálida piel del alfa, Tony traga la inexistente saliva que siente en su boca y avanza, sus piernas se mueven rápido buscando el delicioso aroma que se desprende del alfa y siente a su propio omega lloriqueando por más.

- Estaba por llamarte anoche, y luego James me comunicó que habías pedido una cita para hoy.- la voz de su alfa, porque lo era, estaba marcado por él, le suena a gloria. Se sienta con toda la calma que logra reunir en frente de Parker y seca la palma de sus manos en sus piernas. - No necesitas cita Tony, solo me hubieras llamado.

- Anthony, soy Anthony para ti.- lo dice por orgullo nada más, porque en el fondo su omega se desmaya de felicidad. - Y no llamé porque no tengo tu número. Ni siquiera me recuerdo que pasó, y por lo mismo vengo a exigir una explicación de porqué tuviste el atrevimiento de marcarme.

- ¿Atrevimiento? ¿Tú crees que yo te marqué sin tu consentimiento?.- el tono  que utiliza le pone inquieto, aún así le mantiene su mirada firme. - Sabes que ningún omega es marcado sino lo pide, Anthony.

La manera en que su nombre fue pronunciado le aumenta las náuseas que creía olvidadas.

-Yo no pedí ser marcado, de eso estoy seguro.- no hay ni una pizca de seguridad en sus palabras, está mintiendo y el  alfa lo nota. - Yo estaba drogado esa noche, y no pude haber pedido tal cosa. ¡Apenas te conozco!

El alfa se levanta y rodea el escritorio, los movimientos son muy despacios pero cargados de autoridad. Se coloca en frente del omega, deposita parte de su peso sobre el escritorio y cruza las piernas con la misma parsimonia.

- Puede que tu no, pero tu omega sí.- el alfa coloca una mano sobre el descanso de la silla y con la otra levanta el rostro del menor. Obligándole a verle. - Ya estás grande para saber lo que ocurre cuando un omega reconoce a su alfa, exije ser marcado.

- ¿Pero porqué tenías que ser tú?.- lo dice para tratar de evitar el impulso de besar los carnosos labios que dibujan una sonrisa en frente de el. -Apenas te he visto, no sé nada de ti. ¿Cómo es posible?

¿Tenías que ser tú?  [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora