𝚍 𝚎 𝚗 𝚟 𝚎 𝚛.

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Daniel Ramos, Denver.

Daniel Ramos, Denver

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Denver daba vueltas y vueltas en el hall, pero no se percató de que los rehenes se levantaron de las escaleras hasta que escuchó sus pasos.

-¡Eh! ¿Arturito, a dónde te crees que vas?- Al ver que el rehén no contestaba, pegó un grito, pero este parecía no hacer caso, así que se tuvo que acercar rápidamente a él. -¿A dónde cojones vas? Que esto no es la hora del recreo, así que os recomiendo que os sentéis. A ti te digo lo mismo, campeón, que he tenido un día tonto y me apetece romper algún tabique, y fíjate que al tuyo le tengo ganas increíbles.

-¿Y por qué no pruebas mi pistola? A lo mejor, así te relajas.- Respondió el rehén, mientras sacaba una pistola de su mono rojo.

Denver lo miró incrédulo, a la vez que se reía y sacaba su arma.

-Tienes un arma falsa y yo una mala hostia que te cagas. ¿Qué haces?

-¿Falsa? Pues fíjate que no parece una pistola falsa. ¿Qué tal si lo comprobamos?

-Te voy a dar tres segundos.

Denver contó hasta tres y disparó hacia un lado, encontrándose con que su pistola, era la falsa.

Arturo se rió, pero su risa cesó al escuchar dos tiros provenientes del arma de París.

-¿Qué mierda haces?- Exclamó la chica mientras se dirigía a bajar las escaleras, ya que ella estaba en la planta de arriba.

Arturo aprovechó y, en un movimiento rápido, cogió a Denver del cuello.

-¡Rápido, todos a la puerta!

-No, no, de eso nada.

-Mónica, ni caso. Abre la puerta.- Volvió a repetir.

-Como lo hagas, le pego un tiro a Arturo. Tú veras.- Amenazó París a Mónica.

-No, no hagas nada. Como le pegues un tiro, me lo pega él a mi.

París se quedó callada por unos instantes y miró a Denver, impactada por lo que había dicho.

-¡Anda! Por una vez tu noviecito tiene razón en algo. Hazle caso, bonita.

-Tú no le vas a tocar ni un pelo, al igual que no se va a abrir ninguna puerta.

-¿Tú crees? ¡Mónica, abre la puerta!

Pegó otro tiro al techo, haciendo que los rehenes se asustaran, pero Mónica no dudó y pulsó el botón para abrir la puerta.

-No va, ¡no va!- Decía la mujer una y otra vez.

París empezó a reírse y Arturo la miró sin entender muy bien qué pasaba.

-¿Tú no ves que tengo unos compañeros de puta madre? ¿Te creías que después de escuchar tres tiros, no iban a hacer nada?

-¡Joder, han bloqueado la puerta!- Exclamó Arturo.

-He sido yo.- Decía Río mientras bajaba por las escaleras con su M-16 en mano. -Suelta la puta pistola.

-Arturito, yo sé que te gusta mucho el cine pero esta película se te está yendo de las manos.- Habló esta vez Berlín.

-Suelta a Denver de una puta vez.- Dijo París, mientras se acercaba a ellos.

-Ni un paso más o le pego un tiro a tu novio. Yo puede que no salga de aquí vivo, pero este no vuelve a reírse en su vida, y tú, te quedas viuda.- Le dijo Arturo, agarrando aún más fuerte a Denver.

Luego, aparecieron tanto Nairobi como Moscú, pero este último, bajó su arma y puso las manos en alto.

-Tranquilo, tranquilo. Vamos a hablar como personas civilizadas. Suéltale, y si quieres salir, yo te ayudo.

-Abrir la puerta ya.- Insistió Arturo.

Yo no bajaba el arma en ningún momento, no me iba a arriesgar. Y parece que Berlín y Nairobi tampoco, porque después de mirarse cómplices, sacaron sus pistolas.

-Vamos a ver, aquí no se va a abrir ninguna puerta.- Habló por primera vez Nairobi.

-¿De verdad crees eso? Voy a contar hasta cinco y después le voy a pegar un tiro. Estáis muy equivocados si pensáis que no soy capáz, yo no tengo nada que perder y me da igual cargarme a este tío.

Arturo empezó la cuenta atrás, pero no había contado hasta tres cuando París le dio con una barra en la cabeza. Cayó al suelo y así Denver se pudo soltar.

-¡Amor, pilla!

París le tiró una pistola a su novio, y los dos apuntaron a Arturo.

-¡Me cago en tu puta vida!- Gritó Denver, a punto de pegarle un tiro.

París se puso de cuclillas y cogió a Arturo del mono con bastante fuerza, para acercarlo a ella.

-Mira, no te pego un tiro porque no tenemos permitido derramar sangre, pero si por mi fuera, ahora mismo estarías más que muerto por jugar con la vida de mi novio. ¿Queda claro?- Decía la chica, cabreada a más no poder.

Luego de decir esas palabras, Arturo asintió con la cabeza, a la vez que París se ponía de pie.

Ella y Denver se miraron, y se fundieron en un gran abrazo, mientras que el resto de la banda se llevaban a los rehenes de la puerta de entrada.

La chica ahogó un sollozo en el pecho de su novio, pero este lo notó y se separó un poco para poder mirarla.

-Eh, que no pasa nada.

-Es que no lo entiendes, Dani. Si ese tío te llega a haber disparado, no me lo hubiese perdonado en la vida.

-Bueno, pero he tenido suerte de que ese imbécil no ha disparado, y estoy aquí, contigo.

París asintió con la cabeza y le regaló una dulce sonrisa, para después darle un dulce beso.

-De aquí salimos juntos, pase lo que pase.







































espero que disfrutes de tu one-shot Irenems_04

La Casa de Papel || One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora