—Antes de continuar, necesito saber si estoy hablando con la persona correcta...— dijo aquella mujer de edad sentada en el sofa frente a mí con un aire tenso, en sus manos sostenía el cuaderno que reposaba sobre las piernas cruzadas de ella, llevaba unas gafas marrones pero se podía notar que el aumento que tenían, no era mucho, gafas de descanso quizás.
Observé detenidamente mis manos y toque mi dedo índice con el pulgar sintiendo la suavidad de la piel, era yo, existía de nuevo en ese instante pero desconocía aún la razón, me encontraba sentado en un sillón de tela gris, me recosté en el respaldar fijando mi mirada en el techo blanco para luego soltar un largo suspiro, acomodé un poco algunas greñas que me estorbaban la vista y luego pasé mi mano por mi cara sintiendo la textura de esta, lentamente.
—Oye... ¿Estás aquí?— añadió la mujer viendo que no respondía.
Separé mi espalda del respaldar apoyando mis codos en mis piernas, dejando caer un poco mis brazos.
—¿Como te llamas?— insistió de nuevo la mujer quién ya se notaba un poco más tensa.
—Eso no es importante ahora...— respondí.
—Creo que antes de contarme el camino que recorriste hasta llegar hasta el día de hoy, es necesario que empecemos con tu nombre— se acomodó un poco las gafas con el dedo índice — ¿Como te llamas? — repitió.
¿El camino? Si lo que había recorrido yo, era un camino, fue uno de piedras con puntas cortantes que lastimaron mis pies descalzos, además no tuve que caminar mucho para darme cuenta que ese era mi destino, sostener el tallo y sus espinas para que alguien más pudiera ver la rosa y claro está, que no pensaba quedarme de brazos cruzados mientras el alma se me partía en pedazos.
Sé que humanizarme, luego de todo no sería lo mejor, pues unos deseos intrínsecos me llevan a disparar balas de aborrecimiento a todo aquel que su existencia me parezca superflua pero desde mi opinión me resulta entendible, ¿quien sería capaz de juzgar a alguien cuyas cualidades morfológicas fueron forzadas desde su orígen?
—No podemos avanzar si no respon...—
— Jux... — le interrumpí — mi nombre es Jux.
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𝕼𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖔 𝖆𝖒𝖎𝖌𝖔 𝖎𝖒𝖆𝖌𝖎𝖓𝖆𝖗𝖎𝖔 (remake)
Non-Fiction"𝓒𝓾𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝔃 𝓭𝓮𝓵 𝓼𝓸𝓵 𝓭𝓮𝓼𝓪𝓹𝓪𝓻𝓮𝔃𝓬𝓪 𝔂 𝔂 𝓼𝓸𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮𝓭𝓮 𝓾𝓷𝓪 𝓲𝓷𝓶𝓮𝓷𝓼𝓪 𝓸𝓼𝓬𝓾𝓻𝓲𝓭𝓪𝓭, 𝓮𝓷 𝓮𝓼𝓮 𝓮𝓷𝓽𝓸𝓷𝓬𝓮𝓼 𝓵𝓸𝓼 𝓭𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸𝓼 𝓮𝓷𝓬𝓮𝓻𝓻𝓪𝓭𝓸𝓼 𝓮𝓷 𝓪𝓺𝓾𝓮𝓵𝓵𝓪𝓼 𝓪𝓵𝓶𝓪𝓼 𝓹𝓮𝓻𝓭𝓲�...