Cap. 24 - Dudas

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-No tienes que disculparte - me interrumpió Natalia - bajaré para tomar algo, puedes seguir descansando si gustas - se paró sin mirarme y salió de la habitación, suspiré resignado, entre mas nos acercábamos algo sucedía y volvíamos al inicio, era mi culpa, debí saber que alguien como yo no tiene suerte en el amor

Bajé siguiendo a Natalia, ella se sentó en el mueble y encendió el televisor en silencio, tenía que hablar con ella, era buen momento para investigar igual, dos pájaros de un tiro, me senté a lado de ella

-Natalia, necesitamos hablar - ella me miró fijamente a los ojos, era hora. Mis pupilas cambiaron, tenía que saber si funcionaba en ella - Dime que es lo que sientes - dije seguro y voz seria, al darle una orden mientras tuviéramos contacto visual es imposible que no tenga efecto

-¿Intentas intimidarme con tus ojos? Por que déjame decirte que son increíbles pero no me das miedo - dijo suspirando y volviendo su vista a la televisión, mis ojos volvieron a la normalidad, era imposible.

-¿No sentiste nada? - pregunté sin aún creer que mi poder no funcionara en ella

-Es tu vida y no tengo derecho para pensar o decir algo, si sales con otras personas no es de mi incumbencia - no me refería a eso, abrí la boca para explicarle - no somos nada de todas formas - al escuchar eso sentí una presión en el pecho, no tengo corazón pero si lo tuviera al parecer estaría destrozado, aunque ella tiene razón, suspiré sintiéndome derrotado

-Tienes razón, disculpa, es mejor que me vaya - dije para desaparecer al momento

POV. Natalia

-¡No! - exclamé al terminar de escucharlo, pero fue tarde, ya no estaba, solo yo en el mueble con la mano extendida, tapé mi cara con mis manos suspirando - tengo que arruinarlo todo - miré a mi alrededor, esperando que bromeara y saliera de algún escondiste, pero pasaban los minutos y no aparecía Leviathan, el silencio era abrumador, no puedo estar en la casa sola, es doloroso, tomé un abrigo y salí de la casa, me dirigí al lago para despejar mi mente, me senté en la misma banca de siempre - Me sentí mal porque se que hay muchas mujeres mejores que yo detrás de ti, me molesta ser tan patética y no poder pedirte que salgas conmigo - dije dejando que el viento se llevara mis palabras, eso era lo que quería decirle a Leviathan

-¿Problemas en el paraíso? - escuché que decía una voz grave a lado mío, me viré sobresaltada retrocediendo, a mi lado estaba el dueño del bar donde iba a trabajar, llevaba puesto unas gafas oscuras, pero aún se podía ver bien sus ojos, tenía la vista en el lago - Disculpa si te asusté, estabas concentrada en tus problemas que no sentiste cuando llegué

-Es imposible, acabo de...

-¿Qué? - me miró fijamente, no pude terminar de decirlo, su apariencia era muy buena pero igual dominante, sentía adrenalina al verlo

-Nada, tienes razón - aparté mi mirada - es algo tarde así que ya debería irme - me paré pero él tomó mi mano

-Espera, me gustaría charlar un momento contigo, te prometo que no te haré daño - lo miré a los ojos y sentí que podía confiar en él, me volví a sentar y suspiré - Gracias - dijo soltando mi mano y volviendo a ver el lago

-Creí que nadie más se sentaba en este lugar - dije observando el lago también

-Es un lugar que sólo lo pueden apreciar personas especiales - sonreí al escucharlo

- Es un lugar muy hermoso, no entiendo como no pueden venir más personas - escuché como suspiraba él

-¿Que observas frente a ti? - preguntó cruzando de brazos, la pregunta era algo confusa ya que era obvio que el lago, pero decidí contestar aún así

-Un lago con agua cristalina, flores hermosas al rededor - dije viendo de nuevo el paisaje y sonriendo al poder disfrutar el momento

-Yo igual - me reí al escucharlo

-Es obvio eso - seguí riéndome

-No - me respondió desanimado, me dejé de reír, cada vez es más confuso - Cuándo me quito las gafas veo sólo tierra árida, con flores secas al rededor - lo miré a él y luego al lago, no entendía nada de lo que decía

-Eso es imposible, es un lugar muy hermoso como para pensar eso - él me miró y sonrió, se volvió a poner las gafas

-¿Sabes que más puedo ver con las gafas? - negué lentamente - el brillo de tu collar

Continuará..................................................................

Demonio en piel de cordero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora