Capítulo 3

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Se detuvo en el camino de entrada, y se bajó de su coche, ¿Este es mi coche?, sintiéndose tan perdida como nunca había sentido.
Cuando se movió para ayudar a su madre a descargar su vehículo, la niña que  recordó de nombre Aura salió de la puerta y se zambulló en ella, abrazándose a su alrededor con las piernas, sintiéndose inmóvil. Presa del pánico miró a su madre que estaba riendo.

"¿Por qué nos dejaste? ¡Papá Noel te dejó regalos!"

"Tuve que ir a buscar comida," respondió con rigidez, mostrando la bandeja en sus manos.

"¡No nos dejes nunca más, por favor! ¡Es Navidad!"

"Ok" Trató de caminar para dentro, pero la chica se quedó unida a su pierna, "Um, niña. No puedo caminar."

"No puedo dejarte ir, ¡es posible que huyas de nuevo!"

"Si prometo que no me iré. ¿Me soltaras?"

"Mmmm ... Está bien", dijo, y se quedó allí mirando a Natalia con sus brillantes ojos miel.

"Bueno ..."

"Tienes que prometerlo."

Ah, ella entendió la técnica, fue inteligente de su parte, tal vez adoptaron a las niñas, "Te prometo que no voy a huir de nuevo."
La chica la soltó y corrió tras María, disparando saludos y preguntas acerca de lo que había hecho para comer. Natalia les siguió dentro y puso la comida en una mesita, se sentía tan fuera de lugar que era casi mareante. Cuando se dio la vuelta, estaba cara a cara con el tamaño adulto de Aura.

"Podrías haberme dicho que fuiste a buscar a tu madre," dijo Alba.

Natalia iba a decir algo, pero la otra mujer se acercó y la besó profundamente, no podía fingir que no le gustó, pero al mismo tiempo sentía pánico. Su madre estaba justo allí.

Agarró los brazos de Alba y la apartó, "Whoa, calmate", susurró, "No creo que deberíamos ... uh ... hacer esto aquí ..." dijo echando un vistazo a su madre que tenía, o bien no se dio cuenta o no había pretendido darse cuenta del beso . Sabía que la anciana Sanabdón sabía de ellas, pero era demasiado pronto para ella besar a alguien que había amado en secreto durante años delante de su madre y dos niñas quienes aún desconocía su origen.

La segunda de ellas, se encontraba inquietantemente cerca dedicándole esa mirada que le daba miedo, "Gracias por los regalos, mamá" dijo ella sin dejar de mirar dura hacia Natalia.

Cuando escucho eso, Alba se tensó y miró casi suplicante a Natalia, por su parte, Natalia encontró que todo esto, TODO, estaba fuera de control por lo que se limitó a asentir "De nada".

Por alguna razón, la mirada de la niña se intensificó y se alejo, Natalia soltó el aliento con un silbido bajo, "Gracias, Nat. Por ser amable con los demás en Navidad."

Natalia estaba un poco confusa, ¿Se suponía que eso tenía que decir? "Joder, todo lo que hacia para regalar, era a comprar una tarjeta de regalo con un sobre de Toys-R-Us!?.

"No hay problema," no sabía qué otra cosa decir.

Se deslizó fuera de Alba para sentarse al lado de su madre, quien le echó una mirada y le dijo, "Natalia ve a cambiarte.
Tienes que estar presentable."

Iba a argumentar que ella siempre estaba presentable, pero luego la miró el naranja del pijama y azul marino de la chaqueta, pantalones de franela y viejas zapatillas de deporte sin calcetines.

"Ya vuelvo", dijo, y volvió a la habitación donde esta pesadilla había comenzado.

Abrió la puerta del armario y tuvo que reprimir un gemido, estaba lleno de ninguno de los artículos de lujo que había llegado a conocer y amar. Ni siquiera estaba segura de si había un solo elemento de etiqueta o de diseño en todo el maldito armario. Miró a través de la ropa que parecía ser cosas que estaban lejos de estar a su gusto, pero prefirió no decir nada. En los cajones de la cómoda no había buena ropa, algo acorde con ella para ponerse. Frustada, pensó que todo era una mierda de todas formas, se decidió por una camiseta, pantalones vaqueros y un buen par de zapatillas de deporte.
La idea de salir de nuevo a la sala no le agradaba por lo que se movió de nuevo hacia el armario y lo abrió. Buscó en el suelo de este, la única cosa que siempre estuvo en los armarios de forma remota incluso en las familias felices y encontró lo que estaba buscando después de un poco de investigación, debajo de cajas de zapatos en el fondo del armario habia un álbum de fotos. Sacó el gran tomo de su lugar de descanso, en un primer momento solo lo sostuvo con un poco de miedo de lo que iba a encontrar ahí. Tuvo una charla mental y tomo una respiración profunda antes de abrir la tapa.

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Las primeras páginas estaban llenas de fotos de ella y Alba, en varias partes de Pamplona , ambas todavía en su adolescencia. Solo podía suponer que se trataba de su citas debido a que los lugares en los que estaban no tenían "complicaciones". Su propia cara sonriente brilló en ella, una vez, hace mucho tiempo, en un pasado que no recordaba. Había fotos de su graduación, Alba abrazándola con entusiasmo y allí se quedó mirando la imagen, la manera en la que estaban, cuando ella no quería que nadie supiera que estaba rebosante de alegría. Había más fotos de ellas juntas después de eso, pero uno en particular le horroriza. Era claramente en una fiesta, probablemente en la universidad, y se estaban besando como si no fuera asunto de nadie. Había varias personas que las rodeaban mirando el espectáculo con diversión y excitación, sintió una vergüenza horrorosa por su propio pasado. Claramente la "otra" Natalia (ella simplemente no podía enfrentar el hecho de que la persona en estas fotos era ella) no se había preocupado por su reputación y mira lo que le consiguió; una casa de mierda en Pamplona y dos coches de mierda que si los combinas o le haces algún cambio, seguirán siendo una mierda.

Esta era precisamente la razón que había seguido las reglas, sus propias reglas. Pasó la siguiente página para ver, a su renovado horror, fotos de la boda. Wow, estaban vestidas con vestidos blancos, muy informales para su gusto o para asistir así a su propia boda. Gracias a Dios por las pequeñas bendiciones, pero esto estaba fuera de sus manos, todavia. Había páginas y páginas dedicadas a ellas, pero Natalia las saltó, simplemente no estaba lista para ingerir todo eso. El hecho de que ella se casara era casi suficiente para hacerla cerrar de golpe el libro en ese momento. Saltó de la mitad hasta la parte de atrás y vio las imágenes de la Alba, en una cama de hospital con un bebé recién nacido en sus brazos. Debajo de la imagen estaba el nombre de Aura. Natalia hojeó un poco más y encontró otra foto de la Alba, en un hospital, sonriente sosteniendo otro bebé, sin embargo en éste besaba a la "otra Natalia" que se encontraba en una cama, por debajo de la foto estaba el nombre de Olivia .

"Si quieres puedes poner más fotos en el otro que tenemos, el nuevo. ¿Recuerdas? Este está lleno", dijo la voz de Alba detrás de ella.

La pamplonica hubiera saltado por el susto, si Alba no la tuviera envuelta de inmediato en sus brazos, alrededor de su cintura y enclavado su barbilla en el hueco del cuello de Natalia.

"No, soloestabamirando" murmuró nerviosamente.

Alba rió, una risa de esas que le provocaba un hormigueo en su columna vertebral, "¿Qué te pasa hoy? Estás actuando demasiado raro.

Natalia pensó que podría tener razón al decir que estaba actuando rara y decidió dejarlo pasar, "Yo sólo estaba tratando de arreglar las cosas en mi cabeza", dijo en voz baja.

Alba se levantó, retiró el álbum de fotos de las manos de su esposa y se sentó en su regazo, "Tal vez yo pueda ayudar", dijo empujando a Natalia en un beso que la hizo darse cuenta que cuando se saludaron, había sido bastante restringido.

Teniendo en cuenta donde estaba, dado todo lo que había pasado hasta ahora no podía pensar en una razón para no permitirlo. Su mano llegó a la nuca de Alba, tirando de la rubia más cerca, profundizando el beso. Los sentimientos que habían sido enterrados durante años ahora estaban totalmente expuestos, su cuerpo relajado, la tensión, trato de mantener esos pensamientos lejos, asique los tiro por la ventana. La sensación de su pelo, el sabor de su boca, todo ello trajo de vuelta los sentimientos de una obsesión hacia la otra mujer. Hasta la fecha había hecho lo posible por no pensar en estas cosas y ahora sus defensas estaban bajas.

Una de sus manos con cautela rodo hasta el botón de la camisa suelta que Alba llevaba y siguió hasta notar montículos suaves en el pecho, pero sintió algo, alguien la miraba, lo sabía con mucha seguridad y se dio unos golpecitos en el hombro mentalmente. Rompió el beso y miró a la puerta; Olivia estaba allí de pie dándole la misma mirada que recibió cuando despertó ese dia.

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