9. Yo nunca nunca

917 77 75
                                    

Con todo lo que había pasado ya me costaba tratar de dormirme, así que me quedé esperando a que el sueño llegara a mi. Me puse a ver cada detalle de la habitación de Alicia. Y pensar que en esta cama dormía con German me revolvía el estómago. 

De verdad que admiraba a Alicia. Había pasado por tanto y seguía entera. Su marido, el amor de su vida murió y ella seguía. Además, esperaba a un hijo sabiendo que lo criaría sola. Era muy fuerte. 

- Buenos días.- le dije cuando despertó.

- Buenos días. - me dijo cansada. - ¿Qué quieres para desayunar?- empezó a levantarse.

- Shh, tú descansa. Ya lo hago yo. Y no digas que no. - le contesté. Teníamos suerte de que fuera sábado.

- Bueno. - dijo volviendo a la cama. - Gracias. Si te vas a preparar café, tráeme a mi también, please.- yo la miré con mala cara. 

- Tú no puedes beber cafeína, ni alcohol. Lo que me recuerda que en la discoteca bebiste.- reclamé cruzandome de brazos.

- Al final solo bebí un sorbito.- yo rodé los ojos. - No volveré a repetirlo, Raquel. Sólo deja de mirarme así. - yo le sonreí y fui a la cocina.

Después de prepararlo todo; asegurandome antes lo que debían evitar las embarazadas, volví a subir y me la encontré dormida. Me estiré a su lado.

Sin darme cuenta me encontré mirando a Alicia. Su flequillo se veía perfecto, como siempre, y por más que tuviera algunos mechones despeinados, le quedaba hermoso igual. Ella era perfecta, con sus ojos enormes y profundos. Y su perfil, el perfil más perfecto que vi en mi vida. 

Me distraje tanto que no me había dado cuenta que impulsivamente le estaba tocando el rostro, acariciando sus mejillas y acomodando su flequillo. Así me quedé durante un tiempo, admirando su belleza en silencio. Escuchando sus mini ronquidos y pensando en todo. 

Pude ver como lentamente abría los ojos, la había despertado. Retiré mi mano rápidamente antes de que me viera. Cerré los ojos, para parecer que dormía. Por más que veía todo negro sentía los ojos de Alicia clavándome la mirada. Mi rostro estaba frío, pero rápidamente sentí como una cálida mano lo comenzaba a tocar. Suavemente recorriendo cada esquina de este mientras jugaba con mi cabello.

Abrí los ojos y la ví a ella. Intentó quitar la mano de mi rostro pero yo se lo impedí colocando mi mano sobre la de ella. Nos quedamos mirando por unos segundos, hasta que poco a poco nos fuimos acercando. Nuestras bocas estaban a pocos centímetros y cada vez estábamos más cerca. Yo sólo podía ver sus labios y Alicia los míos. 

Nuestros labios se empezaron a rozar lentamente y cerré mis ojos cogiendo su cara con mis manos. Puse mi frente sobre la suya separando así nuestros labios. 

- Alicia… No. - empecé. - No estás bien y yo… 

- Entiendo que no quieras. - dijo sonriendo levemente.

- No, no. No es eso. Lo que pasa es que no quiero que las cosas se vuelvan incómodas entre nosotras después de que por fin nos hayamos reencontrado. - suspiré mirándola.- Y no quiero que cuando después te acuerdes de esto - dije señalandolos. - Pienses que fue un error.

- Contigo nunca sería un error. Yo no me arrepiento de nada de lo que pasó entre nosotras. Bueno, sí. Me arrepiento de no haberte dicho lo mucho que te quería. Me arrepiento de no haberte dicho “te amo” cada vez que tenía la oportunidad. Me arrepiento de haberte dejado ir con él Alberto ese. Me arrepiento de no haber luchado por ti… Y la lista sigue. Perdóname. Perdóname Raquel todo lo malo que te he hecho desde que nos chocamos ese día en secretaría. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 31, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Back to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora