—¡¿Por qué no puedo hacer nada bien?! —se escuchó un llanto tan alto a tempranas horas de la mañana que las gaviotas que dormitaban alzaron el vuelo.Caleb, sin embargo, suspiró cansado. Una vez más, recostado en su pequeña lancha, estaba la misma sirena macho que interrumpía todas sus mañanas con un llanto digno de un drama queen. Recogió la caña de pescar, pues era claro que no iba a poder pescar ese día, y se recostó en la silla.
—¿Ahora qué pasó, Moss...? —preguntó.
—¡Soy un asco de sirena! ¡No sirvo para cazar! ¡Si no consigo cazar, seré el hazmerreír de mi familia y pasaré el resto de mi vida viviendo de pescado y viviendo en un cueva y todo el mundo se burlará de mí y mi descendencia!
Caleb lo dejó soltar lágrimas sobre la toalla que había traído para la ocasión. Sabía que no serviría de nada decirle que dejara de hacerlo, que terminaría oliendo a pescado al final. Prefería eso a tener que limpiar una vez más la lancha de aquel mal olor que dejaba Moss.
—¿En serio es tan importante...? No creo que sea tan malo.
Sin previo aviso, Moss estiró el brazo y sujetó a Caleb del cuello del polo. En sus ojos verdes podía notarse la ira mezclada con la desesperación.
—¡No entiendes nada, Caleb!
"Rayos, ¿para qué hablé?", pensó el pobre humano, sintiendo pena por su alma.
—¡Soy el mayor de mis hermanos y hasta ahora no sé cazar! ¡Hasta mi hermana menor, que es muda, sabe cazar! ¡Y yo con las justas puedo atraer a alguien! ¡Esto es una gran desgracia! ¡Nunca conseguiré novia!
Moss siguió llorando, cada vez más exageradamente, aunque hacía rato que Caleb había perdido el interés.
Caleb no sabía cómo terminó en esa situacion.
Error... Sí sabía. Pero no le gustaba admitirlo.
—¿Podrías dejar de llorar? - empezaba a irritarse. —¡Pareces una nena!
Eso logró que empeorara. Moss odiaba ser comparado con una nena. Había escuchado hablar historias de esas criaturas pequeñas de coletas y llantos tan agudos y horribles que la única forma de callarlas era si obedecían a sus demandas. Y no había gran insulto como comparar a alguien del mar con alguien de tierra, en especial una nena.
—¡No soy una nena! ¡No soy una criatura engreída que camina en sus aletas deformadas y llora por todo!
Caleb no le quedó de otra que meterle un pescado recién atrapado en la boca. Moss al instante de calló y empezó a chupar el intento de pacificador. Lágrimas seguían rodando por sus mejillas.
El corazón de Caleb no puedo aguantar la imagen que tenía frente a él. Le parecía tierno ver a una sirena echada a lo largo del asiento trasero de la lancha blanca, el "Reina de los Mares", chupando un pescado y con las mejillas coloradas. Se sentó a la altura de la cabeza de Moss, permitiendo que la criatura del mar pusiera su cabeza en sus rodillas. Con mucha delicadeza, Caleb empezó a acariciar el cabello verde azulado del otro, de vez en cuando haciendo pequeñas trenzas.
—No ffoy onna nenya...
El humano sonrió, sin dejar de trenzar el cabello.
—Lo sé. Sé que no eres una nena... Eres una sirena muy grande y valiente. Nadie podría compararse contigo.
—Esho no eff effcuja...
—Moss...
Moss se quitó el pescado de la cabeza. Este había perdido su cabeza.
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MERMAY 2020: pez fuera del agua
HumorMoss es una sirena macho, Caleb a human. Moss es un drama queen, Caleb es sarcástico... Y de alguna forma, son amigos