Capítulo 9

1K 159 5
                                    

Los días pasaron y Art quería una respuesta. No iba a parar hasta conseguir que el mayor fuese su amante. Aunque hacía mucho tiempo que su relación terminó, él nunca lo olvidó. Para él Mew era una obsesión. Soñaba con estar de nuevo en sus brazos. Fue un estúpido por jugar con él aquella vez y era una de las cosas que más se arrepentía de su vida. Sabía que Mew estaba felizmente casado, pero eso no sería un impedimento para él. 

Art ya no podía esperar más y una mañana fue en busca del mayor. Este no se encontraba en la oficina. Llamó a su teléfono y le saltaba el buzón de voz. Estaba realmente desesperado. Andaba de un lugar a otro dentro de su despacho cuando llamaron a la puerta. Se trataba del asesor de la empresa.

-Señor Pakpoom ¿Se puede?-Preguntó el asesor.

-Sí claro, adelante.

-Lamento interrumpirlo, seguro tiene mucho trabajo por delante. Le traigo los documentos que faltaban por firmar. Ya sabe lo tedioso que es este tipo de papeleos.

-Sí, entiendo. Me deja que lo revise y luego se lo entrego firmado.

-Sí claro, el problema es que el abogado sale en unas horas de viaje y si no se los lleva firmado antes de que se vaya la sociedad se podría retrasar más de lo que teníamos en mente. Aunque son unos papeles sin mucha importancia, basta que falte uno parque rechacen la transacción.

-Pues espere. Los ojeo por encima y firmo.-Y así lo hizo. 

El asesor salió del despacho con los documentos firmados y Art se quedó sumergido en sus pensamientos. Necesitaba hablar con Mew cuanto antes.


El feliz matrimonio habían decidido ir con Khalan al pediatra para que le hiciesen una revisión completa y arreglar todo el papeleo ahora que ellos eran sus tutores. Khalan se portó como un campeón y como premio se fueron a tomar un helado.

Mew encendió su teléfono y los mensajes llegaban sin cesar. Cuando vio de quién se trataba se enfureció. Sabía que Art estaría desesperado esperando una respuesta pero necesitaba tiempo para pensar las cosas bien.

Gulf estaba pendiente del menor quién disfrutaba de una gran tarrina de chocolate mientras al mismo tiempo no le quitaba el ojo a su marido. Hacía tiempo que actuaba de manera extraña. Entendía que el cambio en sus vidas había sido estratosférico pero sentía que había algo más. 

-¿Quién te envía tantos mensajes?-Preguntó Gulf sin levantar la mirada.

-Nada, cosas de la oficina. Ya sabes que ahora tenemos un accionista nuevo y está un poco perdido.

-Ya, entiendo.

-¿Cómo está el helado Khalan?-Preguntó Mew desviando la conversación.

-Muuuuy rico ¿Podemos llevarle uno a Chopper?

-No cariño, los perros no pueden comer dulce.-Respondió Gulf.

-¿Por qué no?-Preguntó el pequeño haciendo un puchero.

-Porque se pueden quedar ciegos ¿A qué no quieres que le pase algo malo a Chopper?

-Nooo, bueno ¿Le podemos llevar una pelota para jugar?

-Por supuesto que sí, elige la que más te guste.

Khalan elijó una pelota azul y una vez que terminaron el helado decidieron volver a casa. Khalan deseaba llegar para jugar con Chopper y la nueva pelota.


Win terminó sus actividades en Metawin, hoy había sido un día duro porque Gulf no había ido. Para terminar de empeorar el día en la academia de música también estaría solo porque el moreno volvía a tener ensayo con la banda.

Llegó a la academia y tres clases de dos horas cada una le estaban esperando. Las dos primeras ya habían terminado, por suerte ya sólo le quedaba una y en esta vería a Pear que siempre le subía el ánimo y le alegraba.

EL joven se sentía exhausto. Estaba siendo un día muy agotados y Pear lo notó. Con una linda sonrisa la joven se dirigió a él:

-Profesor ¿Puedo enseñarle a mis compañeras la nueva canción que estoy aprendiendo?

-Sí, eso sería genial.-Win entendió que la joven le estaba ayudando.

La clase transcurrió con normalidad. Gracias a Pear el chico había podido descansar un poco. Cómo siempre Pear se quedaba más rato con Win y lo ayudaba a recoger y a cerrar.

-Win ¿Te encuentras bien?-Le preguntó la joven.

-Estoy agotado, hoy fue un día bastante tedioso y largo.

-¿Qué te parece si vamos a tomarnos unas cervezas? Creo que te lo mereces.-Le preguntó la joven.

-¡Sí! Justo eso es lo que necesito. Desconectar del trabajo y beber con una amiga.

-Pues no se diga más.

Los jóvenes cerraron y se encaminaron a un bar dónde bebieron y disfrutaron hablando de sus cosas y de la buena música que había de fondo.

Bright llegó al piso, esta noche lo hizo antes que la anterior. Quería hablar con Win, no podía seguir así. Debía abrirse al menor y entre los dos resolver el problema. Los celos le cegaban y no veía más allá. Aunque Win le dijo que confiara en él es tan fuerte el amor que siente por el menor que no razona.

Cuando entró por la puerta se percató de que el menor aún no había llegado, por lo tanto decidió preparar la cena para los dos. Quería hablar y disculparse por su comportamiento.

Las horas pasaban y el menor no aparecía, lo llamó a su teléfono pero este no respondía. Se estaba empezando a preocupar cuando la puerta se escuchó. Pareciera como si alguien intentara abrir y no pudiera. Rápidamente fue hasta ella y la abrió. 

Allí se encontró con un borracho Win quién venía agarrado a Pear. La joven estaba intentado abrir la puerta pero con el peso del chico no podía.

Cuando Bright se encontró con aquello cogió entre sus brazos a Win y lo llevó hasta dentro. La joven lo siguió con sigilo.

-Lo siento Bright, bebió un poco de más. Ya que está contigo me marcho a casa. Adiós.-Dijo volviendo a salir del piso.

Bright no podía creer lo que estaba pasando. Su novio se había ido a beber con esta chica, justo con la persona por la que sentía esos terribles celos. Miles de imágenes se le venían a la cabeza. Se imaginaba al menor sonriéndole a la joven, abrazándola e incluso besándola. Estaba tan furioso que decidió dejarlo en el sofá. Se sentía traicionado y no podía soportarlo más.


Ahora, mi suerte ha cambiado. 2ª PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora