25. Equivocación 1.1

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Alexa repasó la escena en su mente, mientras iba en taxi camino a su departamento. La cara de culpabilidad se reflejaba en el rostro de su amiga Georgia quien a penas le sostuvo la mirada cuando se encontraron frente al edificio.

Pero sobre todo, lo que recordaba con más intensidad era la actitud de Cole. ¿De dónde había sacado aquello? ¿y por qué pensaba que tenía la autoridad para reclamarle algo así? No podía creer que estuvo a punto de ceder y aceptar salir con esa clase de hombre. Solo minutos antes estaba pensando en darle una oportunidad, pero gracias al cielo el se había revelado, tan autoritario e intolerante como realmente era.

Cuando finalmente llegó a la puerta estaba agotada física y mentalmente, levantó un sobre del suelo segura de lo que contenía. Efectivamente era otra carta de su arrendador, le comunicaba el tiempo que restaba para que entregara el departamento.

Esa fue la cereza del pastel para el terrible día que había tenido. Dejó caer el bolso y el abrigo en la entrada y fue directo a darse un baño, se quedó allí un largo rato, dejando correr el agua por todo su cuerpo, tenía un nudo en la garganta que apretaba, quería llorar, pero se dijo que ella era más fuerte que todo lo que estaba pasando, debía resistir, mañana miraría hacia el pasado y eso que hoy se veía tan imponente y aplastante no sería más que una piedrita en el camino.

Salió del baño con ese pensamiento, renovada, pensando que no había nada que no pudiera hacer luego de una noche de sueño reparador.

Se estaba poniendo la bata de dormir cuando sonó el timbre de la puerta. Como de costumbre miró por la rendija para ver quién era antes de abrir. Pensó que sus ojos la engañaban, ¿Cómo era posible que se atreviera a aparecer por allí después de lo de esa tarde? Abrió la puerta lista a decirle sus verdades, pero entonces se quedó sin palabras. Cole estaba bebido y al parecer estuvo llorando.

- Alexa... -dijo; sin previo aviso, tomó su rostro entre sus manos y colocó su frente con la suya.- Dime que es mentira, dime qué no es cierto, si lo dices lo creeré, creeré lo que tú quieras que crea. -ella intentaba alejarse, pero él no la dejaba. La arrinconó contra la pared, agarrándola por la cintura, encontró sus labios y la besó ahogándola en su desesperación. Besó su cuello con destreza y ella se estremeció entre sus manos. Ahí estaba otra vez, solo tenía que tocarla, para que comenzara un verdadero pandemónium de deseo en su interior «maldita sea» pensó Alexa, no podía creer que estuviera excitada.

25.5 Equivocación 1.2

Cole movió sus manos y extendió sus caricias al resto de su cuerpo logrando que Alexa se rindiera ante él. Aunque su boca no dijera nada Cole podía sentirlo, su cuerpo no le mentía. Cerró la puerta con el pie y la condujo a la habitación sin dejar de besarla, mientras su corazón estaba a punto de estallar en su pecho, con los nervios a flor de piel, Alexa era la mujer que amaba y había deseado desde siempre.

Se dejaron caer en la cama, Cole seguía con la mente nublada por el alcohol. Hecho un caos se obligó a sí mismo a no comportarse como un salvaje con ella. Entre caricias, retiró el fino sobretodo y la bata de dormir con suma delicadeza y sus ojos se maravillaron cuando sus hermosos pechos quedaron al descubierto, los envolvió en sus manos y los besó suavemente.

Continuó conquistando aquel terreno tan idílico y desconocido haciendo un camino a través de su torso hasta su pelvis. Estaba recién aseada y olía a gloria, aspiró suavemente, nada se comparaba al aroma y la esencia del amor de su vida.

Se abrió paso entre sus piernas y se sumergió en ella, besando cada rincón, usando su lengua audazmente para crear nuevas sensaciones; Alexa cerró los ojos tratando de no gemir, jadeando; el tintineo en su clítoris se hizo más rápido y Cole empezó a succionar aumentando gradualmente la intensidad. Aquello la enloqueció y sus dulces gemidos llenaron sus oídos, Cole no sabía por qué, pero ese logro lo excitaba de una manera insana.

Ella terminó hundiendo sus manos entre su pelo, se convulsionaba con cada lamida, su hábil lengua la penetró y sus caderas vacilaron mientras él la sostenía de la cintura ¿Cuantas veces había fantaseado con aquello? Cole había perdido la cuenta.

Se estaba volviendo loco, necesitaba poseerla. Se incorporó un poco más desabrochándo su pantalón, liberando su miembro erecto. Cuando finalmente la penetró, lo hizo con fuerza, sin poder contenerse ni un minuto más, entonces comenzó a moverse.

Dentro de todo aquel delicioso caos, aún no podía creer que al fin la hiciera suya. Su interior lo envolvió en un abrazo cálido y húmedo, la conexión fue más allá de lo que se hubiera imaginado, hacerlo con alguien que le gustaba, con alguien a quien realmente amaba, ciertamente potenciaba las sensaciones. Era como si estuvieran unidos no solo en cuerpo, sino también a través de sus almas.

Cole se movió con más ganas según se derramaba su dulce humedad. Acarició con Parsimonia sus senos y aumento el ritmo de sus embestidas, pero aún no era suficiente, mientras más tenía de Alexa más quería, debía llegar a lo más profundo de su ser, hasta estar satisfecho, estaba fuera de sí, ambos danzaron al unísono, las manos de Alexa se movían por todo su cuerpo acariciándolo, arañando su espalda y sus hombros, ella se retorció de placer, los gestos de su cara eran poesía para sus ojos, completamente estremecida, los gemidos se intensificaron elevando su libido y haciéndolo caer en una espiral de deseo, él empujó una vez más allá y ella lo recibió hambrienta, hasta que finalmente su miembro comenzó a palpitar en su interior derramando su esencia tibia y espesa, inundándola por completo y juntos alcanzaron el clímax.

Sus corazones latían desbocados al unisono. Cole la besó en la frente y luego la besó nuevamente en los labios, un estremecedor sentimiento lo invadió cuando hicieron contacto visual, siendo esté el momento más sublime de su existencia.

- Sabía que no podía ser cierto... -y fue lo peor que pudo salir de su boca en aquel momento.

Cole aún no se había recuperado de toda aquella intensidad cuando ella comenzó a golpearlo. Una y otra vez Alexa descargó sus pequeños puños contra él.

- ¿Estas feliz ahora? -se levantó, recogió las cosas de Cole que estaban en el suelo. Alexa siguió golpeándolo hasta llevarlo fuera, estaba tan furiosa que lloraba de la rabia. Lo miró con una expresión que lo hizo sentir vergüenza de sí mismo.- Espero que ahora estés satisfecho.

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¡Hola hermosos!

Acabamos de terminar el primer arco de Toxic! En esta primera parte hemos explorado a nuestros personajes y sus motivaciones. Esta primera parte del libro representa el pico más bajo de lo que nos espera. Creo que también debería decirles que mucho de lo que sucede en este libro está basado en hechos reales; si se lo están preguntando, sí, hay un HDP del nivel de Cael Lisandro Dunn, creo que el original es todavía peor; a veces la realidad supera a la ficción, ¿verdad? Por favor continúen apoyando Toxic. ¡Gracias por leer!

PD: Si te está gustando esta historia, agradecería mucho que la recomendaras a tus amigos lectores, gracias de antemano 😊🙏

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