10

77 8 156
                                    

Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

10

Marinette estaba muy nerviosa, Adrien lo había achacado a la renovada energía de Dryadula y a lo que había confirmado Wayzz respecto a sus teorías. Una parte de él se sorprendió cuando le rogó que Plagg se quedase con ella aquella mañana, a la otra le pareció bastante coherente porque Plagg tenía un poder ofensivo con el que ganar algo de tiempo si Dryadula llegase hasta a ella. Así que se había ido a trabajar en solitario asegurándose de dejarle claro a Plagg que, si ocurría algo malo, debía avisarle en seguida.

Marinette removía su desayuno de un lado a otro con Plagg, sentado frente a ella sobre la mesa, le miraba lleno de curiosidad, pero sin mediar palabra.

—¿Quieres más camembert?

Plagg movió la cabeza y frunció el ceño.

—Mira, Marinette, amo el camembert tanto como dormir y romper cosas, pero estás sobrealimentándome y eso no va a solucionar lo que sea que quieras decirme.

Suspiró. Lo sabía.

Tal vez, si Luka no la hubiese descubierto, no habría necesitado hablar con el kwami. Tenía la esperanza de machacar a Dryadula y recuperar el prodigio antes de que aquel embarazo se convirtiera en un problema para su transformación. Pero ahora que Dryadula estaba conectada con Hawk Moth, se le ponían las cosas verdaderamente difíciles.

—Plagg... ¿cuántas portadoras has tenido?

—Unas... treinta, aunque algunas se hacían pasar por hombres.

—Habrás vivido muchas cosas con ellas...

El kwami asintió. Cada portador que había tenido era único, algunos habían sido geniales, otros desastrosos y después estaba Fong, del que prefería no opinar.

—No quiero dejar a Adrien —soltó Plagg cruzando las patitas sobre el pecho—. Le veré hacerse viejo y estaré con él hasta el final.

Una sonrisa afloró a los labios de Marinette, aquel amor que se tenían el uno al otro le llenaba de paz.

—No voy a separarte de él, puedes estar tranquilo.

—Eso espero, porque me gustas mucho, Marinette, pero no dudaría en volverme contra ti si lo intentases.

Plagg era, indudablemente un gato. Fiel a la persona a la que elegía, dispuesto a atacar a quien tratara de dañarle.

—Suéltalo sin más entonces. ¿Qué pasa?

—La transformación —susurró bajando la mirada—. ¿Alguna vez se ha vuelto inestable?

—Sí, claro. Durante los embarazos.

—Ya...

—Era raro, pero no demasiado problemático. Mis portadoras tenían un plan B para eso.

—¿Plan B?

—Bueno, algunas tenían una doble que ocupaba su lugar durante ese periodo de tiempo. Otras buscaban otro modo de cumplir con su deber sin tener que transformarse.

—Ya entiendo.

Ella no tenía a ninguna doble y, desde luego, tenía que transformarse para cumplir con su deber y purificar al akuma.

—Las portadoras de Tikki son diferentes, siempre han abandonado su misión muy jóvenes o antes de que pudiese ocurrir.

—¿Por qué?

Nos viesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora