– Entonces... ¿Ustedes viven aquí?
Los siete nos detuvimos frente a una vivienda, tenía un estilo un tanto tradicional, a comparación de los hogares y edificios que se veían de la época actual. No es que me queje, había visto este tipo de casas por internet y tienen ese no se que... Que me agrada.
– Mamá nos debe estar esperando dentro, ¡Pasa por favor! – Todomatsu me dió unos leves empujones, haciéndome pasar por la puerta principal del hogar.
No tuve más opción que obedecer, abrir la puerta y entrar a lo que parecía ser uno de esos lugares en los que se reciben a las personas. Pude ver qué había una puerta más adelante del área, así que quise pasar para abrirla también, pero entonces recordé algo:
– ¡Ah! Tengo que quitarme los zapatos ¿No? – Mire hacia abajo, habían unas ¿Pantuflas? en el piso.
– Vaya, y yo que pensé que no sabías esas cosas.– Dijo Osomatsu, haciendo su característico gesto de rascarse la nariz.
– Mamón...
Todos hicieron un gesto de confusión al no saber lo que había dicho, y mientras tanto yo hice lo que había mencionado. Me quite mis zapatitos y me puse un par de pantuflas de las de ahí.
Los demás imitaron mi acción, y al estar todos listos nos adentramos más a la vivienda. Abrimos la puerta y entramos a lo que supongo yo era la sala principal, todo era muy silencioso y parecía que no había nadie
Eso pensamos todos, hasta que escuchamos unos ruidos como de metales chocando, tal vez cacerolas, sartenes o esos dos machetes que mi abuelo usaba para cortar madera... Bueno no, pero estoy segura que se escuchaban como las dos primeras opciones.Extrañamente entramos con sigilo, como si la persona que estuviera en la cocina fuera peligrosa. Nuestras cabezas se asomaron por la puerta y entonces...
– ¡Ninis!
La voz de una mujer mayor nos espanto a los siete, pero yo estuve peor porque hice una cruz con mis dedos:
– AVE MARÍA PURÍSIMA-
– ¿_____ chan? – Jyushimatsu me abrió los ojos, apretándome la cara y agitandola – ¡_____ chan, ella es nuestra madre!
– ¿Madre?
Mire a la mujer frente a mi, parecía estar preocupada por mi reacción. Se veía como esas señoras amas de casa buena onda, pero que cuando las hacían enojar les daban tremenda chinga. Aún así, se veía muy amable, a pesar de que estaba asustada por mi culpa.
– Disculpe doña, ¡Me saco el susto de mi vida! Pero estoy bien. – Levanté los pulgares frente a ella.
– La mujer suspiro aliviada, y luego me miró sonriente. – Es un alivio, lamento haberte asustado querida... Soy Matsuyo Matsuno, madre de estos seis diablillos.
Rápidamente hice una reverencia bastante exagerada, me doble unchingo, pero los modales ante todo.
– Un verdadero placer, señorita Matsuyo, mi nombre es _____ / apellido /.
...
Pase el rato platicando con ella y con su marido que había llegado después, ayude a servir la comida ( cosa que no hacía ni en mi casa ), y termine por sentarme junto a la madre y el padre ( Matsuzo ). Los ninis en su mesa de vez en cuando me suplicaban para ir a comer con ellos, pero me rehúse, estaba bastante cómoda en mi lugar y si me iba con ellos, seguro y estaría bastante apretada ahí... Y quién sabe que hagan debajo de la mesa... No thanks.
– ¡ _____ chaaan! ~ ¡Por favor ven! – Osomatsu grito, alzando su plato de comida y haciendo puchero.
– No.
– ¡ Pero queremos conversar ! – Nuevamente grito dirigiéndose a mi.
– Primero déjame comer.
– ... ¡ _____ chAAAAN ! ~
– sALAVERGA
Levanté mi mano con los palillos, y se los lance en toda la jeta. ¿Qué pasó después de eso? Pues que ya no insistieron e Osomatsu termino con dos cuernos en la cara.
Que agradable familia
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Quiúbole, ¿Apoco no quedo con madre? JAJAJAJA
Someone shoot me.
– MayZhan.