Capítulo 14

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La claridad del exterior me hace refunfuñar, llevo las manos a mi rostro antes de terminar de despertar por completo. Estiró mis brazos hacia arriba sintiendo al instante el adormecimiento en mi cuerpo.

—Buenos días dormilón.

La voz ronca de Marco suena desde un lugar de la habitación, con cansancio me recargo contra la cabecera de su cama, él esta terminando de vestirse, le observó colocarse una camisa negra suelta.

—Prepare agua para que te puedas asear.

—Gracias—Susurro ignorando el dolor agudo en mi garganta.

—Te prestare algo de ropa, hoy mamá tiene el día libre asi que vamos a desayunar con ella.

—¿Con tu madre?—Pregunto alarmado.

Se encoge de hombros restándole importancia.

—Ella estará feliz de conocerte, no suelo traer gente a casa.

Asiento con timidez y me encamino al baño, me detiene por la cintura al pasar por su costado.

—¿Te duele algo?, espero no haber sido muy rudo contigo anoche precioso.

Niego mientras siento mi cara arder, sonríe y me besa antes de dejarme ir. Paso un largo rato en la ducha, siento mi cuerpo raro, demasiado pesado y adolorido. En mi mente solo me recuerdo una y otra vez como llegue a este punto.

Después de decirle aquello las cosas subieron de tono, Vanessa le dejo llevarme con él, advirtiéndole que si algo me ocurría lo dejaba sin bolas, también le hizo saber que tenía que dejarme temprano en su casa o mandaría a la policía a investigar. Pensé que se alejaría de mí y nunca más volveríamos a saber de él.

No fue así.

Sonriente le prometió cuidar de mi, en la madruga llegamos a su vivienda, su casa es enorme pero vive alejado de la mansión principal, tiene una gran habitación a metros de distancia de ahí, con tristeza me explico que su padre no acepta su sexualidad así que le pidió a su madre construir el lugar para que pueda refugiarse aquí. Ambos charlamos sobre nuestra penas y después de eso las olvidamos por completo refugiándonos en nuestros cuerpos.

—¿Ya estas listo pan dulce?—Pregunta en cuanto he terminado de peinarme.

—Ya estoy listo polo.

Desde que Marco había inventado su teoría sobre que Amit puede ser pansexual no ha dejado de llamarme "Pan Dulce", en respuesta yo he comenzado a llamarle "Polo" por el clásico juego.

Toma mi mano y me guía por su gran jardín trasero, al llegar a la mansión que tiene por casa entramos por la puerta trasera que da directo a su cocina, ahí una mujer rubia y una niña que es su versión miniatura, desayunan con tranquilidad. La primera en notar nuestra presencia es la pequeña quien esta frene a nosotros en la barra.

—Mamá—Llama la pequeña y la mayor recae en nuestra presencia.

Sus ojos se iluminan y una gran sonrisa se extiende por sus labios, Marco rasca su nuca incómodo.

—Buenos días—Saludamos al mismo tiempo.

—No sabía que teníamos visitas—Habla la mujer sin sonar recriminante, la menor me observa con el ceño fruncido.

—Familia—Marco habla en voz alta—Les presento a Evan Reece—La mujer lleva la mano a su barbilla pensativa—Evan, mi madre Belía y mi hermanita Elizabeth.

—Un gusto—No puedo evitar balancearme, nervioso.

—El gusto es mío—Responde la señora Belía, estrechamos nuestras manos—¿De casualidad eres familiar de la Doctora Clara de Reece?.

Ley De Atracción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora