Amy
Luke me dejó sola en la habitación.
Aprovecho que no está y me dirijo hacia la muñeca.
Mi corazón late más fuerte de lo que latía antes,
¿Porque él aún la tiene?... Esto no tiene sentido.
Cuidadosamente retiro la tapa de vidrio y saco la muñeca.
Por unos segundos me pregunto, ¿Qué chico de dieciocho años, tiene una muñeca guardada en una caja de vidrio en su habitación?, ¿sus amigos, no lo molestan?
Le acomodo su rubia cabellera con la mano y la pego a mi pecho.
Las lágrimas fluyen como un río desbordado.
A pesar de todos los años el aún conserva la muñeca. Tal vez Luke no ha cambiado tanto.
Beso en la frente a la muñeca, le acomodo el vestido y la coloco de vuelta en la caja. Pongo la tapa.
Ya han pasado quince minutos desde que Luke se fue. Como que empiezo a preocuparme por él.
¿Hará pasado algo malo? ¿Se habrá quedado dormido? ¿Fue por algo que dije?
Toco la puerta del baño.
-¿Luke? ¿Estás bien?-No contesta.
Hago el intento nuevamente
-¿Luke?-pasan unos cuantos segundos.
-Sí Amy. Estoy bien. No te preocupes. Debo atender esta llamada, perdón- y por fin contesta. Ahogo un suspiro
-está bien. Te espero.-
Me retiro de la puerta y voy hacia el televisor.
Una cesta pequeña color negro me llama la atención. Miro a los lados y la abro.
Sé que no debería husmear con las cosas ajenas, pero....ya lo hice.
Lo que veo me sorprende, corro hacia la puerta del baño, la abro y entro como si fuera un torbellino.
-¡Luke, puedo...-
-¡Ah! ¡Amy!-Luke se para de un salto y se cubre allí abajo.-Se toca antes de entrar.- me regaña.
Me quedo atónita. La cremallera de Luke está bajada y por ahí se asomaba en un ángulo de 43 grados (sip, soy matemática, cuando veo algo me gusta analizarlo) algo muy grande que parecía un gusano color piel. Me quedo mirando ahí por la impresión.
Luke se percata y se tapa con las manos. Oh...ya entendí. Ese es su...
-Amy. No...yo no estaba. Ya sabes. Lo siento. - Yo sigo mirando ahí. Nunca había visto uno antes. Eso es nuevo para mí, así que me da un poquito de curiosidad.-Amy por favor deja de...Ugh..-su respiración se acelera y suelta un gruñido- Deja de mirarlo que me...-su cosa se levanta como una palanca. -Mierda, Amy- camina hacia mí.
Me quedo paralizada cuando lo hace.
¿Qué piensa hacer?
Coge algo de mi lado.
Me da la vuelta y me ata eso alrededor de los ojos.
Oh, ya entiendo, es una toalla.
-lo siento. -dice. La voz de Luke suena a que está avergonzado.
¡Hay no...Qué hice! Conozco a Luke desde pequeño y no sé si aún le pasa lo mismo pero cuando entra en sentimiento de culpa se encierra en "su mundo" y no habla.
Oh no Luke. Por favor no te sientas así, es mi culpa por entrar sin tocar.
Debo arreglar esto.
-Luke no...Es mi culpa. Debí tocar la puerta antes de entrar.- oigo los pasos de Luke alejándose.
-Luke-tanteando lo sigo. Solo me guío de los sonidos.
Estiro el brazo y siento su abdomen por casualidad.
Subo mi mano hasta su cuello y luego la otra. Lo abrazo.
Siento su bulto entre mis piernas pero no me importa en este momento, no pudo dejar que mi mejor amigo se culpe.
Reprimo un gemido.
Por alguna razón que no entiendo estoy empezando a tener mucho calor, y esa sensación no me gusta para nada.
-Amy...por favor. Suéltame.- hago caso omiso a su petición. Sigo abrazándolo-Amy...lo siento- me coge de la cintura y me aprisiona con su cuerpo en una pared. Ambos tenemos la respiración acelerada. ¿Qué me pasaba?
Levanta mi pierna derecha flexionando mi rodilla, desata la hebilla de mi zapato y coloca mi pie en el suelo. Repite el mismo procedimiento con la otra pierna.
Me quita la venda de los ojos bruscamente. Observo sus ojos. Están brillantes y oscuros. Sus pupilas están dilatadas.
Es extraño, pues no...No le tengo miedo. Sabía que él no me haría daño. O tal vez... ¿sí?
Lo sentí duro entre mis piernas.
Con una mano repasa el contorno de mi cintura hasta mi cadera. Sus ojos me miran de una extraña manera.
-Amy...eres tan...tan...preciosa. No sabes cuánto...me...excitas.
Besa mi frente.
Mi corazón palpita mucho más fuerte.
Desliza sus labios por mi mejilla.
Mis labios tiemblan al igual que los de él, se acerca más.
Cierro los ojos esperando su siguiente movimiento.
ESTÁS LEYENDO
Tras una promesa
RomanceUna promesa hecha desde pequeños. la de no olvidarse. De como el destino juega con sus cartas. A favor tuyo o en contra. El mundo puede llegar a ser tan pequeño. Tanto como para encontrarte después de casi diez años con tu primer amor.