Hasta que mi voz te alcance [Dororo AU]

1. Una nada tierna infancia

"Es mejor que estuvieras muerto" "Ni siquiera serviste para mantener a tu padre a mi lado" "Si ahora tenemos tantas carencias económicas es tu culpa"" Debí deshacerme de ti cuando tuve la oportunidad".

Se supone que esas no eran palabras que un niño debía escuchar, sin embargo, eran frases que recuerdo mi madre siempre me decía cada que tenía oportunidad. A esa tan temprana edad no podía comprender nada, solo podía preguntarme que había hecho mal para que mi madre me odiara tanto, para no amarme.

Solo fui capaz de comprenderla un poco más hasta que entré en la adolescencia. Cuando tenía quince años y ella fue encarcelada por posesión de drogas, al quedarme solo en casa, decidí registrar sus cosas y tirarlas a la basura. Dejaría ese departamento infernal que tan malos recuerdos me traía, pero no sin antes quemar todas las cosas de esa bruja a quien yo tanto detestaba.

Revisando sus cosas fue cuando encontré su diario, y al comenzar a leerlo pude comprenderla un poco más. Comencé a entender porque siempre había estado tan amargada conmigo y con toda su vida. Aunque haber tenido un pasado de mierda no justifica su maltrato hacia mí, pude tenerle un poco más de compasión tras leerlo, no, más bien... Ahora solo puedo asegurar que le tengo lástima.

Emiko Aizawa es el nombre de mi madre. Una mujer que quedó huérfana de padre a sus escasos doce años de edad. Es hasta irónico como la vida parece disfrutar de esclavizar con una cadena de amargura a ciertas personas, una cadena tan larga y pesada que es imposible deshacerse de ella por años o incluso generaciones, como es nuestro caso.

Mi abuela tuvo que trabajar arduamente para mantener a mi madre. Trabajando todo el día, esta no tenía casi tiempo para su hija. Que gracioso que en su intenso deseo de trabajar para darle la mejor calidad de vida posible a su hija eso las hubiera distanciado tanto. Con una figura materna ausente la cual no pudo guiarla de la manera correcta, Emiko tomó el mal camino de la vida.

Emiko, tras ver el infinito cansancio de su madre por trabajar de sol a luna y los sacrificios que debía hacer, comenzó a odiar ese estilo de vida, despreció el trabajo honesto y a su forma de ver, los esfuerzos innecesarios.

Como mi madre es una mujer de extrema belleza, desde que entró a la preparatoria comenzó a volverse lo que vulgarmente se conoce como una "golfa". Decidió sacarle el mayor provecho a su hermosa apariencia para obtener cosas de los hombres a cambio de seducirlos, tener relaciones sentimentales con ellos, o incluso solo por favores sexuales. Nunca le importó denigrarse, siempre y cuando pudiera obtener lo que ella quisiera se crio con la firme idea en la mente de que "el fin justifica los medios".

Muy pronto, lo que podía obtener de sus compañeros de preparatoria comenzó a ser insuficiente para ella. Decidió irse por mayores presas, comenzó a seducir a hombres mayores encontrando lo que ella definió en su diario como "el paraíso".

Siendo hombres que ya contaban con trabajos estables podía obtener regalos aún de mayor valor. Fue entonces cuando en Emiko surgió un plan maestro con el cual estaba segura podía asegurar un futuro lleno de lujos y riquezas. Seduciría a un empresario adinerado para casarse con él, y de esa manera convertirse en una mujer rica y poderosa.

¿Trabajo, estudios? Ella no necesitaba nada de eso si con su enorme belleza y perfecto cuerpo bastaba y sobraba. Fue así como conoció a mi padre. En su diario no menciona nunca su nombre, solo lo llamaba "el árabe". Este hombre era un extranjero, un acaudalado hombre de negocios que de vez en cuando venía a Japón por cuestiones de trabajo.

Era de medio oriente, supongo que a él debo mis singulares ojos verde olivo y mi tez morena. Por supuesto el ser mitad japonés es uno de mis secretos mejor guardados, muchos pensarían lo contrario, pero sorprende mucho darse cuenta lo racistas que los japoneses pueden ser con los mestizos como yo o los propios extranjeros.