Las flores habían despertado ya, la época de frío tormentoso había acabado y la primavera por fin comenzaba a ser acogedora, los colores de aquel paisaje eran realmente bellos mientras un niño corría por aquel campo de flores, se le podía oír reír mientras intentaba perseguir las mariposas.
—¡A comer! —. Escucho la voz de su padre y fue por eso que detuvo sus juegos para ir hasta este, quien le esperaba en la entrada de la pequeña casa. —Manos—. Pidió el adulto cuando este estuvo cerca suyo.
—Están limpias las limpie en mi ropa —. Dijo el pequeño sin enseñar estas realmente.
—Ve a lavarte las manos —. Ordeno.
—¡Pero papá! —. Se quejó el niño observando la mirada seria de este aparecer, por lo que la manipulación sentimental se hizo presente también en su lloriqueo falso.
—¿Apenas llego y el pequeño Jungkook ya está llorando? —. Jimin sonrió al oír a esa voz, encontrándose con ese buen hombre con las ropas del palacio, pero que tanto le había ayudado en ese tiempo.
—¡Tío! —. Dijo el pequeño emocionado lanzándose a los brazos de aquel hombre con el largo cabello oscuro, Jimin no sabía si sentirse feliz de verlo, o aterrado, pues sus visitas eran cosas buenas, y en pocas ocasiones fue malo.
—¿Trajiste una carta de papá? —. Pregunto el niño rebuscando los bolsillos de Hoseok, el hombre que durante más de 10 años fue el único en apoyar aquella historia de amor.
—Jimin, buenos días —. Saludo al omega, quien devolvió el saludo en una sencilla venia.
—¿Jennie está? —. Pregunto observando el interior de la casa.
Jennie era la hermana menor de Seokjin, la mujer había quedado destrozada con la muerte de este y con el pequeño hijo de Jin, sola y sin ningún apoyo se junio a Jimin, quien al quedar en cinta sabía de los problemas que se vendrían, pues era un omega sin una "unión" y como todo se resolvía con la muerte en aquella manada, Jennie no dudo en irse a vivir con él, era un alfa, una mujer alfa, así que la "relación" fue correcta, aunque como tal no eran una pareja, simplemente se ayudaban mutuamente.
—Salió con Tae al mercado, es su cumpleaños hoy, así que quiso comprarle nuevos zapatos —. Comunico al otro tío del niño.
—Eso es bueno, traje su regalo —. Dijo. —¿Podemos entrar? —.
—Claro, come con nosotros —. Invito Jimin.
Jimin y Yoongi no podían comunicarse, Jimin en el pasado era tan sólo un sirviente de la manada, pero cuando quedo en embarazo se le permitió dejar ese trabajo y ahora era un simple costurero con un pequeño niño de 10 años.
—Bien, necesito dibujarlo—. Comento Hoseok. —Yoongi quiere ver a Kook y Tae ahora —.
Si, Yoongi conocía de Jungkook, había sido informado desde el primer momento por Hoseok, quien tenía la posibilidad de comunicarse con este por medio de cartas, claro, siempre fue cuidadoso y hablaba en claves por si esas cartas eran tomadas por alguien inescrupuloso, pues Yoongi no era el rey aún, las reglas estaban y aquella unión y el niño eran considerados un gran pecado.
Ellos eran una familia, aunque distanciados y Hoseok había sido el único intermediario para no perder el contacto en estos diez años.
—¿Él está bien? —. Pregunto Jimin mientras serbia otro plato para que Hoseok.
—Lo está, y sí, si mando cartas —. Hoseok vio la emoción de Jimin en sus ojos y la de Kook, pero en su grito, pues el niño amaba esas cartas ya que eran la única cercanía con su padre alfa, por lo mismo Hoseok les enseño a leer y escribir a estos, pues, a los sirvientes omegas no se les permitía leer, los únicos omegas en poder leer y escribir eran los nacidos en la familia real.
Namjoon era su hermano y Hoseok nunca se perdonó el perderle de tal forma, se inculpo, aunque no era su culpa, pero su dolor le hizo verse como el malo y ahora se empañaba en luchar por otro amor similar al que dio vida a su sobrino.
Hoseok no sólo ayudaría a su amigo (al que le serbia fielmente) a ser rey y a que el mundo que conocían cambiase, por Jimin y Yoongi, no, también lo hacía por la memoria de su hermano, de quien lucho hasta el final por quien amaba, pero fracaso vilmente.
Además, Hoseok sabía que Yoongi debía ser el rey, o sino la segunda opción sería peor que esté presente.
Aquella historia de amor no sólo tenía el gran problema de la desaprobación social, pues también tenían uno rubio y con gran melena.
...
¿Qué tanto puede hacer el ser humano por ambición? Tondo.
Agust lo había sabido desde pequeño, había sabido que el poder era su único amor y que lograr obtener este sería complicado, y es que, hijo del rey, pero, el menor, grotescamente por minutos.
—Diez años han pasado —. Hablo a su padre que estaba sentado con el rostro envejecido, pero aún el rey, aunque se notaba que esperaba tener descanso perpetuo por fin, y lo que más enojaba aquel rubio era que no sería él el sucesor de ese trono, su padre siempre había preferido a Yoongi, siempre había visto a este como el rey y no a él.
—Me pregunto si esta guerra acabara algún día, siento que a Yoongi le ha quedad grande —.
—A Yoongi—. Hablo con debilidad el anciano. —No le ha quedado grande, ha manejado esa guerra terrible bien, dignos actuares de su clase, comportamiento del alfa líder que es —.
—¡Yo pude serlo mejor! —. Se quejó explotando, pues no había nadie más en esa habitación ahora mismo.
—Un rey egoísta no puede llevar a su pueblo a la victoria —. Agust se levantó de aquella mesa en la que simplemente estaba escribiendo con la tinta negra. —Tomare un descanso —. Odiaba ser obligado a estudiar, a memorizar los poemas que su hermano aprendía sin problema alguno, pero no él.
—¿Tan pronto? Ni una hora llevas terminado eso —.
—Me ha dado hambre —. Mintió dejando aquel lugar prontamente, pues cuando perdía la razón, nada bueno sucedía.
...
Cólera, enojo, celos y envidia era lo único que recorría el cuerpo de aquel príncipe, su rostro era idéntico al de Yoongi a excepción de su cabello largo y rubio, de la mirada careciente de bondad y en ese momento de elocuencia, pues, camino aquel bar con una idea en mente, una que pensaba hacer cumplir.
Había sido listo y cambiando su ropa, pues usar el escudo fuera dejaría al descubierto que se trataba del el príncipe, y no era lo que deseaba, pues quería mantener su buena fachada, por lo mismo ato su cabello y quito las joyas, mostrándose casi como un pobre campesino, pero con el porte y elegancia de un príncipe al caminar, su ego era muy alto como para bajar la mirada alguna vez.
Agust sonrió al llegar a su destino y encontrar a la persona que necesitaba, llevo sus manos a la pequeña bolsa de cuero atada a sus pantalones en la que una buena cantidad de monedas de oro se encontraba y con confianza fue hasta el sujeto de cabello oscuro, ropa desaliñada y personalidad intrigante, porque, aunque sus prendas lucían pobre, su rostro y aura no.
Pidió un trago de ese licor barato que bebían los trabajadores y se sentó al lado del hombre que necesitaba, le analizo unos segundos y luego se acercó lo suficiente, claro, manteniendo su rostro al frente para no llamara la atención.
—Kim —. Llamo por su apellido al atractivo hombre con la brava espesa y ahora podía notar la pequeña cicatriz en su ceja. —Escuche que eras un espía —. El hombre le miro con enojo y tal vez algo de miedo. —Tranquilo, me tiene sin cuidado, pero, quiero proponerte un trato —.
—¿Un trato? —. Pregunto volviendo a centrar su atención lejos del hombre, pero escuchándole.
—¿Cuánto dinero quieres tú y tus hombres para lastimar a Min Yoongi? —.
El sujeto se burló. —¿Tu hermano? —. Claro que le reconoció, vamos, su voz era conocida para él, después de todo estaba en esa manda para espiar a la familia real y llevar información a los enemigos de esta. —Es un gran guerrero, no se puede matar tan fácilmente o ya hubiese sucedido—.
—No quiero que le maten, quiero que su rostro deje de ser igual al mío —. Pronunció con ira, pero aun así modulo su tono de voz —¿Cuánto quieres por ello? —.