Viaje con destino a...

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Le pedí al director de idiomas que me repitiera unas dos veces más a qué país tenía que irme, aún no lo podía creer, toda mi vida viendo series coreanas, adorando el k-pop e intentando hacer las coreografías, toda mi vida como un sueño frustrado, yo sé que quería ir a Estados Unidos pero en este momento realmente no me importa, ¡Me voy a Corea del Sur!.
Llegué a casa emocionada con la noticia pero antes de abrir la puerta de la casa me entró esa sensación de nervios hasta el dedo pequeño del pie, sabía que cuando me fuera dejaría muchísimas cosas en México y lo más importante era mi familia, así que abrí despacio ya sin la sonrisa.
- Buenas tardes Dani, ¿Cómo te fue en la escuela?. Mi mamá me preguntaba desde la cocina, no había terminado de analizar el ambiente y su pregunta cuando sentí unos brazos en la cintura, era Carlitos.
- Dani vamos a jugar con los carritos, hoy me compraron uno nuevo, es de tu color favorito. Me decía mientras me mostraba un carro azul como el cielo, era demasiado lindo.
- Espera Carlitos, tengo que hablar con mi mamá y cuando terminé vamos a jugar.
Mientras me movía de la sala a la cocina recordé todo lo que el director de idiomas me había dicho, según él no me dieron un internado en Estados Unidos porque otras universidades y los estudiantes de la marina agotaron el cupo y como mi universidad no era prioritaria como ellos no tuve oportunidad aún con mi promedio en el examen, al principio me enojo mucho pues yo sé que tan buena soy en lo que hago pero después pensé en qué mi abuela siempre decía que "no hay mal que por bien no venga" y me sentí bastante mejor, cuando estaba frente a mamá en la cocina me hizo a un lado con su brazo para meter algo al refrigerador.
- Mami me dieron una beca para el internado. De inmediato me miró y sonrió.
- Es la mejor noticia que pudiste traer Dani, nos preocupaba que no te dieran beca y no pudieras cumplir tus sueños, pero cuéntame qué cubre la beca y dime ¿si lograste que te la dieran en estados unidos? ¡Cuéntamelo todo!
Y yo por dentro pensando que Estados Unidos está muy lejos de Corea bien agüitada.
- Bueno mami primero que nada te pido que te relajes y respires profundo.
- ¡Ay! Xiadani ya dime me pones nerviosa. ¿Será que si me voy a rezar un rosario tardé mucho? porque ya me dio miedo decirle.
- Bueno yo sé que todos estaríamos muy contentos de que me fuera a un internado en Estados Unidos, sería el mejor currículum para encontrar un buen trabajo y, eso no pasará pero no quiere decir que iré a un internado feo, de hecho creo que será algo que también me agrada. Mi mamá no me notaba convencida y su mueca en los labios hacia que yo me pusiera más nerviosa, sentía como que el haber firmado ese documento que acreditaba mi beca había sido por pura presión.
- Hija dime la verdad, ¿A dónde te vas?. La puerta de la casa crujió, no podría ser nadie más que mi padre y yo no pensaba que se enterará de esta manera porque él más que nadie estaba orgulloso de que logrará un internado en Estados Unidos y tonta Xiadani ya había alardeando mucho acerca de eso, pero el sonido de mi voz diciendo la verdad fue más rápido y no pude detenerme así que mi padre escucho lo que tenía que decir.
- Mi internado será en Corea del Sur.
- Xiadani de que estás hablando, ¿porque no te vas a Estados Unidos?. La voz de mi padre era una mezcla de decepción y enojo, maldije por lo bajo ¡¿porque no puedo tener la boca cerrada un estúpido momento?!.
- Papá lo siento, realmente no fue culpa mía, tu sabes que más que nada quería irme allá, pero el cupo se agotó. Estaba mirando la cara de mi papá un poco triste pero al final me sonrió comprensivo y, me alegré porque sentí que yo era la única que estaba tomando todo esto de manera exagerada. Mis papás me abrazaron y me sentí bien de nuevo, ya sabía que como dice mi abuelita no hay mal que por bien no venga.
Llego el día de irme, este internado era todo para mí porque me serviría para avanzar en mi carrera profesional y tener un buen currículum para futuros trabajos, me sentía nerviosa, tenía un dolor de estómago que me obligó a tomar una pastilla para controlarlo y sobre todo sentía que estaba abandonando a mi familia. Salí con las maletas de mi habitación, con el peso que me habían indicado en el documento de la beca y vi a toda mi familia mirándome orgullosos y algo tristes.
- Dani no estés nerviosa, solo es un año y yo sé que te vas para que las cosas cambien para ti, para que puedas crecer como la mujer que ya eres, que tu edad no te impida creer que lo puedes lograr todo, si tú eres nuestro orgullo. Mi mamá hablaba con lágrimas en los ojos pero sabía que estaba muy feliz, todos lo estaban.
El camino al aeropuerto fue bastante bonito, mi papá puso música en la camioneta y yo iba con mi hermanito en la piernas mientras bailaba animado, mi tía y mi abuela se reían, y parecía como si no hubiera tristeza en el ambiente. Las despedidas siempre son duras, todo lo habíamos hecho en casa, el llanto, las risas y los abrazos, así que cuando estuve en el aeropuerto solo me despedí saludando con la mano, al subir al avión sentí que me hacían falta lágrimas para llorar y el estómago vacío como si me hubieran quitado todo el interior, ahora estaría sola un año, en un país desconocido, con gente desconocida, pero toda mi familia confiaba en que yo sería lo que quería y algún día tendría mi empresa de turismo, y yo también confiaba en mí, así que sequé mis lágrimas y mire por la ventana del avión mientras escuchaba el anuncio de despegue, me persigne y le hice una pequeña oración a la virgencita para que me cuidara en el largo camino. Me removí incómoda en el asiento, la señora que se sentaba al lado mío comía alguna fritura haciendo demasiado escándalo, el cielo estaba totalmente oscuro y, escuché el aviso de aterrizaje para menos de media hora se haría una escala en estados unidos, me quedaría un día ahí para el siguiente vuelo a Corea, por lo menos podría ver cómo es Estados Unidos y los hoteles al rededor de los aeropuertos, ¡super genial! pensé con sarcasmo.
Cuando el vuelo aterrizó realmente no vi la gran cosa, solamente me tomé el tiempo de escribir un mensaje para la compañía de turismo que me tendría como interna, avisando que ya estaba en EEUU y me enviaron un mensaje de vuelta acerca de que mi Uber al hotel ya estaba en camino, no pasaron más de 15 minutos cuando me avisaron que ya había llegado y el modelo y placas del auto, me subí mientras le mencionaba mi nombre al chófer el cual se bajó a subir mis maletas y ahora sí, con destino a una cómoda cama. Si hubiera estado más de 24 horas en Estados Unidos estoy segura que habría ido de paseo aunque no lo tuviera permitido, pero ni si quiera tenía mucho dinero, mi papá ahorro demasiado para darme apenas 900 dólares, no es mucho pero yo sé que se sacrificó para obtener esa cantidad con horas extras de trabajo y como la beca es de un 100% realmente solo lo hizo para que yo pudiera tener comodidades extra.
El viaje al aeropuerto (después de una cómoda cama en el hotel y una comida un poco procesada) fue rápido, me sentí nerviosa cuando subí al avión y me acomodé de nuevo en mi asiento para 12 horas de vuelo.
- Corea Corea Corea. Repetía en mi mente cada vez que perdía la calma y me dolían las piernas de ir sentada, iba al baño cada hora, me tenía harta el señor que se sentó a lado mío, no paraba de ver un programa de televisión que según él era demasiado gracioso, yo solo le sonreía amable porque me parecía demasiado racista cada comentario del conductor, estaba volviéndome loca, me puse mis audífonos y busque algo en Spotify de la música que había descargado, vi Blackpink y Red velvet en los álbumes, pienso que si voy a Corea escucharé mucho K-pop así que mejor puse a mi poderosísimo Vicente Fernández, extraño México y ni si quiera han pasado dos días.
Tal vez llevaba unas tres horas dormida porque me desperté con el brazo entumido de cargar el celular, pero eso no fue lo que interrumpió mi sueño con Vicente Fernández y una cena romántica con un hombre sin rostro que según yo era el amor de mi vida, me preguntaba si sería guapo...
Lo que me despertó fue las bocinas del avión, estaban diciendo que había un poco de turbulencia pero que todo estaba en orden, ni si quiera tuve tiempo de sentir pánico pero las personas al rededor parecían alteradas así que le pregunté al señor racista de mi lado.
- what's going on?. Me respondió que el avión había tenido mucho movimiento y las personas estaban algo alteradas, pero que todo estaba bien y habían anunciado que en una hora llegaríamos a Corea del Sur, al aeropuerto de Seúl. Me sentí más aliviada, por lo menos sabía que estábamos disminuyendo la altura y tenía posibilidades de sobrevivir si se caía el avión, tengo que decir que si estaba nerviosa, pero con todo el ánimo bebí un poco de agua y me relaje en el asiento, ahora sí puse una buena canción de Blackpink y mire por la ventana. El tiempo paso bastante rápido según yo, pues de un momento a otro la azafata me tocó el brazo con amabilidad para que me quitará los audífonos.
- Girl, you need the seat belt, the landing will be soon. Asentí con una sonrisa y me puse rápidamente el cinturón, me sentía bastante aliviada de que todo terminará, tomará un año para que pase por este sufrimiento nuevamente así que solo tengo que relajarme.
Aterrizamos sin problemas y baje del avión lo más rápido que me permitió la fila de pasajeros, respire profundo al estar en el piso firme del aeropuerto y me agaché un momento para calmar mis nervios, una persona se detuvo a preguntarme si me encontraba bien, así que caí en la cuenta de que muchos me miraban porque estaba a medio aeropuerto en cuclillas tomando aire, claro, primero minutos en Corea del Sur y ya estoy dando vergüenza ajena. Me puse de pie y agradecí la preocupación de lo que parecía ser un chico de unos 25 años. Tomé mi teléfono para enviar un mensaje a la empresa y que me pidieran el Uber, inmediatamente me contestaron y me mandaron una tarjeta electrónica para tomar viajes de Uber, abrí la app y pedí el transporte, me di cuenta que el chico de 25 también esperaba un Uber, cuando llegó mi chófer le mostré mi teléfono y me saludo amablemente mientras metía mis maletas, una vez adentro me preguntó en inglés si sabía hablar coreano, le contesté que sí y entonces me preguntó si había tenido un buen viaje, tuvimos una amable conversación hasta que me dejó en la entrada del hotel más bonito que mis ojos habían mirado, cuando baje tuve la mejor atención, al parecer ya me estaban esperando, todos me hablaron en coreano y se sorprendieron de lo bien que sabía hablarlo y lo entendía, estuve un rato admirando la decoración de la sala de espera hasta que me llamaron con una rara pronunciación algo como.
"Tssadania" y yo pensando ¡ay cristo! porque me pusieron un nombre tan oaxaqueño.
Una linda coreana con un traje planchado de manera impecable me dirigió a mi habitación y me mostró como funcionaba mi tarjeta de usuario, me dijo que el contrato que me habían dado era de un año comenzando por hoy y que estaría ocupando este apartamento por eso tiempo exacto a menos que yo pagará por un mes más o algo así, ni si quiera entendí lo que me dijo, no porque no supiera coreano, si no porque no soy buena con esos asuntos, pero el detalle está en qué lo que creí que era una habitación de hotel realmente era un hermoso apartamento con cocineta, balcón, una pequeña sala y una hermosa habitación con vista a un parque para niños, era encantador, la chica me dejó sola después de que trajeron mi equipaje y me sugirió que me instalará porque en unas cuatro horas me iban a llamar para que empezará a adaptarme al ritmo de trabajo y me dieran un tour por todo el hotel. Dos horas me llevé en dejar todo en orden, me di una ducha y me arregle, mi primer día en Corea no podía ser en jeans cómodos y blusa de pijama. Mi teléfono sonó y era la chica que siempre se comunicaba conmigo para pedirme transporte y checar mis vuelos, contesté y me habló en coreano acerca de que quería verme abajo en la misma sala de estar en la que me habían recibido así que le dije que estaría pronto ahí y salí corriendo de mi nuevo hogar bien emocionada hasta que me caí en la alfombra del pasillo, estaba encima de alguien y me disculpé en inglés y en coreano, cuando alcé la mirada el chico de 25 años me estaba tendiendo la mano para que me pusiera de pie.
- Que bonita eres, tu debes ser la mexicana, me llamo Darío, vengo de la universidad de Medellín en Colombia. Típico macho haciéndose el galán fue lo primero que se me vino a la cabeza hasta que me tomé el tiempo de observarlo, bendita virgen de los abdominales era un bombón hecho y derecho, ¿Qué pasa que en México no hay chicos así de divinos?, Su mano estaba extendida, la tomé con algo de vergüenza.
- Perdona, no suelo ser tan distraída solo que estaba apresurada porque me van a presentar a mis jefes justo ahora. Darío me acababa de sonreír con un guiño en el ojo, ¡no sé ligar aviso! ¡Yo no sé ligar! Jesús de Nazaret esto es lo mejor que me ha pasado en el día.
- No le tomes importancia, así tengo una excusa para hablarte y vamos juntos, supongo que nos van a presentar pero nos ahorramos la formalidad, te veías un poco nerviosa en el aeropuerto, ¿Te encuentras bien?. Además de guapo se preocupaba por mí, oh Dios que más puedo pedir, si un grupo de K-pop aparece cantando una canción romántica mientras caminamos al lobby ¡me desmayo!

Una loca en CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora