22. Te extrañé tanto.

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Cassey se separa de mí tan solo para secar mis lágrimas con el dorso de su mano y aunque ella luce un poco consternada, lo cierto es que sigue estando completa.

—¿Por qué no me dijiste la verdad? — pregunta como si no fuera obvio.

—Porque no quería que te enojaras con Alesso y tampoco quería que te aferraras a quedarte, yo de verdad quería que tomaras esa oportunidad.

Ella me mira con media sonrisa y asiente.

—Igual estoy molesta con Alesso y un poco contigo, Strat — dice bastante seria —. No puedo creer que armaras tremendo circo para hacer que me fuera.

—No te habrías ido de otra manera.

Cassey lo piensa un poco como si estuviera considerando los diferentes escenarios en los que podría haberse marchado.

—Tienes razón — concluye luego de un minuto —. Nada me dolería tanto como me dolió creer que ya no me amabas.

La aprieto contra mi cuerpo y me permito inhalar el aroma de su cabello, el aroma de ella en general. Ella enlaza sus manos hacia mi cuello y me siento completo, después de lo que me pareció una eternidad vuelvo a sentir que soy yo y que no me falta absolutamente nada.

—No puedo terminar de concebir que lo creíste con tanta facilidad — le reclamo, ella alza su vista hacia mí y termina conmigo en un segundo, nada me pone tanto a su entera disposición como verla a los ojos.

—Oh, vamos, no puedes culparme por eso. Le echaste muchas ganas — se separa de mí un poco —. ¿Sabes lo que sentí cuando vi que ni siquiera te esforzabas porque arregláramos las cosas?

Le doy la razón porque tiene razón y aunque ahora ambos sabemos que fue porque no quería retenerla, entiendo que desde su perspectiva, yo la dejé ir con demasiada facilidad.

—Está bien, tú ganas. Yo fui un imbécil.

Cass no dice nada y no sé reconocer si es porque me da la razón o porque no lo hace. Sin embargo, en lugar de decir nada, se echa al frente y comienza a besarme.

Saber que es ella quien toma la delantera de unirnos, saber que después de mucho tiempo es ella quien me busca los labios, hace que todo en mí se inunde de felicidad. De un segundo a otro, comienza a besar las comisuras de mis labios, mis mejillas, la punta de mi nariz, las sienes y se eleva de puntitas para alcanzar a besar mi frente.

—Te extrañé tanto — exclama y hay tanta desesperación en sus palabras, que no solamente la creo, sino que la amo más.

El hecho de saber que es capaz de dejar todo de lado para hacerme saber cuánto me ama, a pesar de mis errores, me hace sentir afortunado.

Cassey Joel solía ser fría, orgullosa y rígida para el amor, pero lo cierto es que de esa chica ya no queda absolutamente nada. Ahora es apasionada, arriesgada y comprensiva. Y saber que lo es gracias a mí, a lo nuestro...

—Yo también te extrañé demasiado, preciosa — le secundo.

Ella baja los besos hasta mi cuello mientras con sus manos comienza a desabrochar mi camisa, yo acaricio su espalda por encima de su vestido y cuando ella ha terminado de deshacerse de la parte alta de mi vestimenta, me vuelve a echar los brazos al cuello.

Sigue besando entre mi cuello, mis clavículas y mis labios.

Me pongo de pie para subirla a la encimera y bajo los tirantes de su vestido, le beso los hombros y todo centímetro de piel hasta sus pechos, ella juguetea con mi cabello y me aprisiona con sus piernas, acaricia mis hombros y yo regreso a sus labios.

Rockstar en la breakupzone | Angie JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora