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❛Tu piel es caliente como un horno❜

Caminaba a paso rápido, se le había hecho bastante tarde para la misión que le habían encomendado ese día, se había entretenido bastante en jugar con su pequeño cerdito y demás animales. Al parecer ya no le daría una buena primera impresión al nuevo integrante; para su suerte, su casa no estaba tan lejos del pueblo como la de sus demás compañeros.

Llegó y ahí estaba, el sabio anciano Merlón a quien respetaba demasiado y frente a él otro chico, un poco más bajo que él, casi no se notaba la diferencia, cabello negro y peinado con algo de gel, su piel estaba ligeramente bronceada.

Luzu juro que ese par de ojos había sido el más bonito que llegó a observar, se quedó quieto en su lugar admirando de frente al extraño, tenía un pircing en la ceja, algo bastante atractivo a su parecer, al igual que sus no muy notables vellos faciales.

—Luzu, al fin llegas.— saludó el anciano después de algunos segundos en silencio. —Él es Raúl Álvarez, o como es conocido, Auron.

“Auron”, había escuchado ese nombre por parte de los aldeanos; igualmente el el chico era bueno con las armas en combate cuerpo a cuerpo, pero su pregunta inicial era, ¿que hacía uno de los héroes del sur en Karmaland? Eso no importaba ahora, tal vez se lo preguntaría después, tenía que enfocarse en la misión y en no caer rendido ante esos ojos cafés que eran demasiado hipnóticos. 

—Hola Auron, es un placer conocerte.— sonrió tan amigable como de costumbre y posteriormente extendió su mano en señal de saludo, la cual fue estrechado por la ajena. Era tan caliente como un horno.

—Hola Luzu, el placer es todo mío.— la sonrisa del mayor se contagio, solo esta era un poco más pequeña a comparación.

Merlón carraspeo la garganta al notar que ninguno de los chicos solitaria la mano del otro, esto hizo que ambos salieran de su burbuja un poco avergonzados, sobre todo Luzu.

—Cómo decía, tú misión Luzu será ayudar a Auron a instalarse y demás, conseguir cosas necesarias para hacer sus cultivos, granja y que no muera 7 veces seguidas como Rubén. Ya hablaremos de la recompensa después.

—N-no es necesaria una recompensa, sabes que me gusta ayudar, Merlón.— sonrió nervioso e hizo un extraño moviento con sus manitas. —Con gusto puedo ayudarte Auron.

El dichoso asintió con la cabeza, hablaron un poco más con Merlón y acabando, se fueron caminando a donde la casa de Luzu a paso lento, quería conocer más a ese nuevo héroe, y que mejor que conversar. A demás, quizás y no conocía a nadie en Karmaland aún.

—Y dime, Auron, ¿qué te trae a este pueblo?— se adelantó un poco para mirarle y sonreír nuevamente, como era muy su costumbre.

—Quería cambiar de aires, a demás he escuchado cosas buenas y a la vez malas de este lugar. Fue de mi interés, digamos.

Algo que igualmente había notado Luzu es que al parecer Auron era callado y reservado cuando conocía a alguien nuevo o tal vez así lo era siempre.

—Y conozco a alguien, se llama Lolito, creo. Fue hace algún tiempo donde yo vivía a matar a algunos aldeanos por puro placer. Vine a darle terapia psicológica.

Recordaba eso como si hubiera sido ayer, Lolito escoltado por varios guardias y otro de los héroes del sur llamado Reborn, amenazaron con matar al peli naranja si volvía a poner un solo pie en el sur; por lo que, Mangel se había ofrecido a cuidarlo, algo que no resultó bien del todo por que al parecer ahora tinia una "pequeña" o sección. On el uniformado de Navy Seals.

—Vaya, así que eres psicólogo, ya nos hacia falta uno por aquí, hay mucho loco de hoy en día.

Auron miró fijamente los ojos ajenos, eran ligeramente más claros a los de él, brillaban junto a la luz o tal vez más, ahí fue cuando se dio cuenta que Luzu era igual de dulce, o hasta más, que un pastel.

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2020 ⏰

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