13화

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—Incluso hay un elevador —silba Taehyung burlándose de la modestia del menor. —¿No hay portero?

         Jungkook bufa eligiendo su piso.

       —Su turno termina a las 10 —murmura avergonzado, y Taehyung se ríe al dar en el blanco.

         Del lugar donde proviene es una fortuna que haya puerta de entrada para evitar delincuentes o drogadictos. Así que, un portero suena tanto fascinante como divertido.

        —Realmente eres un príncipe —no suena a halago, entonces recibe un golpe al hombro. Pronto descubre que Jungkook posee más fuerza de lo cual aparenta.

        —Deja de burlarte —dice, justamente cuando se detienen en el tercer piso; una mujer de edad avanzada ingresa con su gato cargado en brazos, apenas saluda.

         Jungkook recién es consciente, su vecina de hace años luce como madrastra malvada del cine cliché; analiza al intruso pelirrojo y ambos intercambian una mirada ante el mohín disgustado de la mujer. Sin embargo, más que indignarles contienen una carcajada. Bien, Taehyung tiene razón. Ese lado de la ciudad es tan predecible.

         —Buena noche —se despide con una falsa sonrisa cuando llega a su destino, el piso donde vive una amiga cercana.

          El ascensor estalla en carcajadas apenas están solos, sin por qué especifico, pero entrando en la sintonía que Taehyung señala. —¿Ves? Igual que entrar a un drama coreano  —señala burlesco, Jungkook sí encuentra el chiste esta vez.

         Incluso al bajar en su piso siguen compartiendo sonrisas cómplices; todo el tiempo que les dividió, desde su llegada a Seoul hacia acá, no existe más.

         —No son tan malos —defiende, resulta difícil cuando esa mujer no dudó en juzgarle en base a su apariencia.

         —Como digas, principito —canturrea con dulce ironía. Ingresan al departamento, y Taehyung no duda en tirarse encima del mullido sofá. —Trabajar es tan agotante —se queja por lo alto, mientras Jungkook sonríe en diversión.

         —¿Te ofrezco algo de beber? —intenta ser cordial siguiendo con sus pasos hasta la cocina. —¿Café, té, agua...?

         —¿Licor? —sugiere; está jugando, pero hace recordar al menor que sí tiene algo.

         —Vino —se inclina a la alacena.
—Solo tomamos dos copas en navidad —y lo encuentra con una suave capa de polvo, casi nuevo.

         —Dejame adivinar —finge huir en pensamientos. —Sowonnie no bebe —no puede ver la expresión del menor porque están divididos por una barra de mármol.

         —Sólo en festividades —al ver que no recibe negativas, lleva aquella botella junto con un par de copas.

         —¿Piensas embriagarme? —pese al tono juguetón, acepta gentil lo que le es cedido.

         —Te ayudará a dormir —termina sirviendo, desea callarlo de una buena vez.

         —Tomamos vino en tu departamento de Gangnam, otro cliché —y es lo siguiente que dice cuando degusta con encanto ese amargo líquido; si a Jungkook le sorprende verle disfrutar con elegancia, no refuta.

         —Deja de quejarte por todo, ¿qué te parece? —toma asiento recogiendo ambas piernas sobre el sofá.

         —No es eso —aclara con timidez, toma un trago antes de decir:— Sólo que todo es nuevo, ¿sabes? No se vive igual al otro lado de la ciudad.

Road To LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora