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El día en que Sakura murió fue un día como cualquiera. Su cadáver se perdió en un sendero de otros tantos, pero estaba en medio de un lugar apartado. Casi limpio, justo cuando la primavera estaba por llegar.
Sakura murió con una sonrisa, a pesar de tener lágrimas en sus ojos. Fue la única del equipo 7, que abandonó la vida en aquella batalla, dando parte de sus energías para restablecer a quienes la acompañaron.
Su sonrisa había hecho llorar a Kakashi, muchos no entendieron el porqué. Solo que los ojos verdes sin vida, de la chica, miraban directamente el cielo. Cómo si allí, estuviera aquello que había anhelado toda su vida. La imágen que espero volver a encontrar por siempre.
Lo que nadie pudo notar fue, que al instante en que su cuerpo soltó sus últimos suspiros, cuando Pain le dio la espalda porque ya no quedaba más que unos minutos de vida. Y solo una gran agonía, Sakura vio el rostro aniñado de Naruto, quien de rodillas la miraba, sonriéndole con esa compasión que solo podría pertenecerle a alguien como él. Sakura sintió las lágrimas consumirla, y por primera vez cuando tendió su mano para tocar a aquel niño, este no desapareció.
—Te estuve. Buscando, Naruto.
Sakura se marchó, dejando la primavera como el recuerdo de su tragedia. Se fue para no volver, dejando una historia detrás. Hablando de un héroe que ella hizo el más grande todos. Historia que tanto Sai como Sasuke, se encargaron de recordar.
