El Reencuentro con Gandía

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¿Están bien? - Sonó la voz de Palermo, por los comunicadores.

Roma estaba en la fundición, asustada.

Acababa de explotar algo.

Nairobi y Bogotá estaban en el ascensor.

Río y Denver buscando a Gandía.

Y los demás con los rehenes.

Menos Tokio.

Ella estaba encerrada. Gandía la tenía secuestrada.

Aquí todo bien. - Dijo Bogotá. - Pero Roma no sé.

¿No está con ustedes? - Preguntó Palermo.

Sí, pero se había dejado el arma, así que ha bajado. - Contestó Bogotá.

¿Roma, estás bien? - Preguntó Palermo.

¿Roma? - Preguntó Nairobi.

Roma se acercó el comunicador a la boca y apretó el botón.

Sí, estoy bien. - Contestó.

¿Y los chicos? - Preguntó Palermo.

Hubo un silencio.

Bogotá, deja a Nairobi a una sala y ven con Roma. - Ordenó Palermo. - Tenemos que encontrar a los chicos.

¿A qué piso hay que ir? - Preguntó Roma.

A la segunda planta. - Contestó Palermo.

Y así fue.

A los 5 minutos estaban Palermo, Helsinki, Roma y Bogotá en la segunda planta.

Estaban en el pasillo: habían muchas puertas y, al fondo, el ascensor.

Abrieron todas las puertas, muy lentamente, hasta que se rindieron.

Acá no están. - Sentenció Palermo. - Vamos arriba.

Espera. - Lo interrumpió Roma. - Quizás estén en el ascensor.

¿Cómo van a estar allá? - Preguntó Palermo, mientras Roma se dirigía al ascensor.

Roma abrió las puertas y allí estaban Denver y Río.

Palermo evitó la mirada burlona de Roma.

Vamos, ayudadme a sacarlos. - Pidió Roma, dejando su arma en el suelo.

Roma y Palermo sacaron a Río, y Helsinki a Denver. Bogotá se quedó vigilando.

Los sacaron del ascensor y los intentaron levantar.

La cabeza... - Dijo Denver.

¿Qué ha pasado? - Les preguntó Helsinki.

Gandía nos ha puesto una bomba. - Contestó Denver.

Río miró al fondo del pasillo, aterrorizado.

¿Qué pasa? - Preguntó Roma, girándose.

Allí estaba Gandía.

¡Gandía! - Gritó Roma, cogiendo su arma.

Palermo y Helsinki apartaron a Denver y a Río, y Bogotá y Roma empezaron a disparar a Gandía.

¡¿Pero no estabas vigilando, Bogotá?! - Exclamó Palermo.

Bogotá no pudo contestar, ya que una bala pasó muy cerca suyo.

Palermo cogió su comunicador.

Estocolmo, vení a la segunda planta. - Pidió Palermo, por su comunicador.

Gandía no paraba de disparar.

Y los demás se tenían que esconder y disparar.

¡Mierda! - Exclamó Bogotá. - Sin balas.

Se paró a cargar su arma, y Gandía lo apuntó.

Roma lo vió.

¡Bogotá, cuidado! - Exclamó.

El hombre se apartó rápidamente.

Gandía se empezó a acercar a ellos, sin parar de disparar.

Helsinki, Palermo y Roma disparaban sin parar.

Pero no lograban darle.

Gandía cada vez estaba más cerca.

Hasta que alguien le dió.

Gandía se giró y allí estaba Estocolmo, con su M16.

Empezó a disparar a Gandía, pero él tenía el chaleco antibalas, así que no servía de nada.

Gandía cogió dos pistolas (una con cada mano), y empezó a disparar a los lados.

Roma se quedó sin balas en su M16.

De repente, en medio del tiroteo, se le ocurrió una idea.

Le tiró su arma (por el suelo) a Gandía.

Gandía, al recibir el arma, se distrajo por unos segundos.

Roma aprovechó para sacar su mini pistola y dispararle en una pierna.

Gandía gritó de dolor, y salió corriendo (como pudo) del pasillo.

Bien hecho. - Le dijo Bogotá a Roma.

Roma no le hizo caso, y salió corriendo detrás de Gandía.

Lo siguió por las escaleras: estaba dispuesta a matarlo.

Gandía llegó a una sala.

Roma le disparó.

No le dió.

Gandía notó su presencia, y disparó a Roma.

La bala voló, y le impactó en el abdomen.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora