- No estoy de acuerdo.
- Es risible que pienses que importa el que estés de acuerdo o no.
Kuon estaba en un auto rodeado de los hombres de su madre, o mejor dicho, de la madre de Jun, su personaje. Tal como su personaje, se mantenía frío ante aquella situación, pero sus ojos, solo sus ojos reflejaban lo desesperado que realmente estaba. Mientras tanto, su madre conversaba con él a través de una pantalla, ella le esperaba en Nueva York y se comunicaba con él desde el penthouse que sería suyo.
- Ella...
- Estará muy bien, mucho mejor de hecho.
Jun estaba asustado de lo que sus padres pudieron haberle hecho a su amada, sin embargo, sea lo que sea él o iba a permitirlo. Su amigo lo ayudaría a escapar en cualquier momento, ya pronto llegaría. Él no era estúpido, supo que sus padres lo secuestrarían prácticamente para contenerlo y volverlo por completo el maniquí que siempre vieron en él. Así qu activo un GPS en el pequeño mp3 que le regaló Sora en una "casi cita".
- Pero yo no.
- No seas ridículo, hijo.
- No se atreva a llamarme de esa manera.
- En algún momento entenderás que es por tu bien...
En eso vio que se acercaba el auto, conducido por un nervioso Kijima, pero afortunadamente eso no sería captado por la cámara. Le dio golpes certeros a los guardaespaldas sentados a su lado, amenazó al conductor con que abriera la puerta, este lo hizo, mientras la señora gritaba mil improperios y órdenes desobedecidas por el pánico del momento. Sin pensarlo mucho más, lo hizo, abrió la puerta y se lanzó al otro vehículo. De pronto no fue consciente de muchas cosas más que de los gritos, no, el grito de ella y un dolor que se extinguió al tiempo en que todo se tornaba oscuro.
Despertó y los llorosas orbes doradas fueron lo primero que sus ojos encontraron.
- Afortunadamente sólo fue un mal aterrizaje.
- ¡No me vuelvas a hacer esto! -Kijima lloraba dramáticamente para sorpresa de todos y le dio un inesperado abrazo a Ren- ¡Deja que lo haga un doble, por favor!
Kyoko, ya adaptándose a la situación, no pudo estar más de acuerdo.
- Nadie duda de su profesionalismo, Tsuruga-san, pero no es un todo poderoso, este no es su fuerte y debe permitir que lo hagan personas que sí son expertas en este campo.
A este punto ya nada tenía más importancia que estar a su lado, casi se murió al verlo cae inconsciente en el auto con Kijima. Ella de alguna forma se teletransporto a donde estaban sin importarle nada más que el bienestar de él, y estuvo a su lado todo momento hasta ahora, sosteniendo su mano.
- Será mejor que vayamos al médico -dijo Yashiro al fin sacándose las lágrimas.
- De acuerdo -dijo Kyoko sosteniendo su bolso.
Saena no dijo nada, solo asintió a su hija y se levantó con maletín en mano.
Kuon no sabía precisamente cómo interpretar la situación, estaba atontado, pero sabía que no se detendría ahora. Se levantó de la camilla y miró con decisión a un asustado Ogata.
- La filmación debe continuar, y yo estaré aquí para ello.
Ogata lo miró con la misma decisión.
- De acuerdo, pero no volverás a hacer la escena del salto tú mismo. Se lo dejaremos a un doble.
- Pero.
Ogata se veía tan decidido que Kuon no pudo decir más.
- Luego de eso nos iremos a que te revise el doctor.
Le dijo Yashiro mientras lo guiaba a su camerino. Kuon aún algo desorientado miró a Kyoko irse y ella le dedicó una mirada de cariñoso enojo, algo extraño, algo que solo había visto en su mamá.
Kyoko se retiró para filmar sus escenas, haría hasta lo imposible para terminar de filmar a tiempo para acompañar a Ren al médico.
Por otro lado Kuon ya retocado se encontró con Sho esperándolo en la puerta de su camerino.
- ¿Sí...?
- ¿Fue acaso intencional?
Kuon no entendía a qué se refería en un principio, así que siguió con su camino después de mirarlo como si fuera un pobre loco... Pero cuando se dio cuenta, se enfureció.
- Yo no soy como tú.
Fue lo único que dijo antes de apresurarse en alejarse, porque ya le estaba sacando de quicio. Afortunadamente Sho no lo siguió, y era lo mejor, sus ánimos no estaban para aguantar al cantante. Se sentó junto a Yashiro a esperar que terminen de grabar el salto. El doble indicado llegó lo más antes que pudo y realizado el salto se subió al auto que sería conducido por Kijima para realizar la escena. De lejos vio a Kyoko apresurándose en llegar junto a Yashiro, seguida por su madre.
- ¡Acción! -anunció Ogata una vez que Kijima había acelerado el auto y ambos habían entrado en personaje.
- ¡Esta es una locura, viejo!
- ¡Por eso te llamé!
- ¡¿A dónde vamos?!
- ¡No sé! -suspiró frustrado- ¡Solo no dejes de avanzar, esto se pondrá difícil!
- ¡¿Más?! -chilló espantado el piloto.
Ren solamente trataba de controlar dos cosas para este momento, la risa de ver a Kijima tan espantado haciendo estas escenas a pesar de que ya tenía experiencia o la furia de saber que Sho como amigo de Kyoko podía lavarle la cabeza de una forma muy ruin. Porque ahora que lo pensaba estaba claro que mi tras él estaba en un limbo, Sho ya tenía un lugar sólido en su vida y en su corazón, eso le sacaba de quicio, le mataba a por dentro.
- ¡Dame tu teléfono! -le ordenó de pronto mientras esquivaban los disparos- A este punto creo que ya te diste cuenta que prefieren tener un hijo muerto a uno con una unión inadecuada.
Kijima le pasó su smartphone y entonces venía la parte complicada, actuar como si escuchara a Kei, el personaje de Sho, hablar desde la otra línea; principalmente porque no sabe exactamente que dice, él tendría que improvisar y hacer lo que mejor le salga, una mirada significativa y a la vez misteriosa que tenga al público intrigado.
- ¡Corte! -exclamó Ogata luego de un momento de silencio- Por favor, Tsuruga-san -continuó una vez el auto se detuvo-... Vuelva a intentarlo.
Ren apretó los ojos con decepción se sí mismo y muchos sentimie tos más contenidos, pero no era momento de ello.
- Sólo esa última parte para terminar, cuando le pides el teléfono a Kai.
Ren asintió y así fue como lo intentaron de nuevo, y para su alivio, a diferencia de con Katsuki, la cuarta fue la vencida. Se acercó a Yashiro y se encontró con Kyoko bastante indecifrable en su actitud.
- Si no le molesta, Tsuruga-san, he de acompañarle a ser atendido por los médicos, al igual que mi representante.
Kuon asintió con una sonrisa ácida, odiaba cuando pasaban estas cosas con Kyoko. Cuando creía que había acercamiento y ella ponía esos muros de formalidad. Caminaron al estacionamiento, ignoró lo más que pudo la conversación que Kyoko tuvo con Sho antes de subir al ascensor. No escuchó lo que decían, pero supo que este quería que se quede para ir a celebrar la noche con unos amigos de ahí. Pero, la mirada de Saena le había helado la sangre así que no pudo prestar el esfuerzo y la atención necesaria a la conversación de la actriz y el cantante.