III carta

25 6 0
                                    

Las tardes de verano me gustaban, pues nos veíamos y nos abrazamos debajo de un árbol. Mientras te tenía en mis brazos pensaba en el lejano futuro junto a ti, mi bella. Te quedaste dormida en mis brazos, acaricie tu cabello y pase mis manos por tus labios, fue atrevido, lo sé.

Suspiraste y gire mi cabeza para ver que era lo que te molestaba, sin embargo seguías dormida. Como quería saber lo que soñabas y cumplir tus sueños.

Cuando despertaste me viste a los ojos y sonreíste, como siempre lo hacías, dándole vuelta a mi corazón y haciendo que me hiciera falta aire en los pulmones. Tu cabello tenía olor a vainilla, al igual que tu perfume, toda tú me derretía y me hacía querer ser mejor.
Pero cuando viste el cielo y lo hermoso que estaba, te levantaste y me dijiste que te tenías que irte, rápidamente me levanté y te acompañé hasta tu casa, tomados de la mano y diciéndonos cosas cariñosas, y unas cuantas palabras que te hacían sonrojar y poner tu vista en el suelo.

Me despediste con un beso en la entrada de tu casa, ese beso me bastaba para seguir adelante. Probando tus suaves labios color rosa. Te bese la mano y tú reíste, como me gustaba ese sonido.

¿Habrá algo mejor que tú?

Cartas De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora