-Sebas...tián? -dije algo extrañada y sorprendida a la vez.-¡Vaya! no puedo creer que nos encontraramos aquí -dijo sorprendido al igual que yo -¿Cuántos años pasaron? ¿Dos?
-Sí, dos años... Yo tampoco lo puedo creer -aún estaba medio en shock, jamás pensé que volvería a ver a éste chico en mi vida desde que me fuí de Argentina, estaba muy cambiado, seguía siendo el mismo chico delgado de ojos cafés pero ¿Cómo decirlo? Su mirada era distinta, ya no era el Sebastián con mirada tímida que se mantenía alejado de los demás, se le veía más brillante que nunca -¿Cómo es que estás aquí?
-Pues... Me mudé hace un año a Seattle, terminé el instituto aquí y hoy es mi primer día en la WU y al parecer ahora volveremos a estudiar juntos al igual que hace dos años -dijo de forma nostálgica como recordando los viejos tiempos.
-¡Woah! Es increíble -no podía decir mucho más, aún estaba anonadada no sólo con la tremenda coincidencia sino de la persona tan diferente que tenía frente a mis ojos.
-¿También es tu primer día? -preguntó.
-Sí, llegué hace unas horas... ¡Todavía no me lo puedo creer! -se rió ante mi comentario.
-Se te nota en la cara -dijo mientras sonreía -yo también estoy sorprendido pero ya me estoy haciendo la idea -ambos sonreímos.
^.^
Sebastián y yo nos quedamos hablando durante un poco más de una hora, nos actualizamos sobre nuestras vidas y hablamos de muchas cosas del pasado, no fue incómodo para nada hablar con él, tampoco era como en el pasado pero se sentía bien poder tener a alguien de esa bonita época con quién hablar y sentirse cómodo.
Llegué a mi habitación y me encontré con Valentina pegada a su laptop, me dedicó una mirada y una inclinación de cabeza como saludo el cual devolví. Busqué entre mis cosas algo que ponerme, Sebastián y yo habíamos quedado en salir a recorrer un poco la ciudad, yo la conocía perfectamente debido a que viví prácticamente más de la mitad de mi vida en Seattle y me vendría genial recordar y ver cuánto había cambiado desde mi partida, Sebastián aún tenía mucho que conocer así que decidimos salir a explorar.
Tomé una ducha y me cambié con unos jeans negros ajustados, blusa holgada azul pastel, hoddie negro y mis Converse negros.
Salí del baño recibiendo una mirada de inspección de mi compañera de cuarto que rápidamente volvió a lo que hacía, me senté en el tocador para peinarme y maquillarme ligeramente solo con rímel y gloss rosa pálido.
-¿Una cita? -preguntó Valentina.
-No, saldré a recorrer la ciudad -contesté con una sonrisa, ella sólo asintió devolviéndome la sonrisa.
Terminé de arreglarme, tomé mi bolso con las cosas importantes dentro de él, eso era mi celular y mi monedero. Salí de la habitación en dirección a donde quedé de reunirme con Sebastián en una hora, eran las las 6:13pm y él ya estaba allí, vestía unos vaqueros desgastados, camiseta blanca, Vans negras y un abrigo al igual que yo, lo saludé con una sonrisa y nos dirigimos fuera del campus para empezar nuestro recorrido.
-¿A dónde iremos primero? -preguntó.
-¿Qué te parece si vamos por algo de comida antes que cualquier cosa? -le dije con cara de suplica, la verdad es que me moría de hambre.
-Estoy de acuerdo -sonrió -tengo hambre.
-Lo mismo digo -le devolví la sonrisa.
^.^
Llegamos a un pequeño pero acogedor restaurante recomendado por Sebastián, dijo que le encantaba la comida que servían, en especial la pasta.
Al entrar nos sentamos en una mesa cerca de una ventana y nos dedicamos a observar el menú de una vez.
-¿Qué me recomiendas?
-Mmm, la Carbonara es riquísima -me dijo.
-Entonces eso quiero.
Ambos pedimos lo mismo junto con dos sodas, mientras esperábamos por la comida probamos los bocadillos que estaban en la mesa, eran unos pancitos con sabor a ajo, estaban riquísimos, ya estaba teniendo altas expectativas con la comida. Luego de unos minutos más llegaron con nuestros platos.
Tomé el primer bocado y fue increíblemente delicioso, ésto era un manjar, mi cara no pudo ocultar esa emoción porque mi acompañante lo notó.
-¿Está rica?
-La mejor Carbonara que he probado en toda mi vida -respondí con una sonrisa, el rió ante mi comentario y seguimos comiendo.
Luego de terminar nuestra deliciosa comida salimos del restaurante después de pagar mitad y mitad la cuenta, no iba a dejar que pagara por lo que yo había comido, eso sí que no.
Nos montamos en un autobús con dirección al Wings Over Washington, llegamos después de unos 20 minutos, estaba lleno de personas, era hermoso, no había venido desde que estaba pequeña, había cambiado un poco pero era prácticamente lo mismo más moderno.
Decidimos solo caminar un poco y disfrutar las vistas, ya después con más tiempo vendríamos a divertimos, compramos helados y nos sentamos en una banca donde continuamos nuestra conversación. Había una leve llovizna por lo que ambos nos colocamos la capucha del abrigo sin prestarle mucha atención.
Esto es Seattle.
-¿Por qué te fuiste sin despedirte de nadie? - preguntó, supe que se refería a hace dos años, me despedí pero solo lo hice de mi amiga Matilda, pero esa parte no iba a decírsela, no quería que se sintiera mal o algo, aunque de todos modos no tenía muchas opciones.
-Fue un poco complicado -dije haciendo una pequeña mueca demostrando lo incómoda que me sentía al hablar de ello, no es que me avergonzara ni nada, más bien no estaba acostumbrada a hablar de mis cosas con nadie, solía guárdame todo para mí -Nos fuimos muy rápido debido a que la empresa de mis padres presentaba problemas, mi padre viajaba mucho a California, fue cuando decidieron que lo mejor era mudarnos.
-Entiendo -dijo mientras asentía -bueno al menos nos volvimos a encontrar aquí.
-Sí, es increíble, lo que no puedo entender es ¿Qué pasó con el chico tímido que no se juntaba con nadie en el instituto? -pregunté con esperanzas de que me respondiera.
Sonrió, ya me estaba acostumbrando a su sonrisa, creo que nunca llegué a verla cuando estábamos en Argentina, era realmente cálida -Las cosas cambiaron, cuando me mudé a Seattle y entré al instituto, me ví obligado a cambiar un poco o no iba a avanzar en ningún aspecto de mi vida, conocí buenos amigos que poco a poco terminaron siendo de gran influencia para mí, provocando que dejara de ser como fuí antes, tampoco quería seguir siendo así, me sentía perdido, no sabía quién era, no tenía un sueño ni tenía idea de por qué hacía o no hacía las cosas, necesitaba encontrarme a mi mismo y poco a poco lo fuí descubriendo.
Me sentí afortunada de poder escuchar su historia, su cambio le sentaba muy bien y estaba muy feliz por él, era lo que tanto quería que hiciera cuando estábamos en el instituto
-¿Y quién eres ahora? -pregunté con una sonrisa.
-Ahora... soy Sebastián Rodríguez, un chico de Argentina que vive en Seattle, un chico independiente y feliz que ahora tiene un sueño, el sueño de convertirse en médico algún día y ayudar a las personas con toda la sinceridad que merecen -me respondió orgulloso.
Yo también me sentía orgullosa de él, de la persona en la que se había convertido, de haber crecido y encontrarse a sí mismo, estaba realmente feliz por él y la sonrisa en mi rostro lo decía todo.
Me agradaba el nuevo Sebastián Rodríguez.
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LA CHICA DE LOS 110 EUROS
Teen Fiction¿Quién iba a decir que un recuerdo de 2 semanas permanecería tan intacto a través de los años? Pero supongo que así era el ser humano, un día podría olvidar recuerdos de años y años después podría aún permanecer con recuerdos de días, casi intactos...