Angie
Este era el segundo día que me había despertado sin enfermarme. Incluso le pedí a Fran que cocinara tocino para comprobar que me sentía bien antes de entrar en el turno del almuerzo. Pensé que si podía sobrevivir al tocino, entonces yo podría hacer esto. Mi estómago se había revuelto y tuve náuseas, pero no vomité. Estaba mejorando.
Llamé a Carlos y le aseguré que estaría bien. Me dijo que no me fuera porque estaban cortos de personal y que me necesitaban. Jona estaba de pie en la cocina sonriendo cuando entré treinta minutos antes del turno del almuerzo.
—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus se haya ido. Parece que has perdido diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Carlos le había dicho a Jona y a cualquier otro que le preguntó, diciendo que tenía un virus y que me estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me reunía con el personal de la cocina mientras estaba en los carros.
—Probablemente perdí algo de peso. Estoy segura de que voy a recuperarlomuy pronto —le contesté y lo abracé.
—Será lo mejor o meteré rosquillas por tu garganta hasta que pueda envolver mis manos alrededor de tu cintura y mis dedos dejen de tocarse entre sí.
Eso sería más pronto de lo que él pensaba.
—Me vendría muy bien una dona ahora.
—Es una cita. Después del trabajo. Tú, yo, y un paquete de doce. La mitad cubierta de chocolate —dijo y me entregó mi delantal.
—Me parece bien. Puedes venir a ver mi nuevo lugar. Me quedo con Fran en un condominio en la propiedad del club.
Las cejas de Jona se alzaron.
—No me lo digas. Bueno, bueno, bueno, no eres pomposa.
Até mi delantal y metí mi bolígrafo y libreta en el bolsillo delantero.
—Me quedo con la primera ronda si tú preparas las ensaladas y el té dulce.
Él hizo un guiño.
—Trato.
Me dirigí al comedor y por suerte los únicos huéspedes eran dos señores mayores que había visto antes, pero no conocía sus nombres. Anoté sus órdenes y les serví a ambos una taza de café antes de volver a comprobar las ensaladas.
Jona ya tenía dos listas cuando entré a la cocina.
—Aquí tienes, cariño —dijo.
—Gracias, precioso —le respondí llevando las ensaladas al comedor. Entregué las ensaladas y tomé la orden de bebidas de algunos nuevos huéspedes. Entonces regresé de nuevo a conseguir el agua con gas y agua de manantial con limón. Nadie pedía agua por aquí.
Jona se dirigía hacia la puerta de la cocina cuando llegué allí.
—Acabo de ver a dos mujeres que parecen salir de las pistas de tenis. Creo que vi a Hillary... ¿no es la anfitriona hoy? De todos modos, creo que la vi hablando con más invitados, así que deben estar esperando a ser atendidas.
Me saludó y se dirigió al comedor.
Rápidamente terminé las aguas especiales y puse las dos órdenes de sopa de cangrejo que los hombres habían solicitado en mi bandeja, luego regresé al comedor cuando la expresión de pánico de Jona me llamó la atención.—Yo lo hago —dijo él, cogiendo mí bandeja.
—No sabes ni a que mesa va. Puedo llevar una bandeja, Jona—le contesté rodando los ojos. Él ni siquiera sabía que estaba embarazada y ya estaba siendo tonto.
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Nunca demasiado lejos
Fanfiction(Segunda parte de la adaptación Demasiado Lejos). Él guardaba un secreto que destrozó su mundo. Todo lo que ella sabía ya no era cierto. Angie no podía dejar de amarlo, pero sabía que nunca podría perdonarlo. Ahora estaba de vuelta en casa y aprend...