El día era soleado, era perfecto para un día de campo. Y era lo que ______ había planeado ese día, tenía una gran sorpresa para compartir con Steve.
Tenían ya tres años desde que los dos se dijeron el "sí, acepto", y desde entonces habían pasado los mejores años de sus vidas. Seguían tan enamorados el uno del otro, era algo que todos les decían.
─¡Amor! -gritó la femenina desde la vez de la casa- ¿Ya estás listo?
Steve bajó las escaleras con una sonrisa en sus labios. Sus ojis se iluminaron al ver lo hermosa que se miraba su esposa en aquel bonito vestido veraniego color lila.
─Había olvidado las llaves. -mostró las llaves al tiempo en que sus pasos iban en dirección de la castaña- Se ve preciosa, señora Rogers. -abrazó la cintura de su mujer y la atrajo hasta él, y besó sus labios color cereza-
Salieron de su hogar, en dirección a su carro, el rubio abrió la puerta para que ______ subiera en el; siempre lo hacía, era muy propio de él. Y a ella obviamente le encantaba que su marido siguiera siendo como hace ya tres años.
Steve manejó a lo largo de 30 minutos, fueron a un prado muy lindo, bajaron las cosas que habían empacado para hacer el picnic. Y tomados de la mano, recorrieron el maravilloso lugar hasta encontrar el punto perfecto, era bajo un gran y hermoso árbol.
________ puso la enorme manta de cuadros rojos en el verdoso césped. Steve dejó en medio la canasta que habían llevado con bocadillos.
─Esto es lindo. -dijo Steve al tiempo que se dejaba caer sobre la manta-
─Sí, lo es. -respindió la bella mujer-
______ miraba el cielo azul, y se perdió unos momentos en aquel color, y en el olor a hierba que había por doquier. Cuando volteó se topó con la mirada de su esposo. Estaba tan concentrado mirándola con ensoñación, y una boba sonrisa en sus labios.
─¿Tan malo es mi peinado? -ella rio y el rubio le siguió la carcajada-
─Te ves simplemente... perfecta. -sin importar cuantas veces se lo dijera, ella seguía poniéndose roja- Me haces muy feliz, _____, no sabes lo mucho que te amo.
La chica no aguantó más y se inclinó hasta juntar sus labios con los del soldado. Rogers muy gustoso le aceptó el beso. Jamás se cansaría de aquellos ricos besos de la femenina le regalaba.
Al separarse, se miraron a los ojos y se sonrieron, no podían sentirse más enamorados.
─Te traje un obsequio. -le dió un beso rápido, para después sacar una cajita pequeña de su bolso-
─Oh, nena, no tenías que... -pero ella lo calló con un beso más- ¿Olvidé alguna fecha importante?
─Abrelo y lo sabrás. -ella le sonrió con ternura-
Steve le dió un beso, y después tomó en sus grandes manos la pequeña caja, desató el moño color rojo que tenía. Quitó la tapa y fue cuando observó lo que había dentro de ella.
Tomó en sus manos una pequeña fotografía, frunció el seño, pues no le encontraba forma, hasta la puso en diferente posiciones, al igual que con su cabeza. Hasta que algo hizo "click" en su cerebro.
Abrió su boca de par en par, volteó a ver a su esposa, y ella estaba con lágrimas en los ojos y una sonrisa.
─¿Vamos... vamos...? -no podía completar la frase. Dijo mirando la foto y luego a su esposa-
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─Sí. -dijo ella- ¡Vamos a ser padres!
Steve se levantó y en el proceso cargó a _____, dio un par de vueltas, para después depositar a la mujer en el suelo, le plantó un gran beso. Ambos para cuando se vieron a los ojos, estaban llorando.
─No sabes lo feliz que me haces, amor. -y la volvió a besar-
─Te amo.
Los dos pasaron a sentarse y hablar sobre el embarazo, sin duda alguna, au vida cambió en cuestión de segundos, y estaban más felices que nunca. Después de todo, Steve Rogers cumpliría otro de sus más grandes sueños... el de ser papá.
