Glutamato

Capítulo 3

Al día siguiente, Sirai se despertó, se preparó para salir de la cueva, y caminó por el corredor dentro de la cueva. A la mitad del trayecto hacia afuera se detuvo de la nada, había ruidos carnosos y extraños afuera. Sus instintos de pelear o escapar se activaron otra vez. Tomó su daga y tomó una pose de combate rápida, caminando lentamente hacia afuera y observando todos los ángulos posibles.

Caminaba tan lento como podía, sus puntillas enterrándose en la arena, ahogando todo ruido posible. Los sonidos venían de la izquierda, así que pegado a la pared fue dando la vuelta a la piedra.

Estaba sudando, más de lo normal, se mordía el labio, y posicionaba sus piernas de una manera que le permita saltar y correr hacia cualquier dirección necesaria. Estaba en guardia, la adrenalina se acumulaba en su sangre. Dio la última vuelta y se extrañó al ver.

Estaba el cadáver de la bestia muerta, siendo consumido por carroñeros. Aves rojas de gran pico y pluma corta devoraban los restos de la bestia. Ya que la bestia era masiva en comparación con estas aves, estaban teniendo el que es probablemente el mayor festín de sus vidas.

Sirai observó curioso, un poco asqueado por los intestinos descompuestos y huesos expuestos consumidos por los carroñeros hambrientos. El olor era poderoso, potente, y honestamente bastante asqueroso. Dejó a estas aves en paz, ya que no parecían estar interesadas en Sirai. Les echó un ojo a las plantas, sus pedúnculos engordando. Sirai tomó su cantimplora, tomó algo del agua de río, tomó un poco, volvió a recoger agua en la cantimplora, y regó las plantas.

Se quedó sentado en el borde del río, observando tanto este como el cuerpo muerto de la bestia. A pesar de no reconocerlo, en el cerebro de Sirai hay un extraño sentimiento alternativo al miedo (uno más existencial). Su cerebro reconoce que eventualmente va a morir. Sin embargo, este pensamiento no puede ser interpretado completamente; el pensamiento establece un sentimiento de incomodidad cuando ve la carne podrida y el hueso salido del cadáver. No puede describirlo, pero lo reconoce.

Se queda viéndolo, pensando en otras cosas mientras que este sentimiento actúa en el fondo de su subconsciente. Los huesos se aclaran y cubren de arena, la carne es consumida por la arena también. Semanas han pasado desde que Sirai vio morir a esa cosa; ha empezado a usar su carne podrida como fertilizante.

Otro radical día en medio de la nada, viviendo a base de frutas feas, agua, y arena. Los frutos encontrados están empezando a escasear otra vez. Un montoncillo de libros crece cada día en frente de la montaña de Sirai, y al mismo tiempo crecen las plantas plantadas, dando el fruto fructuosamente de la fertilizada tierra fértil (con heces y carne de monstruo).

Sirai ha notado una cierta planta más café que el resto. Ha averiguado a través de los libros que esta cosa es llamada "trigo", y que fue usada para alimento antiguamente. No sabe cómo tratar estas cosas, y tiene miedo de hacer algo mal y terminar con las pocas plantas de trigo que tiene. Para no arruinarlo todo de una pequeña acción estúpida, ha estado leyendo libros sobre cómo tratarle.

Al mismo tiempo de esto, Sirai ha aprendido a controlar la magia de fuego. Por cierto, hay magia, se me olvidaba mencionarlo. Por ahora sólo puede generar pequeñas llamas. Ya que Sirai aún no controla muy bien esta magia, hay veces en las que casi quema su puerta y a sí mismo con el fuego. Sin embargo, esta flama ha sido extremadamente útil, dándole la oportunidad de ver más en la noche, iluminar su cueva, y consecuentemente leer en la cueva en la noche.

Obviamente, la noche de lectura no dura mucho ya que eventualmente Sirai queda tan cansado que otra vez casi quema algo.

Las noches pasaron y pasaron. Ya no había más carne podrida, pero los frutos eran más abundantes que antes ahora. También ha empezado a tratar con el trigo. Sirai no está seguro de qué hacer con este descubrimiento aún. No ha tenido que lidiar con ningún otro monstruo.