¿Y nosotros?
Por:
PukitChan
Palabra: Miradas.
XVII
Lágrimas y sangre
La Comisión y todos aquellos quienes dijeron que no podían participar en el rescate de Izuku porque eran demasiado cercanos a él, bien podrían irse mucho a la mierda. ¿Acaso pretendían que se quedaran con los brazos cruzados, esperándolo en silencio? Nadie tenía que decirles. ¡El país entero lo sabía! Ellos trabajaban bien como equipo. Los años les enseñaron a complementarse, cubriendo las debilidades y dándole impulso a las fortalezas. ¡Habían derrotado desde adolescentes a numerosos villanos! Prácticamente se habían forjado como héroes en medio de pura mierda, ¿y ahora les decían que no eran capaces de actuar como debían? Qué idiotez.
—Shouto, iremos a salvar a Izuku.
No era una pregunta; Katsuki ni siquiera tenía que formularla. Conocía a Shouto tan bien como a Izuku y sabía desde el momento en el que ambos dejaron la agencia de Ochako que sólo era cuestión de tiempo antes de que alguno pusiera en palabras lo que ya era obvio: ellos tomarían las cosas por su cuenta. No era exactamente lo más correcto y quizá después de esto recibirían una sanción por parte de la Comisión, pero, francamente, era lo que menos les importaba en ese momento. Todo lo que necesitaban era saber cómo rescatarían a Izuku y de qué manera se moverían para no levantar sospechas. No querían que nadie los detuviera. Tenían la información básica y eso bastaba en ese momento, porque llevaban siendo héroes el tiempo suficiente como para tomar una pequeña pista y encontrar con ello toda la respuesta.
Sin embargo, aunque eso les daba una pequeña luz sobre lo que había ocurrido, no hacía las cosas más fáciles. Proteger a alguien, sobre todo a los que quería, nunca había sido nada sencillo.
Tuvieron que esperar un poco, aun en contra de todo lo que deseaban. Una noche espantosamente lenta en la que reunieron la información necesaria y en la que también Shouto mantuvo entre sus brazos a Katsuki y permanecieron en silencio, porque entre ellos sólo existía la firme promesa de salvar a Izuku. La noche no solía tener piedad con los héroes y esa en particular se llenó de todas las posibilidades negativas, aunque ninguno las quisiera. Se aferraban al otro, porque sabían que en el momento en el que todo comenzara, esos eran los instantes que les darían fortaleza.
Katsuki no estaba seguro de qué era lo que Izuku y Shouto pensaban cuando, contra todo pronóstico, estaban a punto de perder una pelea y necesitaban fuerza, pero él siempre recordaba las cosas estúpidas, como la horrenda forma de cocinar de Shouto o la amontonada letra de Izuku. Recordaba sus malos hábitos, las manías que más trabajo les costaba aceptar o cuando habían cometido algo particularmente vergonzoso. Y era ridículo darse cuenta de esas pequeñas cosas que tanto le irritaban, era lo que lo animaba a levantarse y continuar. Pero aunque eso ayudaba, Katsuki sabía que todos los héroes, inclusive alguien como Izuku, podían llegar a romperse en cualquier momento.
Tomaron la decisión al día siguiente. Asistieron a sus respectivas agencias. Hicieron papeleo e ignoraron las preguntas que corrían en torno a Izuku. Pero cuando el momento de su patrullaje llegó, ambos desaparecieron, haciendo creer que estaban en sus rondas. Necesitaban ganar tiempo, inclusive si ese movimiento apenas les diera unos cuantos minutos. Para el momento en el que todos los héroes encargados se dieran cuenta de lo que estaban haciendo, ya no habría manera de detenerlos.
Para cuando notaran que ellos habían desaparecido de sus labores diarias, Katsuki y Shouto ya estarían ahí, preparados para salvar a Izuku.
—¿Estás listo? Debemos ser rápidos. —Katsuki levantó el rostro, encontrándose con el inexpresivo rostro de Shouto. Estaban en un callejón demasiado pequeño y oscuro, escondiéndose no del maldito que había tenido la estúpida idea de secuestrar a Izuku, sino de cualquier héroe que pudiera darse cuenta de su presencia. En opinión de Katsuki, si ya estaban esperando su llegada, lo mejor que podían hacer era no llegar tarde.
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¿Y nosotros?
FanfictionEs un romance como cualquiera. Con sus altos, con sus bajos, con sus idioteces y su ternura. Es sólo una historia entre tres chicos que además de amarse, también son héroes.