PRÓLOGO

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El ser humano es extraño de por sí. En ocasiones cometemos tantas estupideces qué cuándo caemos en cuenta de los errores es demasiado tarde.

Claro que eso no le ocurre a él, pues claramente a sus veinticinco años ha cometido cientos de idioteces sin arrepentirse siquiera de una. Es consciente de lo errado de su camino, pero aún así continúa avanzando, hundiéndose, condenándose, enfermándose y ama hacerlo.

Los pensamientos que han creado su personalidad son extrañamente auténticos, su religión se basa meramente en el dolor infringido y la agonía ajena, le divierte el poder que obtiene en relación a la manipulación pura e intencional haciéndolo lo que realmente es, malsano.

Malsano,—Es por descripción básica, el mejor adjetivo que puede recibir alguien cómo él. Sus decisiones, intenciones, pensamientos y personalidad se resumen a esta simple palabra.

Algo insano, impuro, sucio, inadecuado, malsano.

Pero todo posee una delgada línea de control, un punto medio entre la cordura y locura que Taehyung está seguro de no traspasar ni en sus peores momentos dónde toda la mierda se junta amenazando con destruirlo.

Justamente cómo ahora, es su cumpleaños número veinticinco, treinta de diciembre, dos veinte de la tarde y su humor es una jodida porquería. Habría sido mejor, por supuesto que si, pero para su desgracia el imbécil de su padre, líder de Hwang, no tiene inconveniente en joderle las pelotas con su ascenso a jefe.

No quiere, odia la sola idea de convertirse en una copia de SongWon, no porqué odie los negocios de este, sino que va más allá de una simple diferencia entre opiniones laborales. Taehyung definitivamente aborrece a su padre, lo detesta, le desea muerto, bajo tierra, pudriéndose.

Si nos ponemos a pensar en la mentalidad de él, deberíamos olvidarnos de las emociones humanas, de la palabra piedad, integridad, humanidad, del estereotipo típico humano.

Él no conoce límite alguno, no siente misericordia, culpa, arrepentimiento. Nada, absoluta y plena nada.

Pasó demasiadas mierdas,—hechos horrendos que forjaron el hombre que es ahora, sucesos dolorosos, sádicos, enfermos, que lo traumaron y enfermaron al punto de casi volverlo loco.

Wéndigo, caníbal del tipo ególatra, amante no sólo del daño físico propio sino que también ajeno, definitivamente amaba dañar a los demás más que cualquier otra cosa. La posibilidad de observar cómo el ser humano es capaz de comerse su propia carne, meramente por sobrevivir evitando recibir un puto tiro en sus manos le resulta fascinante, más si la tortura acompaña dicho suceso.

Esquizoide, leve inclinación a oír voces, peleas internas, momentos de locura, con alucinaciones horrendas pero puede controlarlo, por supuesto que si. Él no es un puto loco de manicomio.

Es normal—.Dentro de lo que para él es normalidad.

Trastorno de Lima. Si, definitivamente sentía ¿empatía? no, esa no es la palabra correcta, diversión, eso. Se divertía con sus mascotas hasta destruirlas y amaba jugar con ellas al punto de manipularlas dándoles un falso amor efímero para ganarse su confianza logrando así el arruinarlos totalmente.

Era único y maravilloso, claramente si.

Nadie nunca estaría a su nivel, jamás existiría una persona capaz de igualarlo, Kim Taehyung era el puto amo del mundo, sólo él dictaba las reglas, elegía sus jugadores y sabía cómo acabaría el juego.

Porqué si algo es seguro es que V nunca pierde, jamás.

Estaba malditamente ancioso, incluso se hallaba observando el reloj en su pared mientras se encontraba fumando acostado en su cama, sosteniéndose la cabeza con uno de sus brazos por debajo de esta, contando los minutos, segundos, faltando solamente cinco.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora