Su sangre se paraliza cuando escucha dos golpes en su puerta. Espera en silencio, no está en condiciones de recibir a nadie, tampoco tendría cómo explicar esa escena. Tres golpes se vuelven a escuchar con insistencia y luego tres más. Quien sea que esté haciendo eso, está a punto de sacarlo de quicio y llevarse todo el premio de su ira. Cuando el sonido se repite otra vez, ya no puede contarlos, son demasiados.
- ¿Podemos hablar? - es a penas un susurro, pero sabe que es Tamura quien está del otro lado, en poco tiempo ha aprendido a distinguir la cadencia de su voz. El silencio permanece inmutable, incluso intenta respirar más lento para evitar cualquier tipo de ruido - por favor... puedo explicarlo...
Suena necesitado y ansioso. Ahora ya no solo tiene miedo de que escuche su respiración, sino de que también sea capaz de distinguir los latidos que retumban en su pecho. Por primera vez en mucho tiempo no tiene un plan en su cabeza, no sabe cómo actuar, así que solo espera, observándose en cada uno de los cristales rotos que lo replican desde todas las direcciones.
- No me iré hasta que hables conmigo - no puede creer que encima tenga el valor para condicionarlo. ¿Ese idiota de verdad piensa que tiene el derecho de hacerle algo así?
La sorpresa va desapareciendo, devolviendo su lugar a la rabia y a los deseos de venganza que invaden su ser. Aprieta los puños, sin importar el dolor que le producen las heridas de sus nudillos que siguen sangrando sin parar.
- Sabes que también es tu culpa, ¿verdad?
Sus ojos se abren, pasmado por la tontería que acaba de escuchar. Lo odia tanto, más que cualquier otra cosa en el mundo, incluso más que a Yu. Esa es exactamente la razón por la cual quiere destruirlo, ahora con más ganas que antes. Sin ser muy consciente de sí mismo, su cuerpo se dirige hasta la puerta y la abre de par en par, para encontrarse con la expresión desencajada del peliazul que lo observa desde el otro lado del umbral.
- Repítelo otra vez y estás muerto - Tamura piensa que su expresión molesta no puede opacar la belleza de su rostro, y, a pesar del miedo que experimenta, se alegra de poder verlo - ¿De qué manera puedo tener la culpa de que seas una perra asquerosa?
Siempre ha sabido que el resto de chicos piensan lo mismo de él, incluso lo ha utilizado muchas veces para jactarse de sus talentos sexuales, es su hazaña personal. Pero que sea precisamente él quien pronuncie esas palabras lo lastima y le avergüenza. Se sonroja ante la verdad de aquella afirmación y se toma un tiempo para procesar todo de manera adecuada.
- Tú ibas a venir con él a tu cuarto, ¿verdad? - se atreve a decir con desconfianza.
- No te importa con quién vengo aquí...
- ¿Y por qué te molesta lo que yo hago? - avanza un poco, empujando la puerta.
- Quiero que te vayas - Yaguchi coloca su mano en la cara de Tamura. No puede soportar su mirada, el azul de sus ojos es más profundo y abrumador, tanto que logra estremecerlo.
- No me... - sostiene su muñeca y siente el líquido pegajoso que ahora también está en sus dedos y en su rostro - ¿qué mierda? - lo agarra con más fuerza, para que el cobrizo no logre escapar, como había pretendido hacer. Observa a su alrededor y se percata de los fragmentos de espejo que están esparcidos en el piso - Tienes que ir a la enfermería.
- No me digas lo que tengo que hacer y lárgate de una vez - intenta deshacerse de su agarre, pero el idiota es más fuerte que él.
- Fea, para de una vez - lo sacude bruscamente y con su otra mano lo obliga a verlo, sosteniendo un lado de su rostro. El ámbar de sus ojos brilla con advertencia, son como llamas de fuego tratando de destruir todo a su paso - no lo hice, ¿está bien? - la respiración del pequeño es agitada, su pecho sube y baja con furia. Quiere calmarlo y regresarlo a la normalidad. Acaricia suavemente con su pulgar y siente cómo la tempestad amaina detrás de su mirada.
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HERMOSA PESADILLA [YACCHAN ♡ TAMURA]
Fanfiction- ¿Qué mierda quieres de mí? - el cobrizo lo mira, destilando el odio más profundo que hay en su ser. - Todo - su respuesta es simple y, sin embargo, está llena de muchas cosas que no es capaz de decir con palabras. Quiere acercarse, pero sabe que...