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—¿Quieres comer algo?—

—Mmm, no. No tengo hambre— Soobin miraba con atención su libros, habían pasado días desde que no hablábamos mucho. Era más que seguro que se sentía incómodo por la situación. 

—Soobin— dije mientras llenaba un vaso con agua

—¿Sucede algo?—

—¿Podemos hablar?— bebí un gran trago de aquel vaso. Me sentía preparada para hablar con él.

—¿Quieres hablar aquí?—

—Podemos ir a dar una vuelta, de paso que conoces el vecindario—

—Está bien— dijo con una sonrisa hecha con los labios.

Caminé hacia mi habitación, tomé un abrigo y busqué mis llaves.
En la puerta estaba él, esperándome. Con una gorra y un mascarilla negra. Era incómodo por el hecho que ahora era una celebridad, pero disfrutaba salir y tomar aire a pesar del peligro que podían ser sus fans. Aún así, salimos y caminamos por las iluminadas calles hasta llegar a un parque.

El cielo estaba nublado, y hacía un poco de frío. Pero estábamos lo suficientemente abrigados así que no tendríamos problema alguno.

—Y bien—

—¿Estás así por qué Beomgyu y yo estamos saliendo?—

El peliplateado miraba el suelo sin rastro de querer dar alguna respuesta.

—Eso es un sí—

—No—

—¿Entonces?—

—Cuando decidí venir a Daegu, lo hice por ti. Sabía que los demás te ocultaban, pero aún así por mi propia cuenta me enteré que estabas con ellos—

—No fueron tan discretos después de todo— reí.

—Sí...—

—Prosigue Soobin—

—Yo...yo vine porque quería recuperarte. Quería volver contigo, hasta estaba dispuesto a renunciar—

—Vaya...si tan solo eso hubiera dicho ese Soobin hace un tiempo—

—Sé que es tarde, muy tarde. Y créeme que no te pediré que regreses conmigo. Beomgyu y tú están viviendo su momento, eso me hace feliz pero al mismo tiempo triste—

—Soo..—

—¿Aún te amo sí? No he podido quitarte de mi mente todo este tiempo, y anhelaba, en serio anhelaba volver a verte, tenerte entre mis brazos. Pero ya no puedo, no puedo Michaela. Necesito verte feliz después de tanto daño que te hice, si tú estás feliz yo lo estaré. Porque tú eres mi felicidad, y yo...yo prometo hacer un esfuerzo por olvidarte, pero no me pidas que me aleje. Nosotros podemos ser amigos...podemos tratarnos como amigos— las lágrimas se resbalaban por sus mejillas, y su nariz estaba teñida de un leve color rojo.

—Soobin, no te pediré que te alejes— puse mi mano sobre su hombro. —Estaría encantada si tu y yo fuésemos amigos. Los mejores tal vez, eso solo lo dirá el tiempo. ¿Sí?—

—Gra...gracias— dijo con su voz quebrada. Intentaba disimular una sonrisa, pero sabía que le estaba doliendo. Aquella imagen de Soobin era tan desgarradora, me sentía triste por verlo así, pero sabía que con el tiempo esto solo sería una anécdota.

—Michaela—

—¿Sí?—

—¿Puedo abrazarte está vez? Antes de despedirme de mi última esperanza—

Esa pregunta me tomó por sorpresa, no quería que me malinterpretar pero a quien iba a engañar, también debía despedirme de cualquier otro sentimiento por él.

Sin dar un sí, solo asentí con la cabeza y este me rodeó con sus largos brazos. Sus sollozos eran notorios en mi hombro. Mientras unas pequeñas lágrimas se resbalaban por mis mejillas, tal vez recordar todo lo que sufrimos los dos estaba provocando eso. Pero una vez nos separamos, sentí mucha paz. Él lucía más tranquilo. Ambos caminamos hacia el departamento mientras copos de nieve iban cayendo, el anuncio de que invierno empezaba.





























—¿Beomgyu?— dije después de verlo pasar y cerrar de un portazo su habitación.

—Beomgyu— llamé una última vez. No obtuve respuesta.

—¿Qué le pasa?— pregunté a Taehyun.

—No tengo la menor idea—

—Yo tampoco— respondió Soobin mientras metía un bocado de snacks a su boca.
































Había esperado por él toda la noche, hacía mucho frío en la sala. Me envolví en unas cuantas cobijas, hasta que escuché su picaporte.

Caminó hacia el refrigerador y sacó jugo. El líquido cayendo en el vaso era el único sonido. Miré mi teléfono, 3 AM.

Mis párpados pesaban, pero tenía que hablar con él. ¿Le pasó algo? ¿Por qué
no quería hablar con nadie?

Antes de que cierre su puerta me quité todas las cobijas de encima.

—Beomgyu espera—

Él solo me miró, sin decir ni una palabra.

—¿Qué te sucede?—

Su mirada estaba fija en el suelo, su labio inferior era mordido. Una de sus manos hacía puño.

—¿Vas a decirme?—

—Beomgyu te estoy hablando— mi paciencia empezaba a acabarse.

Nada.

Me acerqué más a él, acortando la distancia.

—¿Vas a hablar?— lo tomé de los hombros, sacudiéndolo levemente.

En un momento tan imprevisto, me empujó.

—¿Por qué mejor no te vas con Soobin? ustedes lucen muy bien juntos—dijo un tono tan despectivo.  Acto seguido se metió a su habitación y cerró su puerta en mi cara.

—¡Bien, entonces lo haré!— dije con toda mi furia y con los ojos llenos de lágrimas.

L I M E R E N C E  [ Choi Beomgyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora