Wosacru

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Pareja y temática aleatoria: Wosacru + Platónico
(Desafío propuesto por Kikymidou29)


—Ey, ¿está todo bien?

Natasha se sentó junto a él en el sillón, el almohadón hundiéndose bajo su peso acercando sus cuerpos involuntariamente. Valentín le sonrió y se acomodó en el lugar, recuperando un poco la distancia para no estar tan apretados.

—Sí, ¿por? —guardó el celular, muy consciente del aparato en su bolsillo.
—Estás muy callado hoy.
—Me duele un toque la garganta —instintivamente desvió la mirada hacia el centro del salón, esquivando los ojos de su bajista y contemplando al resto de la banda: Cato, Gigi y Fran improvisaban una base funk que prometía. Facundo los escuchaba interesado, siguiendo el ritmo con la cabeza y alternando su atención entre la pantalla de la notebook y los chicos.

—¿Seguro que no pasa nada más? —ella lo empujó con el hombro amistosamente, instándolo a que volviera a mirarla. Había cierta inquietud en las pupilas verdes de Nat, una preocupación digna de hermana mayor. Valen masticó su labio inferior, pensando, un tic que confirmaba la sospechas de la joven. 

—¿Querés que salgamos y me contás? —preguntó, cuidando el volumen de su voz y chequeando que los demás no notaran su secretismo. Después de comprobar él también que nadie estaba pendiente de ellos, asintió, poniéndose de pie y dirigiéndose a la salida, revisando las notificaciones de su teléfono sin desbloquearlo.

—Ya venimos —anunció la chica antes de seguirlo, esperando el gesto de confirmación de Yalve, quién levantó un pulgar como toda respuesta. 

Al cerrar la puerta de la sala de ensayo detrás suyo, la música se atenuó hasta volverse un murmullo acústico que desaparecía con el sonido de los autos al pasar. La medianera que delimitaba el patio de cemento se escondía entre arbustos coloridos de flores varias y enredaderas que trepaban desde los canteros. 

Oliva se sentó en uno de los cajones vacíos de porrón que formaban un círculo en la esquina, revisando el celular una vez más. Se agarraba el cabello que caía sobre su frente en ese gesto nervioso que ya le conocían. Natasha tuvo que contenerse para no espiar sobre el hombro de su amigo.

—¿A quién no le estás contestando los mensajes? —preguntó, ocupando el lugar junto a Valentín, sus rodillas tocándose. Él alzó la vista del teléfono y la miró con los ojos muy abiertos, como si hubiese olvidado que ella estaba allí. 

—Agus —contestó, mostrándole la pantalla con las notificaciones de Whatsapp sin leer. Iurcovich alzó las cejas, sorprendida.

—¿Pero qué pasó? ¿Se pelearon?
—No, no —se apuró a aclarar—. No nos peleamos pero... —su voz se empequeñeció hasta morírsele en la garganta, le daba vergüenza ponerlo en palabras.

 Leyendo su reticencia, Nat le dedicó una sonrisa paciente y un apretón en el muslo, alentándolo a hablar. La presión de los dedos de ella sobre su pierna le provocó cosquillas, haciéndolo saltar en su sitio y alivianando la situación. Valen exhaló despacio por la nariz, correspondiendo la sonrisa y permitiéndose un momento para ordenar sus pensamientos, buscando por dónde empezar.



—¡Woah! Cuidado, rey.

Agustín lo atajó volviendo del baño. Sus brazos lo rodearon con firmeza, enderezando su cuerpo y evitando que cayera de jeta al piso. El pasillo meciéndose bajo sus pies. 

Desafío DinamitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora