Patronus

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Teddy estaba cubierto por la luz de la luna, sus padres frente a él. Tonks llevaba el cabello a los hombros, de color rosa chicle, como en su retrato, sus ojos verdes cargados de amor y hermosa; Teddy no entendía por qué su padre se veía mejor ahí que en los retratos o que los cromos de las ranas de chocolate, su cabello era más grueso y algo largo, tenía más cuerpo y menos ojeras, las manos siempre en los bolsillos y en sus labios una sonrisa amable.
-Miren esto -dijo Teddy después de un largo suspiro.
Tonks y abrazaba a Remus por el torso, él con una mano en los hombros de Tonks y la otra en los bolsillos solo pudieron ver cómo Teddy tomaba su varita, cerró los ojos un momento y acto siguiente un lobo realmente grande salía de ella, la pareja miraba aquello completamente fuera de sí.
Tonks se acercaba a Teddy, con las manos en la boca y saltando ligeramente, Remus no podía hablar, se tocaba la barca y se acomodaba el cabello.
-No, no sé qué decir, no recuerdo a alguien que tuviera un patronus tan grande, es brillante, eres excelente.
-Estamos orgulloso de ti, es algo muy importante cachorro, yo me he quedado impresionada, es magia muy avanzada.
-Mi padrino me ha enseñado estás vacaciones -Teddy abrazaba sus piernas mientras veía al lobo dar vueltas.
-¡Cuéntanos! -gritaron sus padres.
Teddy se tiraba hacia atrás riendo, estaban tan emocionados como Harry.
-Antes de eso, hay otra cosa. Estuve estudiando mucho estos tres años y por fin está semana pude hacer la posición mata-lobos, el maestro Slughorn dice que soy el el segundo estudiante que ha logrado hacerlo tan joven, el primero fue el ex director Severus.
Remus soltó un suspiro con la mano en el corazón.
-Eres lo mejor que hemos hecho, Teddy. Igual de inteligente que tu madre.
-Bueno, aunque los genes Lupin también han tenido qué ver -dijo Tonks guiñándole un hijo a Teddy.
-Bueno, ahora sí, a contarles.

Flashback.

Harry estaba sentado en la cocina de su casa, leía un ejemplar del profeta y debatía con Ginny sobre el equipo nacional de Quidditch.
-Harán lo de siempre -decía decepcionada la pelirroja.
-Les haces falta, cariño.

Teddy entraba a la cocina por un poco de té, sus primos estaban ocupados viendo una caricatura muggle.
-¿Qué hay tíos?
-No puedo dejar de ver ese arete -dijo Ginny-. Apenas me estaba acostumbrado a ver tus manos y cuello con tatuajes falsos.
Teddy sonrió y se acercó a darle un beso en la mejilla a una de las personas por las que Teddy veía como mamá.
-¿Estás listo para los hechizos no verbales?
-Pero no puedo hacer magia fuera de Hogwarts, no me gustaría abusar de mi tía mione.
-A ella no le importa, pero si te sientes mejor, vamos a Hogwarts.
-¿Pero y la directora? -a Teddy no le gustaba ser tratado diferente al resto.
-Teddy, debes de entender que afortunadamente o desafortunadamente eres alguien que conoce a mucha gente, no está mal que a veces saques provecho de eso -dijo Harry que sabía exactamente cómo se podía llegar a sentir Teddy.
-Además no estás haciéndolo para presumir -añadió Ginny-. Es como cuando vamos al campo de Quidditch Los fines de semana.
-De acuerdo -Teddy aceptaba porque de verdad quería aprender.
-Ya le he mandado una lechuza a la maestra, ahora andando, iremos en escoba.
Teddy tomó su capa de la escuela y su escoba, salieron de Grimmauld Place y atravesaron Inglaterra hasta el colegio.
Al llegar Harry palmeo la espalda de Teddy.
-Sé que hablamos de los hechizos no verbales, pero hay algo que quiero enseñarte primero. Le he prometido a tu tía que solo lo intentaremos dos veces. Es el encantamiento patronus.
-He leído de el, es magia igual de avanzada que los hechizos no verbales, pero sé que es mucho más complicado.
-Tu padre, Remus, fue el que me enseñó cuando tenía tu edad, sé que lo harás increíble, eres execelente.
-Me esfuerzo mucho -decía Teddy inflando el pecho.
-Está en tu sangre, tu madre -Harry hizo una seña con las manos-. ¡Brillante!
Harry condujo a Teddy a aquel salón de Historia.
-Es más grande que el de Defensa.
-¿Estás bien? -dijo Teddy mientras Harry se quedaba de pie mirando unas velas.
-Sí, sí, es solo que... Me trae muchos recuerdos, eso es todo, pero a ver, vamos a intentar.
Harry comenzó a gesticular las palabras y Teddy repetía, seguido de eso le enseño el movimiento de varita.
-Ahora viene lo más importante, necesito que pienses en las cosas más felices que te han pasado, no uses cuando volante en escoba -dijo entre risas-. Remus casi me golpea por haber usado ese.
Teddy pensó en la emoción de haber recibido su carta, la vez que Ginny le cantó hasta que se durmiera porque tenía pesadillas, la vez que su abuela y él habían ido a comprar sus cosas de la escuela, cuando voló con Harry hasta el mundial de Quidditch y sus padres, la risa de su mamá, los ojos de su papá, como lo veían, como le decían lo orgullosos que estaban, cuando le repetían que lo amaban, sintió un calor en el pecho, se erizo sintiéndose feliz, abrió los ojos suspirando mientras repetía lo que su padrino le dijo.
La punta de su varita se ilumino, pero nada más...
-¡Bien, bien! Lo estás haciendo excelente.
-Tío, apenas y se iluminó.
-Y eso ya es mucho, ¡Vamos! Una vez más y seguimos con los no verbales.
Teddy tomó su varita con fuerza y se dejó llevar por sus recuerdos, se concentró tanto que dejó su control de un lado, sus cabellos eran de un rosa intenso y al abrir los ojos, ya no eran grises, eran de color miel.
Un hilo de luz plateada salió.
Harry pegó un puñetazo al aire de la emoción.
Al día siguiente regresaron, pero está vez Teddy había pasado la noche entera recordando los mejores momentos de su vida.
Se plantó con los pies abiertos, agitó la varita y un GIGANTESCO lobo salió de ella. Teddy tomó la varita con ambas manos viendo emocionado aquel lobo igual de alto que él.
Harry Potter estaba estallando de felicidad, el lobo desapareció.
-Es el lobo más grande que he visto y eso que ví el de tus padres. ¡Ven aquí! -Harry apretó a Teddy contra su pecho.
Se sentaron, en las mismas escaleras, de la misma manera que años atrás. Harry saco una tableta realmente grande de chocolate y se la entrego.
-Comela, te ayudará.
-Mis padres... ¿ellos también tenían a un lobo de guardián?
-Sí, bueno, tu madre tenía un conejo, pero algo pasó y cambio a un lobo, pero no eran tan grandes como el tuyo, eso habla bien de ti, del increíble poder que tienes. ¿En qué pensabas?
-En muchas cosas, pero principalmente en ellos.

-Es que por Merlín, pensó en su escoba -Remus negaba con los brazos en jarras.
-Tenía trece, ¿en qué querías que pensará? -Tonks estaba haciendo señas con sus manos por desesperación.
-Se están desviando, ¡YA PUEDO HACER HECHIZOS NO VERBALES!
-Estamos muy orgullosos.
-E impresionados.
-E impresionados -repitió Remus.

-Hay otra cosa, tal vez es algo sin sentido, pero Vic no me habla desde ayer, al parecer se molestó porque me quedé hablando con alguien más y la dejé a un lado.
-¿Has tratado de hablar con ella? -Tonks sabía que algo pasaba ahí.
-No, Vic puede ser muy intimidante.
-Igual que su madre, son veelas -dijo Remus-. Pero aún así tienes que arreglar las cosas.
-Las cosas se arreglan hablando, no dejando de hablar -añadió su madre.
-Muy buen consejo, me hubiera servido mucho -dijo Remus abrazando de vuelta a su esposa-. Hazle caso a tu madre.
-Lo haré, hablaré con ella, se los prometo.

La despedida llegó una hora después, Teddy había prometido venir antes de Navidad, una vez al año no le alcanzaba. Llegó al colegio y recordó que no había mencionado lo bien que la había pasado con su trío Draco. Tacho el pergamino y apunto en letras grandes el nombre de Malfoy.
-Ya se los contaré en navidad -dijo Teddy que miraba el mapa rumbo a su sala común.

Luna de Colores: ERLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora