Recostado sobre mi cama traje el recuerdo vivo de nosotros dos en esa cabaña, quería ese nuevo comienzo.
Mi abuela estaba dispuesta a apoyarme en mis estudios, por un momento dudé ya que mi clara intención era comenzar por mi mismo, me asustaba claro, era despedirme de lujos, tarjetas de créditos y un cómodo estilo de vida.
- Hey - saludó.
- ¿Quién te crees para estar tantos días sin visitarme? - pregunté para Joan.
- Lo siento, pero no creas que no sé que has estado medio ocupado.
- Apostaría que Erick te contó cosas.
- ¡No, cómo crees! - exclamó en sarcasmo.
- Al fin ya dejamos las diferencias de lado. ¿Increíble no?
- Ya era hora, no creas que es fácil estar dividido entre dos amigos, en el día llegaba llorando uno y en la noche otro, necesito que pague una terapia para mi.
- Necesito un consejo, pero uno bueno y sincero - advertí.
- A ver, esa cara la conozco. ¿Qué pretendes?
Abrí el cajón sacando algo que a simple vista era algo evidente, su impresión fue inmediata, era una real locura.
- ¿Debería hacerlo?
- Wow, Chris.
- De algo que hayan servido mis ahorros de todos estos años. ¿Lindo verdad?
- Muy estilo de Erick, creo que le va a gustar.
- ¿Crees que diga que sí? Sincero - pedí.
- ¿No estarás yendo muy rápido? Hace unos días tenías un compromiso con Alex, no te querías casar y ahora esto.
- Pero con Erick es distinto, no creas que le pediré que nos casemos ahora, más bien cuando se pueda.
- En ese caso tendría lógica, pero piensa, son jóvenes y no saben si realmente estarán juntos para toda la vida - añadió.
- Bueno, quiero correr ese riesgo, existe el divorcio - reí.
- Ustedes son un par de locos, pero ya sabes, los apoyo en lo que decidan.
Las condiciones no estaban para realizar un matrimonio, aún nos faltaba mucho, pero en mi interior sentía que era él quien me hacía feliz, tenía fe en nuestro futuro, era cosa del destino y de Dios guiarnos.
- Permiso, joven lo busca su papá - añadió la domestica de mi abuela.
- ¿Mi abuela está?
- No, salió en la mañana.
Joan me miró con cierta duda, estaba en mi límite de paciencia y no pensé en nada más que bajar a terminar con todo.
- Espera, no te metas en problemas - pidió mi amigo.
- ¿Nos puedes dejar solos por favor?
- Joan está de visita, es mi amigo y si tienes algo que decirme adelante, sino ahí tienes la puerta.
- A ver niño insolente, soy tu padre aunque no te guste.
- Diste en el punto, no me gusta ser tu hijo.
Abrió la puerta dejando entrar a la persona que menos quería frente a mi, los golpes en su cara por momentos lo hacían irreconocible.
- Si que estaba enojado Erick - susurró Joan.
- Vamos al punto, tu hora en el registro civil está lista para la próxima semana, será algo sencillo, solo familia - habló.
- ¿De qué hablas? Creo que no te quedó claro que el que toma las decisiones en mi vida soy yo - recordé.
- Christopher, yo en verdad te quiero - dijo intentado un acercamiento.
- Yo no y ya deja de actuar como un completo idiota, no me casaré contigo y aléjate de mi porque no quiero recordarte viejos tiempos - advertí.
- Ya, tranquilo - calmó mi amigo.
Mis manos temblaban por las ganas de darle su merecido, ya no sabía que más hacer para que entendiera las cosas.
- Bien, entonces tomemos las medidas necesarias, me comprometo a llevar tu caso en caso de que sea necesario.
- ¿Su caso? - pregunté.
- Voy a demandar a Erick - respondió en lugar de mi padre.
- Atrévete y el que te mandará al hospital seré yo - amenazó Joan.
- ¿Y esa es tu forma de querer amarrarme? Que bajo estás cayendo.
- Tú decides.
Claramente un problema con la justicia traería serias consecuencias para Erick, su trabajo y su futuro estaban en este país.
- Ustedes ganan.
- ¡Christopher no!
- Confía en mi - susurré para mi amigo.