Capítulo 3

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Manuel había sido sincero con ella; que él la recomendara no quería decir que tuviera seguro el puesto, debía esforzarse para obtener el contrato y para hacerlo quedar bien. Había sido un gran apoyo cuando su padre las dejó. Aunque era su amigo prefirió cuidar de ellas y no aprobaba su comportamiento. Claro estaba que a Manuel siempre se le había notado el interés por su madre y nunca le había visto a alguna pareja en todos los años que lo conocía. Aquel hombre era la muestra de que enamorarse no podía traer nada bueno, el tener que aguantar ver a la mujer que quería primero con su mejor amigo y después con otro hombre debió ser terrible para él. Nunca fue un candidato.

Por más preparada que estuvo para cualquier pregunta, para afrontar cualquier adversidad en esa presentación nunca pensó que ella misma se sabotearía. Todos estaban contentos con su presentación, bueno no todos pero si se hubiera mantenido cayada o por lo menos profesional podría haber tenido más oportunidad en el puesto.

Cuando Hope, la hija de Richard llegó de visita, no pudo evitar contarle lo que había pasado y como había arruinado su carrera. Después de aquello nadie de alto perfil querría contratarla. Tanto ella como su madre intentaron consolarla.

—Mira, puede que esta oportunidad no se dio pero todo pasa por una razón. Estoy segura de que hay muchas personas interesadas en tu trabajo.

—No las que quisiera. Esta era una oportunidad que no podía desaprovechar. Además hice quedar mal a Manuel y eso no me lo voy a perdonar. No sé cómo hablaré con él o como lo volveré a mirar a la cara.

—Eres una dramática —contestó Hope rodando los ojos—. Lo que necesitas es salir esta noche.

—Mañana es mi vuelo de regreso Hope.

—Pues con mayor razón. Hace mucho que no nos vemos y necesitamos diversión de hermanastras malvadas. —Tiana no pudo evitar sonreír—. La próxima vez seré yo quien te visite en Miami y más te vale que me lleves a pasármela bien.

El resto de la tarde compartieron en familia, estaba feliz de haber vuelto y al mismo tiempo estaba tan triste de tener que regresar tan rápido pero Manuel la necesitaba de regreso en la oficina, que él fuera como su tío y le hubiera dado trabajo cuando terminó la universidad o uno de sus peces gordos no suponía un abuso a su confianza y quedarse más tiempo del solicitado. No quería verlo a la cara aun pero tampoco quería defraudarlo más.

Edric descansaba un poco sobre la amplia cama de hotel. Intentó trabajar pero le fue imposible apartar esos ojos azules de su mente. Había comenzado a pensar que aquello había sido un error y que tal vez se arrepentiría de haberla aceptado. Que sorpresa se había llevado al saber que era ella la arquitecta que esperaban. Definitivamente había subestimado su intelecto pero con esa ropa tan...Laboral que llevaba puesta no podía más que imaginar cómo se la robaba de aquel lugar y la ponía a trabajar como su asistente, esa que se encargaría de todos sus asuntos. Todos.

Movió su cabeza queriendo desaparecer aquellos pensamientos y marcó a casa.

—Hola Ester ¿Cómo estás?

—Bien señor Bell. Alaia estaba impaciente por hablar con usted. —Ese comentario logró arrancarle una sonrisa.

—Pásamela.

— ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! —ver esos risos oscuros que le tapaban los ojos era algo que le alegraba el corazón. No entendía como había podido pasar por tanto y seguir siendo la niña adorable que era.

—Hola princesa ¿Cómo estás?

—Bien. Te extraño.

—Yo también te extraño pequeña. Pronto nos veremos —Observó cómo se bajaba del regazo de Ester para ir tras otra cosa. Ese te extraño parecía vacío en esos momentos pero debía aprender a no sentir celos de los juguetes que él mismo le compraba.

VIOLENTA ATRACCIÓN +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora