𝐇𝐀𝐋𝐎

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💫
Recuerda aquellas paredes que construí.

Bueno, cariño, se están derrumbando.

La noche estaba totalmente despejada gracias al corte de luz en toda la ciudad, un villano lo había hecho hace ya unas horas pero el equipo de electricistas entre otros aún no hallaban una solución al problema y avisaron que al menos por esa noche...

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La noche estaba totalmente despejada gracias al corte de luz en toda la ciudad, un villano lo había hecho hace ya unas horas pero el equipo de electricistas entre otros aún no hallaban una solución al problema y avisaron que al menos por esa noche la luz artificial faltaría. Por ende muchos de los héroes movieron sus turnos de tarde a la noche para ocupar más terreno y no perderse de nada, aumentaron considerablemente el personal de seguridad en arquitecturas importantes como los bancos, los barrios para ricos y la UA, entre otras escuelas.
Todos estaban tan alborotados y en pánico que no veían el hermoso cielo libre de contaminación luminosa. Las estrellas brillaban más que nada y la hermosa luna resplandecía con blancura iluminando cada calle en busca de ayuda a los ojos de los héroes.
A decir verdad, Todoroki Shōto, sí había notado el hermoso cielo y uso el corte de luz como motivación para apagar su celular y hacerle creer a su molesto padre que carecía de batería, cuando él siempre trataba de mantenerla arriba de 52%, era una extraña manía que tenía y no podía evitar hacer. Aveces pensaba que era algo obsesivo.

Pero dejando la batería de lado, Shōto miraba al estrellado cielo desde su balcón con la esperanza de que iluminara su mente.
No sabía concretamente porqué sentía que el haber aceptado unirse al BakuSquad fue una mala idea y a cada minuto que pasaba esa mala vibra le invadía más y más. Eso no ayudaba, su razonamiento lógico le decía que aún estaba en periodo de prueba y que no tendría porque ponerse tan paranoico, pero no podía evitarlo, su cerebro imaginaba, sin su consentimiento, las posibilidades de que todo se fuera a la mierda. Desde él sintiendose incómodo hasta una cruel "broma" en la que se reían de él por haber caído en su trampa de "todos somos amigos y te dejaremos serlo también, solo porque Denki parece soportarte".
Era una estupidez, internamente lo sabía, todo eso de ser tan paranoico y pesimista se lo atribuía a los malos ratos que pasaba con su progenitor en su infancia.
Endeavor le había dicho que no confiara en nadie y que se consiguiera un buen rival para aplastar, le había lavado el cerebro hasta que no se consiguió uno solo sino un aula repleta de ellos.
Trataba de negarlo y repudiarlo solo para mirarse en el espejo y ver que hacía lo que él querría, era agotador evitar algo que estaba en el quiera o no aceptar.
Había estado tan obsesionado con su padre y quiera admitirlo o no aún lo estaba, aún estaba bajo los efectos, como si fuera una droga que quiere dejar pero no puede.
Solía compararlo con el cigarrillo, no es saludable y lo sabes pero una vez te obsesionas con eso es tan complicado no tomar otro para deshacerlo en tus labios. Con Endeavor pasaba lo mismo, estar obsesionado con él no le hacía bien ni psicológica ni físicamente. Todo el rencor que le tenia guardado lo alejaba de quienes afirmaban querían conocerlo. Pero también era su culpa, él mismo tenía que poner de si para tratar de salir adelante.
Debía dejar esos malos presentimientos y centrarse en ser él mismo, en conocerse y como le había dicho el rubio comenzar a pintar sin boceto previo, solo imaginarse algo y hacerlo sin tanto análisis, ir eligiendo las tonalidades a medida que el dibujo avanzaba, y no estar pensando en cómo plasmar sus problemas sino simplemente fluir con el dibujo.
A decir verdad, la "ridícula" idea del rubio canario, estaba funcionando muy bien, no solo estaba ejercitando su pintura y logrando hacer un muy buen avance sino también se sentía más ligero, mientras pintaba sacaba temas a "debatir" en su mente -o aveces con Denki- para tratar de resolverlos o mínimo debatirlos porque sí. Habían abierto su mente viendo de todo lo que se perdía y arañado su ideal.
Kaminari era mucho más inteligente de lo que incluso él mismo pensaba, le había dicho, delirante, que pensase en su "yo" perfecto, idílico y que se esforzase por ser así. En un principio le pareció de lo más ridículo, pero ¡Vaya! había tenido razón, a cada día parecía que un ladrillo de su muro se caía y él solo esperaba que se caigase por completo sin intentar detenerlo.

𝐊𝐢𝐧𝐭𝐬𝐮𝐤𝐮𝐫𝐨𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora