Recuerdos de las Sombras

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Sunburst suspiró, recostándose en el pasto y cerrando los ojos.

—¿En qué piensas?

Sin abrir los ojos, Sunburst encogió sus hombros antes de contestar—. Política, leyes, burocracias, tú sabes, cosas aburridas.

—¿Mi presencia es tan poca cosa que tienes que pensar en cosas aburridas?

Sunburst abrió los ojos, su sonrisa un contraste a la mueca que Starlight portaba, y acarició su espalda con una pluma suave de sus alas. Hace algunas semanas eso le hubiera ganado un coletazo en la cara, pero ahora su recompensa era verla temblar y sonrojarse. Ella no lo admitía, pero él sabía que le encantaba cuando hacia eso.

—No me agrada, pero tengo que hacerlo o no haría otra cosa en todo el día más que pensar en ti.

Starlight bufó y se recostó sobre el Príncipe, descansando sus patas delanteras sobre su pecho—. Eres todo un poeta...

El viento de la primavera sopló por entre los árboles, la luz del sol cayó sobre ella, dándole un halo de luz sobre su cabello morado y turquesa, sus ojos azules brillando con una chispa coqueta que hizo que su corazón se acelerada. Sunburst sonrió, una sonrisa amplia e infantil, usando sus alas para abrazarla y traerla hacia él en un beso.

Estos últimos tres meses habían sido los meses más asombrosos para ellos. Sus jóvenes corazones, que jamás habían conocido el amor, ahora solo latían por ello, pero a pesar de su inexperiencia, algo dentro de ellos sabía que lo que sentían iba más allá que simple lujuria y pasión. Para Sunburst era la chispa que estaba buscando, con tal de que la vida de Starlight y todos como ella fueran mejor, implementó y propuso leyes y normas que mejoraran la calidad de vida de los ciudadanos, era más vocal en las reuniones de la corte y hacia uso de su poder político con más frecuencia, al parecer harto de ser un simple espectador. El cambio tan radical del antes recluso joven monarca llamó la atención de todos, incluso de la Princesa Celestia, que atribuía su cambio a las nuevas responsabilidades que tenía.

Pero para Starlight, era todo lo contrario.

Este nuevo sentimiento, aunque maravilloso, hizo que cuestionara todo lo que había aprendido hasta ahora. No solo eso, sino en vivir y convivir con otros ponis en este pueblo, donde todos eran cálidos y amistosos, hacía que los motivos de Grogar para destruirlo incluso más extraño. Claro, talvez solo quería adueñarse de un país próspero, como muchos conquistadores antes que él...pero a la vez, recordando las conversaciones con su maestro de pequeña, le daban el presentimiento de que su motivo era algo más personal.

Pero fuera tal fuera sus motivos, Starlight empezó a tener dos cosas en claro: una, no quería lastimar a Sunburst ni a sus nuevos amigos, y dos, si seguían por este camino era algo que inevitablemente sucedería.

La sonrisa de Sunburst se desvaneció cuando vio la tristeza en los ojos de ella—. Star ¿Qué sucede?

Intentó cubrirlo con una sonrisa, pero era tarde, la sospecha de Sunburst había sido invocada y ella suspiró—. Nada, yo solo...pensaba en el futuro.

—¿En los felices que vamos a ser o en los hijos que vamos a tener? —dijo a manera de broma, pero cuando esto no dio los resultados que esperaba sintió que su corazón se rompía—. Todo estará bien Starlight, confía en mí.

—¿Cómo puedes ser tan optimista? —dijo Starlight, escondiendo su cara en el pecho de Sunburst, la incertidumbre carcomiendo sus entrañas al hablar—. Hay tanto que puede salir mal, hay tantos obstáculos...Sunburst, no me gusta que tengamos que ocultar lo nuestro, pero a la vez me aterra lo que pasará cuando esto salga a la luz.

El Resplandor del Sol y las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora