IV. PÁLPITO

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No deberías estar aquí, aunque resulta muy interesante. ¿Recuerdas las últimas palabras del Corazón?

—El viento mueve las cenizas, y sopla hacia ti—murmuró Corvo sin abrir los ojos. Al quedarse dormido, su mente había trascendido al Vacío. El Forastero estaba sentado con las piernas cruzadas sobre una columna rota rodeada de escombros, mirándole fijamente con expresión burlona.

Me gustaría poder decir que lo de anoche es lo peor que te he visto hacer, Corvo, pero ambos sabríamos que mentiría.. Después de tantos meses, casi comenzaba a aburrirme.

—¿Qué quieres?

La pregunta es... ¿que quieres tu? Esta ciudad esconde secretos que todavía no puedes imaginar... y no estoy seguro de que mi Corazón vaya a servirte para revelarlos.

La aparición fue difuminándose mientras recobraba la consciencia, todavía presa de la levedad apaciguadora del opio. Iba a viajar más ligero de peso, pero no era consciente.

—¿Ya? ¿Lo tienes? ¿El Corazón?—murmuró levantándose con pesadez, necesitando ayuda para ello.
—Sí...—. Garrett cogió la mano de Corvo con una sorprendente gentileza y la guió despacio hasta su pecho para que pudiera sentir su latido debajo de las capas de cuero—. Aquí.

El siguiente movimiento fue hacia delante, acortando la distancia que los separaba. Un suspiro impactó contra la mejilla de Corvo, seguido del roce de sus labios, cálidos, húmedos... Los dedos del asesino traspasaron los pliegues del cuero y las correas, tocando de nuevo su piel. El ladrón se sentó sobre él, apretando su cuerpo contra el suyo, moviendo las caderas de un modo incitante, con esa fluidez sensual que caracterizaba todos sus movimientos. Sus hábiles y cuidadas manos rozaron su cara, peinaron su largo cabello castaño. Le escuchó gemir, abrazar su cuerpo, susurrar un desesperado "más" en su oído, seguido de otro susurro con una voz muy diferente:

"Un corazón robado por otro retornado".

—... vo... ¡Corvo!—. El siguiente cachetazo pareció por fin arrancar un parpadeo de realidad en los ojos idos del asesino. Garrett estaba ligeramente inclinado sobre él, pero mantenía su cara oculta y los ojos clavados en él con algo similar a la preocupación... O tal vez al fastidio, no quedaba claro—. Vamos, despierta. Ya estamos cerca.

Garrett ladeó la cabeza, tratando de dilucidar si por fin había vuelto al mundo real o no. Por su expresión, eso parecía. El último tortazo había sido especialmente contundente y al parecer le sacó de cuajo de una realidad más agradable, aunque todavía estaba confuso.—. No me mires así. Estabas delirando y tenía que hacerte volver.

El ladrón volvía a mantener las distancias. Pese a lo hosco de su expresión, la suavidad táctil parecía seguir ahí. Corvo extendió la mano hacia su rostro cubierto como si fuera a devolverle el golpe, aunque solo pretendía acariciarlo, recuperar lo perdido. Se levantó con cierta dificultad mareada, apoyando los brazos en la pared.

—Uhg-n... ¿qué me has hecho, rata?
—¿...?—Garrett le miró sin comprender a qué se refería, ajeno a la fantasía que había atravesado la mente de Corvo en su delirio—. ¿De qué hablas?

Su pantalón delataba una apretadisima erección. Se masajeó las sienes, intentando disipar la niebla obcecada que rodeaba sus pensamientos.

—Sabes... ¿sabes esas veces en que regresas a casa después de una noche particularmente activa, sin contratiempos, y al limpiarte las manos con algún desinfectante, comienzan a arder multitud de pequeñas heridas? Rozaduras de las que no te diste cuenta en su momento, que ni siquiera observas a simple vista, pero duelen igual que si fueran grandes. Por la tierrecilla, los bordes de las cornisas, algún canalón con un borde afilado...

Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora